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martes, 26 de marzo de 2013

Capitullo 69


Tom: no quiero que lo seas-dijo preocupado.-Quiero… quiero que lo intentemos…

Valeria sintió como el corazón le daba un vuelco desesperado,  levanto la cabeza y le miro tratando de contener unas lágrimas y por un momento  pensó que todo era posible.  Por un momento.

Valeria: ¿te estas burlando de mí?

Tom: No. Jamás había hablado más en serio en mi vida.

Valeria: Es…Es que no te creo-acepto con dolor-Tom  la observo medio instante, y se dio cuenta de todo.

Tom: bien, comprendo… entonces no puedo hacer nada si no me crees. Vamos a dejar esto como un buen recuerdo.

Valeria repitió esa petición en su mente y tuvo ganas de llorar, no quería que se quedara en un recuerdo…  “vamos solo lucha un poco más, demuestra que valgo la pena para ti, por favor, un poco más y…” se decía para sus adentros, pero cuando vio la expresión de él supo que no lo haría, que no sentía nada fuerte como para luchar por ella.

Tom: puedes quedarte aquí si quieres… voy a buscar a los demás-anuncio y salió de la habitación.

(…)

El viaje de vuelta se me hizo más corto, Dean ya nos estaba esperando en el aeropuerto, llovía sin tregua, lo bueno era que aquí no se enlentecían las cosas más de la cuenta como pasa en México cada vez que llueve.  Extrañaba estar allá, en mi casa, mi hogar, extrañaba a mis papás, mis amigos, la comida, la gente, tan distinta a la de aquí, que tenían su encanto pero como eran en México nunca. Lo tenía decidido me iría a mediados de  junio a casa, seguramente las cosas ya se habrían calmado con mi papá, tuvo su tiempo para pensar, para relajarse y adaptarse, al igual que yo. Lo cabeza dura que era, lo herede de él, y yo tenía asimilada la situación, al menos de mi parte no iba a ser más infantil de lo que ya había sido. Le había enviado un correo a mi madre antes de subir al avión con la noticia, dentro de dos meses iría de vuelta a México. ¿Bill podría acompañarme? ¿Tendría tiempo? Con eso de que ya tienen su agenda hecha… No me menciono que haría en junio… No dejaba de hablar de que irían a Japón al final del mes, estaba loco de la emoción, no se lo creía, desde que lo conocí no lo había visto así, me daba tanto gusto verlo tan feliz, pasarían ahí un par de semanas, y durante mayo más que nada estarían en Alemania y en julio tenían fechas pactadas en Italia, pero en junio no menciono nada…  ¿será que si pueda ir conmigo? Ojala, al menos unos pocos días…

Los días siguientes continuaban de la misma forma, de nuevo a la rutina, y de nuevo a las llamadas diarias con Bill, a excepción de los días que estuvo en Tokio, solo mandaba algunos mensajes diciendo lo increíble que era y el poco tiempo que tenían debido a que pasaban de entrevista en entrevista, en la oficina mi trato con Alex era cada vez más impersonal, pero al menos nos tratábamos con cordialidad, y en cuanto a Valeria,  la notaba seriamente  irritada cada vez que Dean le cancelaba, realmente se veían  poco,  al parecer por la gran carga de trabajo y Valeria no quería quedarse en casa, insistía demasiado en que saliéramos a dar la vuelta, era como si no soportara quedarse una tarde tranquilamente en casa y por lo mismo yo tampoco podía relajarme.

Ni siquiera cuando no dejaba de llover, como ahora, que nos encontrábamos refugiadas en una cafetería cerca del departamento esperando a que se apaciguara el agua.

Ana: ¿Cuándo vas a decirme que es lo que te pasa?

Valeria: es que no me pasa nada.

Ana: desde que regresamos de España te noto rara, además ya no soportas estar en casa, siempre quieres salir y antes no te gustaba en absoluto, preferías mil veces quedarte leyendo un libro que irte de fiesta. Me duele que no confíes en mí y no me lo cuentes.-endureció la expresión y fijo su vista en la revista que tenía en las manos, no me lo iba a contar…

Valeria: Tom…-susurró- Él y yo… la noche del concierto… -frunció los labios.

Ana: lo sé…-le confesé y ella abrió mucho los ojos, una pequeña expresión de enojo paso por su rostro pero le prosiguió una de alivio.

