-¿No piensas sentarte?-el corazón me latió como loco. No tuve que
mirarle para reconocer la dureza en su voz. Estaba tan concentrada en mis
pensamientos que ni siquiera le había escuchado entrar.
Ana: no hace falta-me di la vuelta y vi como la hostilidad se asomaba
en sus ojos perfectamente delineados. Ni siquiera me moví. Impecable como
siempre y haciendo uso de su imponente presencia dio dos pasos hacia mí acortando
la distancia-así estoy bien-instintivamente entrelace mis manos a la altura del
estómago, mi cuerpo quería protegerse. ¿Pero de qué?
Bill: creo que estarías más cómoda si te sentaras-sonrió-pero como
quieras…- trague saliva y trate de evitar a toda costa el contacto visual. Jamás
me había imaginado que verle iba a impactarme a tal punto. No sabía por dónde
empezar así que llegue a la conclusión de dejar que el mismo comenzara a
confesar…-¿Quieres algo de beber?
Ana: No, gracias.
Bill: Yo si necesito algo de beber-murmuro serio- tengo la garganta
seca-dijo y se dio la vuelta para sacar una botella de agua del minibar
Ana: ¿Por qué no me llamaste antes?-me atreví a preguntar intentando
que no se me notara la ansiedad
Bill: Supuse que estarías ocupada
Ana: si me hubieras llamado lo hubieras sabido
Bill: ¿Si? ¿Qué hiciste hoy?-pregunto curioso
Ana: ¿Qué?
Bill: si, cuéntamelo-dijo sonriendo con un repentino cambio de ánimo
Ana: bueno… como sabes ya no estoy trabajando, así que…
Bill: pero sigues viendo a tus antiguos compañeros…-me interrumpió
ladeando la cabeza esperando una respuesta, supe que se refería específicamente
a Alex ¿sería un buen momento para decirle que se había ido?
Ana: no tanto…
Bill: no como quisieras…-dijo sarcástico y acto
seguido se dio la vuelta dándome la espalda
Ana: ¿A qué te refieres?
Bill: ¿Quieres que yo te lo diga?-se rio
Ana: me gustaría, porque últimamente no entiendo ni
lo que haces ni lo que quieres
Bill: lo mismo digo…-afirmo con irritación- yo que
pensé que no íbamos a perder el tiempo-bufo irónico y le dio otro largo trago a
la botella de agua casi terminándosela
Ana: Se nota que no estás aquí para arreglar las
cosas-dije e inmediatamente me arrepentí al ver su expresión.
Bill: ¿tú pensaste…?-frunció el ceño con sorpresa y debo aceptar que
me dolió bastante darme cuenta que él únicamente había venido para dar todo por
terminado.
Pero, ¿por qué? ¿Qué había ido mal? ¿A caso había terminado por
acercarse a Kim…? ¿O era que la distancia había hecho lo suyo y nos había
fastidiado a ambos?
Inesperadamente se acercó hasta donde estaba y me examino con la
mirada un momento que a mí me pareció eterno, y al parecer había encontrado
algo, algo que le había causado gracia, puesto que empezó a sonreír.
Bill -¿Qué estás buscando?-susurro despacio.
Ana: ¿Yo? –Dije confundida, puesto que movió su cabeza ligeramente
haciendo que su aliento se sintiera directo en mi boca, y poco faltaba para que
nuestros labios se rozaran-N-na-ada… -me tembló la voz pero tomando en cuenta
que quería terminar pronto con esto necesitaba demostrar valor- ¿Qué estás buscando
tú?-le pregunte decidida.
Bill: Algo más que un simple beso… -dijo
deteniéndose a centímetros de mi boca mirándome directamente a los ojos
No pude moverme, no terminaba de entender de a qué
se refería y eso cada vez me tenía más nerviosa
Bill: algo así como… -me miro de arriba abajo y luego curvo sus labios
en una sonrisa- no vayas a pensar mal.- dijo con ojos brillantes y alejándose repentinamente.
Arrugue la frente en señal de una confusión que iba en aumento sin poder evitar
que el miedo se me inyectara en las venas, era su tono de voz el que me decía
que esto no iba a mejorar, se alejó tan pronto de mí, tal y como se había
acercado-puedes estar tranquila…-se dirigió a la ventana-no te voy a tocar… -pronuncio
lentamente como para no dejar la menor duda-¿sabes?-se dio la vuelta-Hace un
momento… Pensé que te habías ido…-levanto una ceja divertido
Mis ojos se abrieron como platos y mi mente divago en su tono de burla
que no tenía otra intención sino hacerme perder el control.
