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domingo, 9 de marzo de 2014

Capitulo 105




Volvió a apretarme entre sus brazos intentando buscar mis labios, y me beso con desesperación, y aunque le quería como a nada no podía evitar dudar de todo lo que me decía.

Sus manos se movieron por mi cuerpo, no podía evitar estremecerme con su tacto y desearle con cada poro, ¿qué más daba si estábamos juntos al menos una vez más? Yo lo necesitaba y por la avidez de sus manos también él.

Bill: estás preciosa…-pronuncio entrecortado apartándose levemente para observarme.-Tenía miedo de que no volviéramos a estar juntos…-una punzada de dolor se me instalo en el pecho, él lo noto volviendo a juntar nuestros cuerpos-¿Qué pasa?

Pasaba que no volvería a haber un “juntos”, esta podía ser una reconciliación pero no amorosa.

Si se lo decía se podía ir antes de lo debido y todavía quería pasar más tiempo con él, sentir su tacto, su piel, su aliento, grabarme bien su voz… 

Ana: Bill… ¿Desde cuándo sabes lo que acabas de contarme?-su cuerpo se tensó ligeramente pero jamás dejo de mirarme

Bill: hace algunos meses…

Ana: ¿Por qué no viniste antes?-le pregunte dolida el porqué de dejarme pasar tanto tiempo de una manera tan miserable.

Bill: No sabía si debía, si… querías verme -Asentí en silencio como única respuesta-Y ahora… te tengo aquí, conmigo, como antes…

Su mirada recorrió mis labios nuevamente, sentí una necesidad desesperante de que me hiciera despegarme un poco de mis pensamientos y  percibía en él, el impulso de querer lo mismo, de querer acercarse a mí y de actuar rápido, antes de que ambos pensáramos en las consecuencias, sin embargo, parecía tener control de sí mismo y disponer de la mayor paciencia, así que lo que yo percibía era más bien solo una sensación, una aunque palpable en el aire quizá solo estaba en mi imaginación, porque todo él, su expresión, su postura, la forma pausada en la que hablaba decía lo contrario, quizá solo estaba dejándose llevar por un mero impulso como mera respuesta a que había sido yo quien le había besado primero, pero quizá no tenía en mente que esta disculpa llegara a más.

Y mirándolo a él e imaginando que expresión tendría yo, me di cuenta lo diferente que lucíamos ahora, después de casi medio año y de que, por más que lo quisiera algo me decía que Bill había cambiado, no era el mismo...

Y pensar que creía que Bill me había engañado por inmaduro, por ser un poco más joven que yo, y que por lo mismo, no sabía lo que quería, cuando era él quien seguro había aprendido a la mala como era la gente allí fuera,  personas buenas, sinceras, como personas mentirosas, y engañosas, él se había visto obligado a ser un adulto a los quince años, a afrontar las situaciones más fuertes y a conocer la soledad rodeado de gente, ahora me sentía tonta y ridícula por insinuar que él era el niño caprichoso que no sabía de nada, cuando él sabía mucho más que yo, tendría muchas más experiencias que yo y ya conocía medio mundo, desee con todas mis fuerzas que Bill no recordara nunca eso.

Deje de observarle y me moví ligeramente, di algunos pasos y espere que la respuesta viniera a mí como por arte de magia mientras intentaba que el tirante del vestido no se me bajara y dejara ver más de lo que se debía, dijo mi nombre en medio de la penumbra y en ese momento supe que lo quería para mí, que todo en él me gustaba y me podría hacer muy feliz y también sufrí porque no sería así.