Valeria: me siento culpable y si no estoy con Dean no puedo evitar acordarme de eso y a veces quiero decírselo pero él no se lo merece…

Ana: bueno lo hecho, hecho esta, ¿pero acaso tú estás…?

Valeria: No.-dice alarmada.-Claro que no. Oh Dios… -suspiro-¿qué harías tú?

Ana: bueno yo lo confesaría… y que pase lo que tenga que pasar

Valeria: ¡mientes!

Ana: no, no lo hago y lo sabes

Después de su confesión y que seguimos examinando los pros y los contras acerca de que se lo contara a  Dean, solo ella sabría que haría, pero al menos desde ese momento se le notaba que ya no estaba tan preocupada al respecto, era como si se hubiera quitado un gran peso de encima, ahora que había liberado ese secreto… secreto que yo ya conocía, y Bill por supuesto, no se lo dije pero creo se lo podía imaginar, tratándose del hermano…

(…)

Llamada telefónica.

Ana: Diga

Xx: ¿Cómo está mi niña hermosa?

Ana: ¿Bill? ¿Eres tú?

Bill: Si, soy yo. ¿Quién más te dice como yo lo acabo de hacer?

Ana: eh… nadie.

Bill: ah-dijo poco convencido.

Ana: Solo tú.

Bill: ¿Entonces por qué no sabías que era yo?

Ana: porque es sábado y son las siete de la mañana Bill, no te enojes, ¿sí? Te extraño.

Bill: ¿enserio?- a veces era demasiado inseguro, a pesar de lo que pudiera aparentar, y el que dudara de algo así me extrañaba bastante, por todos los medios ya se lo había dejado claro, siempre que hablábamos se lo decía o le mandaba mensajitos para demostrarle el cariño que le tenía, lo que más quería era verlo feliz.

Ana: Si. ¿Y tú?

Bill: Cada momento-soltó sincero o al menos eso me parecía.

Ana: ¿De verdad? Mm… aunque ya sabes que si hubiera alguien que te interese… puedes decírmelo y…

Bill: Que no. No sé cuántas veces tengo que decirte que no hay nadie más. La única que me interesa eres TÚ. No me hagas ir allá para dejártelo claro.

Ana: Tal vez deberías…-le dije juguetona, la verdad era que me hacía muy feliz cuando me hacía saber que el sentimiento que le tenía era correspondido.

Bill: No me retes Ana…

Ana: ¿Por qué no? Si así te veo…

Bill: ¿quieres verme?

Ana: claro que sí, ¿Cuándo crees que…?

Bill: todavía no lo sé, siempre que creo que tendremos unos días resulta que hay un nuevo evento o una entrevista, pero pronto, estoy deseando verte

Ana: y yo a ti

Bill: te llamo en la noche

Ana: está bien, que tengas un lindo día

Bill: tú también niña, hasta en la noche.

Fin de la llamada

Podía definitivamente acostumbrarme a eso para siempre… y eso no era tan bueno… pero ya no me importaba si era bueno o malo, lo disfrutaba demasiado, lo quería, si, por fin mi corazón y mi mente aceptaban  que quería demasiado a ese chico de cabello alborotado, y ese sentimiento me tenía feliz permanentemente, así que correría el riesgo.

Me guarde el teléfono en el bolsillo del pantalón y salí directa a la tienda para comprar algo para desayunar, no había mucha gente así que no tarde casi nada, casi llegaba al departamento cuando mi celular comenzó a sonar, pero tenía las manos ocupadas tratando de abrir la puerta y de cargar las bolsas en una sola mano, la llamada se cortó, así que me fui a la cocina a dejar todo en su lugar, si era importante ya me llamarían de nuevo… Cuando entre Valeria ya estaba sentada bebiendo café, puse las cosas en la mesa y me serví un poco  de la cafetera, estaba caliente todavía, iba a sentarme con ella cuando mi celular volvió a sonar, quizá era Bill de nuevo, me apresure esta vez y vi que no era él. Era mi madre. Lo cual era demasiado extraño considerando las horas que tendría ella en México.

Ana: ¡Mamá! ¡Hola!-le salude emocionadísima, la extrañaba tanto.

Xx: Hola hija-contesto con su tono mesurado de voz.

Ana: Y eso que me llames a estas horas, ¿paso algo?

Xx: todo está bien, pero si paso algo, estaba esperando que fuera buena hora para llamarte-contesto bajando todavía más el volumen de su voz, ya me estaba asustando, usualmente tenía ese tono alegre.