Ana: No soy de las que se van sin dar ninguna explicación-le respondí contundente
y su reacción no fue otra que de
desagrado
Bill: me complace saberlo-dijo y por primera vez rompió el contacto
visual entre los dos-eso nos facilitara las cosas
Ana: ¿Nos? Te facilitara las
cosas a ti-le dije recordando el encuentro con Kim, de solo hacerlo sentía como
me hervía la sangre
Bill: ¿A mí?
Ana: ¿Quieres saber por qué había bajado? Kim quería mostrarme unas
fotos de los conciertos a los que asistió- le hice saber con la respiración
agitada y él pareció sorprendido con lo que estaba oyendo-¿No tienes nada que
decir?
Bill: ¿Qué es esto?-curvo poco a poco sus labios en
una sonrisa-¿Una escena de celos?
Ana: Después de todas las que me has hecho tú…
Como si ese comentario lo hubiera encendido, se
acercó a toda velocidad, perdiendo los estribos, su mano quiso sujetar la mía
pero se detuvo, como si el solo tacto fuera a quemarle.
Bill: Eres la menos indicada para reclamar algo-dijo
entre dientes
Ana: ¿Eso crees? Si yo no tengo ningún derecho, ¿entonces quién?-le
exigí saber indignada, sentía la cabeza a punto de explotarme. Su silencio no
hacía más que provocarme y simplemente él no reaccionaba, era como si calara la
posible respuesta en su cabeza
Toda esta situación me estaba causando un malestar físico
inimaginable, me sentí mareada de solo pensar que estaba punto de confesarme algo
que iba a ser muy doloroso, así que no pude más y me deje caer en el sofá.
Ana: Es que… -empecé a hablar como si lo hiciera solo
para mí y en realidad así era, porque en ese preciso momento caía en cuenta… Ya
no podía seguir negando que era evidente que su repentina lejanía tenía una
razón de peso detrás-por fin me voy dando cuenta del porque de tu silencio…
Bill: ¿Qué?-me miro confundido-Si crees que yo…-dijo
y un gesto de terror le atravesó el rostro- Estas equivocada…-susurro
recuperando las formas
Ana: ¿qué tan equivocada puedo estar cuando la llevaste
a ella en vez de a mí?
Bill: Yo no la lleve, ni siquiera la invite.
Ana: No me mientas
Bill: No lo hago
Ana: Mentiroso
Había pensado que estaba furioso por la forma en que se inclinó rápido
sobre mí, sosteniendo mis hombros con firmeza, pero en vez de notarlo enojado
era como si quisiera transmitirme sin hablar que estaba siendo sincero, pero si
algo sabía era lo convincente que podía llegar a ser, y esta vez no iba a poder
engañarme, los hechos hablaban por si solos, además ese confort no le llegaba a
la mirada, llena de hielo.
Bill: Mejor calla… O vas a ahogarte con tus propias palabras-advirtió
levantándose. Luego tomo su distancia hasta donde le pareció prudente- Si es
por eso que estás molesta… puedes estar tranquila, no te estoy mintiendo-dijo
impasible
Ana: Bien…-cierta parte de mi quería creerle, necesitaba hacerlo-supongamos que no… -respire hondo-de todas
formas, te olvidaste de mi por completo-dije sin poder controlarme, no quería
verme débil ante él pero la situación me estaba rebasando y mis impulsos hacían
acto de presencia
Bill: Lo lamento-Por un breve momento lucio arrepentido, como si eso
también le doliera-pero… no era lo más
conveniente…-concluyo frio.
Ana: ¿Qué no era lo más conveniente?-repetí con las misma frialdad-¿De
qué estás hablando? Dímelo de una vez y…- Me largo de una vez por todas, quise
decir pero las palabras simplemente no me salieron.
Bill: exiges muchas respuestas para tú no dar ni
una…
Ana: Ya basta. Me canse...-pase mis manos por mi
cara y mire al techo como buscando que el tiempo se detuviera un momento,
quería que solo me dijera que todo se había terminado, pero poco a poco fui
entendiendo que lo que él quería era que precisamente fuera yo quien lo
hiciera, y si fuera más paciente seguramente no hubiera dicho las palabras que
ya estaban saliendo de mi boca-Si sabes que esto ya se acabó al menos deberías tener
el valor de decírmelo todo.
Bill: ¿Se acabó?