Ana: ¿Cómo que buena hora? ¿Qué paso mamá? Dime por favor, no me asustes.

Xx: No quiero asustarte, es solo que…-hizo una pausa-se trata de tu papá, está bien pero tuvo una reacción a su medicamento.

Ana: ¿Qué? Pero ¿está bien? Dime mamá

Xx: está bien, es solo que…

Ana: ¿qué? ¿Es solo qué, que, mamá?

Xx: el medicamento ya no le está ayudando, van a tener que operarlo de nuevo.

Ana: ¿qué? No, no, no-hacía tres años lo habían operado del corazón, y se suponía que después con el medicamento ya no necesitaría ninguna otra cirugía-dijeron que era poco probable que lo volvieran a operar mamá…

Xx: lo sé hija, pero…

Ana: ¿Cuándo lo operan mamá?-dije tratando de tranquilizarme, porque en cualquier momento sentía que iba a romper en llanto, cuando lo habían operado había sido una angustia inmensa, y los días posteriores fueron peores, porque parecía que no se recuperaba, otra operación no, y él, que odiaba los hospitales.

Xx: el martes

Ana: ¿qué? ¿Es…este martes? ¿tan pronto?

Xx: Lo que sucede hija es que… hace un mes lo programaron, es solo que no queríamos preocuparte

Ana: pero mamá, me lo hubieras dicho antes, es que… ¡no debiste ocultarme algo así!-dije elevando un poco la voz, pero me calle antes de decir cualquier tontería. –Estaré en México lo antes posible. 

Capitulo 68


En vez de detenerse, él rozo su mejilla y recorrió su cuello, le complació darse cuenta que ella se había estremecido, eso sería todo. Nada iba a pasar.

...

Iba a detenerse,  pero seguido cuando Valeria emitió un suspiro que le hizo saber que podía continuar, además de que ese sonido le hizo perder la razón.

La hizo pegarse contra la ventana,  coloco una mano en su cintura mientras la otra la enredaba en su cabello, completamente seguro de su aprobación sus dedos largos y ágiles se movieron hasta el cierre de su chaqueta, el cual fue bajando lo más despacio que podía mientras seguía estos con la mirada palpando lo que tenía ante sus ojos.  De inmediato fue en busca de su boca, sus manos esta vez se deslizaron bajo su  blusa, su piel era muy suave, le pareció que era como si tocase seda.

Valeria, se sentía intimidada,  su cuerpo empezó a moverse en un leve temblor, Tom se dio cuenta y apretó su frágil cuerpo contra el  suyo. Las palabras no eran su fuerte pero demostrar lo que quería si le era más sencillo. Tom iba dictando en silencio los pasos a seguir. Se apartó por un brevísimo instante, la tomo de la mano y le hizo seguirle.

Con sumo cuidado la hizo   recostarse,  al tiempo,  que el también quedaba  encima de ella. Valeria le abraza y acaricia sus hombros firmes y su amplia espalda, se deja llevar por él.

La ropa desaparece, el besa sus hombros con dulzura. Sus manos y su lengua recorren por completo ese cuerpo que hace tanto había deseado.

Debajo de él, el pequeño cuerpo se estremece, le sigue acariciando en sutiles  movimientos  impropios de él, ella lanza un suspiro y este llega haciendo eco a sus oídos, haciendo que perdiera  la poca voluntad que le quedaba.  Ella arquea la espalda entregándose a él  completamente. Tom la observa antes de cerrar los ojos. La sensación se intensifica. La escucha gemir aun con  los ojos cerrados, y el también gime.

Abre los ojos y la mira,  y como si su vida dependiera de ello, va en busca de su boca, toca, lame, muerde y besa esos labios, su lengua se introduce en su boca jugando a su antojo. Le toma suave los muslos y los eleva, ella siguiendo sus indicaciones aprieta las piernas con fuerza  alrededor de su cadera. Las respiraciones entremezcladas se aceleran. El entierra la cabeza en su cuello y gime sin reprimirse, a su vez ella encaja sus uñas en su espalda y los movimientos adquieren todavía más profundidad.

Valeria comienza a sentir pequeños espasmos que la recorren de un extremo a otro sin piedad. Se abraza  todavía más a él. Él le corresponde envolviéndola en sus brazos como queriendo protegerla del mundo entero.  El estado de éxtasis los hizo presa a los dos, entonces el mundo dejo de girar…

(…)


Cuando abrió los ojos ya era de día, y quizás algo tarde, lo supo  por la fuerza de la luz al entrar en la habitación a través del enorme ventanal situado a un lado de la cama. Poco a poco se fue levantado hasta quedar sentado en la cama  desde donde miro a Valeria en silencio.

Ella estaba sentada frente a la que era su laptop, a su lado tenía una botella de agua y un vaso que supuso contendría café, llevaba puesto un pantalón de mezclilla  deslavado y una blusa  color rosa que a su parecer  la hacía ver sumamente dulce además que dejaba ver una buena parte de piel, de pronto una sensación abrasadora le recorrió,  al  perderse en el tatuaje que ella tenía en la parte baja del costado derecho. Era un tatuaje de tamaño medio,  en forma de una especie de espiral que daba hasta lo que era el tatuaje de la  torre Eiffel,  con el que se había deleitado a su gusto la noche anterior.

Cuando se percató que ya había despertado, se revolvió nerviosa en su lugar. Después de lo que había pasado ¿Cómo iba a mirarle a los ojos? Para el,  posiblemente no significara nada, no le  daría  ninguna importancia,  una noche más con una chica más… debía estar más que acostumbrado pero en cambio para ella... El corazón le palpito apresurado cuando escucho su voz grave haciendo eco en la habitación.

Tom: ¿qué hora es?-pronuncio cuidadosamente  para no asustarla.

Valeria: pasan de la diez-contesto rápidamente denotando  ansiedad, se mordió la lengua por actuar de esa manera tan torpe, y aunque Tom se percató de su nerviosismo hizo como si no se  hubiera dado cuenta.

Tom: vaya… bueno todavía es temprano-dijo en tono despreocupado.- ¿Qué haces?

Valeria: eh… ah… yo… espero que no te moleste que haya tomado tu computadora- lo miro directamente a los ojos, demasiado tarde para arrepentirse de hacerlo, él  la miraba de la misma forma sin parpadear esperando a que continuara- es que tenía que mandar unos correos urgentes, te juro que no he visto nada más…

Tom: está bien. Confío en ti…-Valeria dudo si el realmente conocía la magnitud del peso de esas palabras, al parecer él también fue consciente de ello y agrego a su vez de forma despreocupada- úsala el tiempo que quieras

Valeria: bueno de hecho ya termine,  gracias- las mejillas se le pusieron del mismo color que su blusa, acción que a Tom le provoco ternura, sintió ganas de sonreír pero no quería que eso la hiciera sentir incomoda y que terminara por marcharse. 

Tom: ¿eso es café?- señalo con la mirada el vaso que Valeria tenía en la mano

Valeria: sí. ¿Quieres? Todavía está caliente- hizo amago de ponerse de pie

Tom: no te levantes, ya voy yo

Se quito la sabana de encima mientras Valeria  volvía rápida la vista a la computadora. El todavía estaba desnudo. Busco su bóxer con tranquilidad, se lo puso y luego los pantalones y una camiseta,  tomándose su tiempo.

Valeria: cuidado. Esta caliente.

Demasiado tarde para atender la indicación, le había dado un gran sorbo y se había quemado la lengua.

Valeria: te lo dije-se rió

Tom: no te rías- balbuceo- no ves que me duele

Valeria: por eso me rio, pareces un pequeño niño. Te lo advertí.

Tom: ya me lo dijiste… como tú no te quemaste

Valeria: no exageres

Ella se había puesto de pie ahora tenía a Tom enfrente mirándole a los ojos, aun así se sintió menos tensa.

Tom: ¿te levantaste temprano, no?

Valeria: sí. Tenía unas cosas que hacer. Fui a correr, luego me duche y ahora acabo de terminar de enviar unos  pendientes.

Tom: ¿Qué fuiste a correr?

Valeria: si

Tom: ¿a qué hora?

Valeria: a las siete

Tom: ¿¡qué!? Enserio que tu me das miedo

Valeria: ¿yo? ¿Por qué?

Tom: mira que levantarte a las siete… esas horas son sagradas para mí. Si yo no tuviera presión por tener que trabajar o hacer  algo,  no me levantaba en toda la mañana

Valeria: ya, me imaginaba algo como eso…

Tom: ¿has visto a los demás?

Valeria: no, a nadie.- bajo la pantalla de la computadora y se alejó con lentitud- Bueno te veo más tarde- parecía que hacía los movimientos en cámara lenta o eso le pareció a Tom.

Tom: ¿A dónde vas?