Ana: ¡Por favor! no juegues conmigo-le grite
exasperada-sabes bien que a eso viniste, ¿O, no?
Bill: Si-acepto.-Hasta ese punto no sabía cuánto iba
a doler escucharlo y ahora lo estaba
experimentando.
Ana: ¿entonces?-dije a penas, no supe cómo estaba
logrando contenerme y no sabía cuánto podría aguantar.
Lo mire un instante, el cual fue suficiente para añorar los momentos
que habíamos pasado juntos, inmediatamente cerré los ojos, todo parecía tan
irreal, se sentía como si en cualquier momento fuera a despertar y al hacerlo, sabría
que todo estaría bien, tal como lo había dejado, con él a mi lado…
Ana: Escucha-dije intentando tranquilizarnos a ambos, o a mí, porque
no sabía cuánto podía guardar la compostura en su presencia-si todo llego a su
fin, al menos podemos ser sinceros.
Bill: Eso quiero.-Dijo pero no parecía tener ninguna intención de
comenzar a hablar.
Ana: bien…-tenía la sensación de lágrimas a punto de salir-Te prometo
que seré sincera si tú lo eres.
Bill: ¿Me prometes?-frunció el ceño y me miro atentamente queriendo provocar
algún tipo de reacción- ¿Desde cuándo te gusta hacer promesas?-espero en
silencio y yo quería contestarle pero el nudo que tenía en la garganta no me
dejaba hacerlo-Sino lo vas a cumplirlo mejor no digas nada
Ana: Deberías tomar tus propios consejos- le dije furiosa-si nos volvemos
a los últimos hechos, tu palabra ya no vale de nada…
Bill: ¿Si no vale nada, qué estás haciendo aquí?
Ana: Bueno… Si no mal recuerdo… “Estabas deseando verme”, ¿no?-dije cruel y pude ver lo mucho que le estaba molestando oírlo, hasta
a mí me sorprendía el cinismo en mi tono
de voz, pero, si él estaba jugando sucio, ¿por qué yo no?
Bill: ¿Viniste a cumplirme ese deseo? ¿En qué más puedes complacerme…?-pregunto
cínico
Por un momento creí firmemente que podía jugar tan bien como él pero
el nudo cada vez más grande en la garganta me hacía saber que no era así. Nada
más escucharle se me revolvió el estómago de una forma que no creía posible. Sus
labios se curvaron en una media sonrisa complacido por la reacción.
Bill: no me malinterpretes. Si hay algo que queremos el uno del otro,
es solo la verdad-dijo contundente- Y a decir verdad hay algo que me gustaría
saber… -Bill camino y luego se sentó frente a mí en el otro sofá-¿Qué fue lo
primero que hiciste después de que te quite la seguridad?
Ana: ¿Qué hice?-me enderece en mi lugar, las lágrimas que querían salir
no lo hicieron porque mi atención entera estaba dirigida a lo absurdo que era
su pregunta, no entendía hacia donde quería llegar. ¿Era por la seguridad, por
qué nos habíamos rehusado a tenerla? ¿Por eso estaba así?-Seguir con mi
vida-conteste finalmente-seguir tal y como era
antes-Bill negó con la cabeza ante mi respuesta y riendo como consigo
mismo me devolvió la mirada de incertidumbre que yo le estaba lanzando.
Bill: Ese, ese precisamente es el problema.-Su seriedad me dejo
perpleja, ya no sabía que decir o qué no decir, porque hiciera lo que hiciera
parecía que siempre me perjudicaba.
Ana: Si no me dices lo que pasa…
Bill: ¿para esto querías que viniera?-me interrumpió furioso-Me estás
haciendo perder el tiempo.
Ana: Entonces mejor vete a resolver tus asuntos laborales… o lo que
sea a lo que hayas venido es lo verdaderamente importante, ¿no?
Bill: No vine por ningún asunto de trabajo, si estoy aquí es solo… Por
ti.
Ignore su tono meloso, que solamente lograba ponerme nerviosa y por
nada del mundo quería que lo notara.
Ana: No sé qué más decirte.
Bill: Voy a ayudarte y te voy a preguntar una vez más. ¿Qué hiciste el
día de hoy?
Ana: Estuve en casa.
Bill: ¿Sola?
Ana: Si, Valeria no estaba, solo……-en ese momento recordé a Alex, no
supe cómo había olvidado que había estado en el departamento, mi reacción al
reconocimiento fue muy notoria, los músculos se me tensaron solo de imaginarme
como Bill podría saberlo.
(...)
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