Valeria: a dormir un poco, no he dormido casi nada-se sonrojo inmediatamente  y se maldijo por hacer ese comentario, por estar con Tom casi no había dormido nada, y lo menos que quería era hablar de eso, y resultaba que lo estaba haciendo.

Tom: puedes quedarte a dormir aquí.

Valeria soltó la perilla de la puerta y se volteo para mirarlo, su  expresión   era seria, sin  dejo de malicia, sarcasmo o cinismo.

Solo él podía ponerla nerviosa con tanta facilidad. ¿Qué pretendía? Lo menos que quería era que  pensara que podía tomarse ciertas libertades después de lo que paso… Vale que había pasado la noche con el pero no significaba que iba a volver a suceder.

Valeria: no creo que sea correcto…

Tom: ¿por qué no?

Valeria: ¿qué crees que van a  pensar los demás?

Tom: ¿quiénes?

Valeria: Georg, Gustav, David,  tu hermano…

Tom: no van a pensar mal de ti, si eso es lo que crees.

Valeria: de todas formas-dijo con las palmas de las manos humedecidas-aunque así fuera, no creo que este bien quedarme aquí

Tom: ¿qué?-decía con cara de alucinación-si te has pasado la noche entera  aquí-en eso a Valeria se le subió el color a las mejillas, ella que ni quería tocar el tema, había provocado que saliera a flote-además ayer no te pareció  mal…  No hicimos nada malo-agrego al ver como se ponía cada vez más nerviosa.

Valeria: tal vez a ti te da igual pero… -se quedó con la palabra en la boca porque Tom la había interrumpido

Tom: ¿por qué asumes cosas por mí? Tú no sabes nada

Valeria: ese es el problema, nunca se cuándo tomas algo en serio… además lo que paso…-decía con un tono de frustración en la voz- yo… yo estoy con Dean… -se instaló un dolor en su pecho tan pronto dijo su nombre-no está bien…  lo que hicimos…

Tom: Hicimos lo que sentimos. Punto. No hay nada de malo en ello.

Valeria: Tom…

Tom: yo no me arrepiento de nada-le hizo saber, hizo una pequeña pausa para pronunciar lo que se le había atorado en la garganta-Quédate…

Valeria lo observo con una expresión que podía leerse a miles de millas. Entonces Tom supo que no se había dado a entender y lo había malinterpretado.

Valeria: A pesar de todo… de lo que paso… y aunque no lo creas no soy como las chicas con las que estás acostumbrado a salir.-sentenció.

Tom: lo sé, lo sé, no quise decir…
                                                                               
Valeria: está claro que no va ocurrir lo que pretendes…

Tom arqueo la ceja  entre sorprendido,  divertido, molesto  e intrigado por conocer sus pensamientos, aunque era evidente que otra vez  lo estaba juzgando. Detestaba que lo hiciera.

Tom: ¿sí? ¿Y según tú, que es lo que pretendo?-dijo  con chulería  acercándose a ella

Valeria: sabes de lo que hablo…

Tom: no, no lo sé. ¿Por qué no me lo dices?

Valeria: lo que quiero decir es que… no por lo que paso vayas a creerte con otros derechos... Esto no va a volver a ocurrir.

Tom: ¿ha, si? ¿Tan segura estás?

Valeria: s-i.

Tom se acercó asemejando la   intención de besarla, ella no se movió un milímetro, pero se detuvo rozando sus labios solamente y luego se retiró.

Tom: vaya… no pareces tan convencida- dijo con triunfo en la voz y  con una sonrisa de medio lado.

Valeria: de eso hablo Tom… yo no voy a convertirme en un juego…-dijo dolida.

Tom: no quiero que lo seas-dijo preocupado.-Quiero… quiero que lo intentemos…

domingo, 24 de marzo de 2013

Publicación de Capitulos

Después de algunos meses, en que he madurado (...) o al menos me he hecho más vieja, al igual que las lectoras... xD he publicado por fin los siguientes dos capítulos desde donde me había quedado... que son el capitulo 66  y el capitulo 67, el martes publicare el que sigue y así estaré publicando muy, muy seguido hasta llegar al final para comenzar algo nuevo... agradezco a las personas que han leído y que continúan con curiosidad sobre saber que más pasaba,  espero se entretengan un rato y soñemos juntas con un grupo que nos ha cambiado la vida, para bien, espero...

Capitulo 67


Fui recorriendo  la fila y examinando los rostros lo mejor que los nervios me permitían, pero era imposible había demasiada gente. Empecé a escuchar una lejana musiquita hasta que me percate que era mi celular, lo busque una y otra vez revolviendo el contenido de mi bolsa, la música dejaba de escucharse y luego volvía a sonar, lo alcance a contestar a la cuarta vez.

Ana: ¿Valeria? ¿Dónde estás?

Valeria: eehh… no sé, pero deberías venir… la fila se mueve muy rápido…

Ana: ya me di cuenta ¿pero donde estás?

Valeria: déjame ver…-hizo una pequeña pausa- estoy… creo por el estacionamiento del lado… derecho… hay muchos árboles… y hay un… ¡monumento!-grito feliz

Ana: ok… estoy viendo uno… creo que se cual es… -colgué y corrí de nueva cuenta subiendo varios escalones hasta llegar a donde se suponía estaba aquel monumento… entonces vi a Valeria un poco más adelante, la fila ya se había detenido.

Me coloque a su lado pasándole la bolsa en donde iba la comida, mientras yo tomaba un poco de aire.

Sin proponérnoslo éramos de las primeras que estábamos más cerca de una de las rejas de entrada.  De nuevo volvimos  a sentarnos en el suelo mientras comíamos, dos horas más tarde estábamos ingresando al recinto en medio de la locura  y la histeria.

Fuimos de las primeras en llegar, la presión era demasiado fuerte pero no se comparaba con lo que fue cuando la cortina blanca que cubría el escenario cayó al suelo, como respuesta un grito ensordecedor por todos los espectadores se hizo escuchar y casi juraba que eso hizo vibrar el lugar.

Lo que asemejaba con ser una nave espacial comenzó a abrirse, recordé cuando vi parte del escenario en Londres, los primeros en dejarse ver sobre el escenario fueron Georg y Tom, mientras de fondo se oía la voz de Bill, quién se dejó ver pasados unos minutos más al igual que Gustav.

Valeria y yo coreamos una a una las canciones, gritando y saltando más histéricas que los propios seguidores.

Tom mostró  el talento que tenía de sobra, no solo tocaba la guitarra sino también estaba haciendo los coros y por si fuera poco también tocaba el sintetizador y el piano, aun así lucía un poco serio, sin hacer muchos movimientos sobre el escenario más los que ya estaban planeados con anticipación, y aun así, creo que nadie se había dado cuenta de ello, me parecía extraño pero se trataría de cansancio tal vez.

Gustav deposito su energía en cada golpe que daba a la batería, se ganó la simpatía de los asistentes logrando conectar con todo el público.  Bill presumía de una potente voz, demostrando una fuerza y una presencia indescriptible, él sabía exactamente que hacer para impresionar a sus fans. Georg mostraba una desenvoltura natural en el escenario,   estaba como pez en el agua, se le notaba  la madurez y experiencia, demostrando que nació para ser músico y para estar parado sobre un escenario, haciendo uso también de su encanto para hacer suspirar a las fans.

Todos en conjunto sabían como emocionarte  y hacer vibrar cada fibra de tu cuerpo.

El concierto estaba por terminar, me lo indicaban las lágrimas de las fans, nosotras estábamos ubicadas de lado de Georg así que hice todo lo posible por tratar de avanzar y lograr que nos viera pero una chica que estaba adelante no solo no nos lo permitía, sino que me pareció que aquello se ponía muy violento, porque después ella y sus amigas empezaron a empujarnos, así que por nuestra propia seguridad desistimos del intento. Fue hasta que Georg se acerco un poco que Valeria y yo le llamamos en un grito que nos desgarro la garganta a las dos, pero lo habíamos conseguido. ¡Nos había mirado!

Se acercó un poco más, sin dejar de tocar. Con la mirada le daba a entender que no fueran a irse de ahí, que le dijera a Bill, porque a esas horas de la noche sería difícil buscar el hotel nosotras solas,  no sé si me entendió o no,  pero respondió guiñándome un ojo antes de retirarse del escenario junto con los demás.

La gente fue saliendo poco a poco, nosotras les mirábamos mientras pensábamos que hacer, lo más inteligente sería llamar a uno de ellos, estaba a punto de hablarle a Bill, cuando me percate que alguien muy familiar se acercaba a nosotras, hasta que al fin le reconocí. Era Toby.

Le  saludamos y ya de ahí, él nos condujo  hasta detrás del escenario,  de lejos me pareció que era Tom el que estaba ahí hablando ¿con una chica? Era el. No cambiaba… no sé porque me extrañaba.

Cuando nos fuimos acercando,   la chica ya se estaba despidiendo de él, cuando se fue Tom se quitó  la banda de la cabeza, pasándose  una toalla  por la frente para secarse el sudor. Cuando estuvimos ahí me adelante y le tape ambos ojos con ambas  manos.

Tom: ¿quién es? ¿Georg? Ya te he dicho que no me gusta que hagas eso…- se rió

Ana: ¿¡Cómo que Georg!?

Deje de taparle los ojos y coloque mis manos en la cintura, él se dio la vuelta y nos miro a las dos con detenimiento, frunciendo el ceño.

Tom: ¿¡ustedes!? Pero… ¿Cómo…? –nos miró- No puede ser… -murmuro- ¿pero que hacen aquí?- sonrió y me abrazo. Sentí como traía la camiseta húmeda producto del intenso esfuerzo que había realizado en el escenario-¿Bill sabe que están aquí…?  Ya me las pagara… el muy cabrón no me dijo nada…

Ana. Jaja no, no. No le vayas hacer nada, que él no lo sabe.

Tom: ¿pero cómo llegaron aquí?

Georg: yo mande a Toby para que fuera por ellas… -dijo mientras caminaba hasta donde estábamos y a la vez que se agarraba el cabello en una coleta

Tom: ¿tú lo sabías? ¿Sabías que ellas estaban aquí? Pero… ¿Cómo es que le dijeron a el y no a mi?-pregunto indignado mientras nos escudriñaba con la mirada

Valeria: no le dijimos, él nos vio

Ana: ¿y Bill?

Georg: hace un momento estaba aquí

Tom: debe estar en el camerino, ven yo te llevo

Xx: ¿tanto trabajo te cuesta hacer una simple llamada?-esa voz tenía un dejo de diversión pero también sonaba a reproche, por eso me quede quieta unos segundos hasta que decidí darme la vuelta.  

El venía caminando con una toalla colocada sobre los hombros, se veía un poco de sudor en su frente pero de ahí en fuera parecía que no había  dado un concierto. Gustav venía al lado de él, y nada más vernos se le ilumino la cara.

Me acerque a Bill rodeándolo con los brazos y el me atrajo todavía más, apretándome fuerte.

Bill: ¿por qué no me llamaste? Si me hubieras dicho que venían…

Ana: Bill lo siento, pero es que era una sorpresa, tu ya me has dado algunas, esta vez me tocaba a mí- el sonrió y me beso en los labios. Ese sabor, lo recordaba pero esto, estaba mil veces mejor.

Nos dividimos en dos grupos y nos fuimos en dos camionetas hasta el hotel, entramos por  el acceso alterno del hotel y subimos por el ascensor de servicio.

Bill: ¿Tom puedes encargarte  tú de la habitación de Valeria?

Tom: si hombre, yo me ocupo. Tu ve a “descansar…”

Bill me tomo de la mano y me llevo a su cuarto, nada más entrar me apretó contra su cuerpo y yo de repente me sonroje al saber lo que implicaba estar en la misma habitación con él.

Bill: ¿tienes hambre?

Ana: no

Bill: bien, tampoco yo-sonrió satisfecho-Vamos a ducharnos.

(…)

Tom: ven conmigo- le dijo a Valeria dirigiéndose a su habitación, ella le siguió sin problema,  allí tomo el teléfono y marco un número- creo que tu habitación será la de a  lado- ella asintió y el contesto en inglés a la persona del otro lado de la línea, después de unas breves palabras colgó- pues sí, no me equivoque tu habitación es aquí a lado

Valeria: está bien, gracias- hizo una breve pausa- ¿no te gustaría salir un rato?-pregunto titubeante

Tom: eso te iba a decir, ¿Te importa si tomo una ducha antes? Solo serán cinco minutos, estoy hecho un asco

Valeria: no te preocupes, creo que yo también lo haré e hizo ademan de salir de la habitación

Tom: puedes ducharte aquí-dijo intentando reprimir una sonrisa-para ahorrar agua, ya sabes

Valeria: si Tom-sonrió- que bueno que te preocupe el medio ambiente, me da gusto, pero no voy a tardar tanto, es más creo que termino primero que tu

Tom: bien, espera a que te traigan la tarjeta para entrar en tu habitación, y cuando termines te vienes, no se te ocurra dejarme plantado eh

Tocaron la puerta, afuera estaba una chica rubia que pareció decepcionarse cuando ella abrió la puerta, entrego la tarjeta y se fue. Valeria entro a la que era su habitación, se fue directa a la ducha y regreso con el cabello húmedo, Tom todavía no salía. Prendió la televisión y se puso a ver infomerciales. La espera parecía eterna, ¿qué harían cuando Tom saliera de la ducha? ¿Irían a cenar, o  a bailar o simplemente a caminar? O quizá se quedarían viendo televisión, algún DVD. Ella no tenía ni pizca de sueño y mucho menos Tom después de toda la adrenalina del concierto.

Calculando el tiempo en el que saldría, apago  el televisor  y se dirigió la ventana, por un momento la impresiono la impactante vista pero después sintió su presencia, de inmediato percibió su aroma cuando entro a la  habitación, pero se quedó quieta sin darse la vuelta, esperándolo.  Sintió sus pasos lentos y pausados, lo que le puso los nervios de punta,  se pozo a su lado imitándola.

Valeria observó su perfil más de lo debido,  lucia relajado,  perdido en el montón de luces de afuera que de vez en cuando lastimaban la vista, de pronto hablo,  su voz la hizo sobresaltarse.

Tom: Hace tiempo que no estábamos a solas-comento sin quitar la vista de la ventana

Valeria: si-dijo consciente de su cercanía, en ese momento se dio cuenta de que él,  la había estado evitando,  tanto como ella a él.

Tom: ¿es hermoso, no?-dijo aludiendo a la vista

Valeria: si…-pronuncio en un débil susurro que de no haber estado tan cerca no le hubiera escuchado.

Sabía que no tenía que estar ahí, que debería estar durmiendo ya en la habitación contigua, sin embargo se quedó en su lugar sin mover un solo músculo.

Mientras Valeria  veía a través de la ventana como los autos se amontonaban en la avenida,  el silencio los recorrió de un extremo a otro, él no decía,  ni  tampoco quería decir  nada y eso la estaba desquiciando.

Valeria: ¿qué vamos  hacer?-pregunto impaciente, le sonrió ligeramente, y luego evito esos ojos que parecía que la consumían,  no pudo evitar mirar su boca, se sintió terrible; tonta y muy  avergonzada  y todavía más cuando se percató que  el hizo lo mismo. Ambos disimularon,  continuaron observando a través de la ventana, como si  no hubiese  ocurrido nada.

Tom: ¿A dónde te gustaría ir?- pregunto con naturalidad

Valeria: la verdad no lo sé…

Valeria trato de adoptar una expresión seria sintiendo  que el corazón le palpitaba con fuerza casi apunto de explotar.

Era absurdo seguir fingiendo  que no le atraía. Le fue imposible no notar esos brazos fuertes que seguro le reconfortarían más que otros… esos  grandes ojos  que emanaban un intenso brillo y su  boca,  poseedora de esos labios carnosos que se le antojaban dulces.

El extendió su mano hasta ella,  le acaricio el brazo  con las yemas de los dedos,  primero como un juego y luego como una invitación.

Sin pensarlo dos veces la tomo de la muñeca y la hizo  acercarse más. Se detuvo en seco en su boca como pidiendo permiso o más bien disculpas por lo que iba a hacer. Pero el consentimiento estaba dado en los  labios de Valeria que ya estaban esperándole entreabiertos.

La calidez la inundo, sus alientos se mezclaron. Los labios de uno recordaban los del otro, parecían tener memoria propia.

Tom dictaba  los movimientos; lentos y  pausados, extendiendo el placer, con la firme intención de terminar lo que habían comenzado hacía  algún  tiempo…

Él se separó  un poco  calando su reacción,  sin apartar la vista se quedó quieto, la miraba como si ella constituyera todos sus pensamientos.

Sin saber cómo,  de un momento a otro se sintió intimidada, involuntariamente  los labios le temblaron ligeramente, Tom se percató y llevo una de sus manos a ellos, los acaricio y luego paso una mano por su mejilla.

La mirada que él le dedicaba era más profunda de lo que creía, era como si pudiese ver lo más profundo se su ser y eso la asusto.

Cuando el se proponía a besarla de nuevo, ella ladeo la cabeza a un lado.

Valeria: No…-murmuro-esto…

En vez de detenerse, él rozo su mejilla y recorrió su cuello, le complació darse cuenta que ella se había estremecido, eso sería todo. Nada iba a pasar.