Ana: ¿Te lo dijo Kim?-me sentía frustrada, enojada como una mujer que iba a colapsar al borde de los celos por tener que mencionarla, porque por más que quería no podía alejar su imagen en mi mente al lado de Bill

Bill: No

Ana: ¿Alex…?-pregunte con cierto rencor y algo así hizo presencia en los ojos de Bill

Bill: Ese cabrón no se ha atrevido a darme la cara-dijo con furia- fue su amigo, Dean. Se lo confió todo a él y por lo que veo ahora está tratando de redimirse, supongo que lo hizo más que nada por Valeria- explico, con irritación me pareció

Ana: vaya… pero, ¿crees que haya sido honesto?-le pregunte con temor- Es decir, ¿no lo haría por acercarse a Valeria?

Bill: Yo también dude cuando me busco para decírmelo pero creo que fue honesto porque en realidad no obtuvo nada y tampoco pidió nada-hablo denotando cierto agradecimiento en la voz- ni siquiera intento acercarse a Valeria, aunque creo que al final ella fue la motivación, además lo vi, más bien, asqueado de lo que había hecho ese hijo de puta   

Ana: Todo esto es… demasiado

Bill: Lo sé. Creí que era justo que lo supieras.  

Me mantuve en silencio mientras él iba acercándose como si fuera la primera vez en la vida que nos viéramos, con sumo cuidado y hasta con cierta timidez.

Bill: No pude dejar de pensarte y de extrañarte. Me has hecho mucha falta.

Ana: ¿Sí…?-sonreí tratando de denotar emoción, el me respondió de la misma manera, con una sonrisa infantil que me pareció honesta.

Me sentí una hipócrita.

Porque lo que en el fondo quería, era solo oír decirme todo aquello, que aunque suponía saber necesitaba escuchar, y sin embargo, ya no me hacía sentir nada.

Había una parte de mí que no le creía, que no iba a creerle nunca más… sin embargo, no dije nada ni retrocedí cuando me tomo por la cadera o cuando tomo mis manos y me hizo ponerlas alrededor de su espalda o cuando el tirante de mi vestido volvió a resbalar por mi hombro y yo lo acomode pero él lo tomo con delicadeza deslizándolo nuevamente.

Bill: ¿Por qué no lo dejas ahí? Es más práctico… estarías más comoda si no estás subiéndotelo cada cinco minutos…

Beso mi hombro con dulzura y creo que estaba dispuesto a besarme en los labios pero empecé a balbucear nerviosa.

Ana: no… no puedo…

Bill: No estoy intentando…

Ana: Creo que deberíamos ir…despacio…

Bill: si…si…-dijo algo sorprendido con la ceja realzada, pensando quizá lo directa que estaba siendo. 

Ana: no me malinterpretes, me refiero…-dije convencida sabiendo que lo necesitaba en mi vida aunque no fuera como yo quería, necesitaba que estuviera en ella-a que podemos empezar por la amistad…

Podía ser su amiga solamente, inclusive me sentía capaz de soportarle ver con alguien más siendo feliz, estaba dispuesta a soportarlo, por él, porque le quería.

Bill: Eso no. –Dijo con seriedad pero sin estar molesto

Ana: escucha…

Bill: No puedo… No quiero eso de ti-dijo tan convencido que ahora la que dudaba era yo.

Ana: es que… lo que teníamos antes… no sé si podríamos serlo de nuevo… -dije conteniendo una inmensa tristeza, evite la mirada porque no sabría que tanto podría aguantar antes de solo llorar como había hecho tantas otras veces, por vez primera estaba olvidándome de todo, le estaba perdonando y al mismo tiempo le estaba perdiendo, porque por fin habría aceptado que lo nuestro no podría ser.

Bill: No vamos a poder ser amigos y honestamente no tengo nada que decir al respecto.-No lo dijo enojado solo se oyó realista

Ana: esta bien, solo… vamos despacio, podemos ver que pasa en los siguientes días… -concluí sobre el tema porque no quería pelear

Bill: esta bien-acordo tanquilo, pude notar como su ánimo subía-Y... ¿Cómo has estado?-dijo cambiando el tema y por lo que veía en el realmente interesado en saber

Ana: Eh… bien… bueno tengo planes de seguir estudiando, una maestría... tal vez…

Bill: ya veo-observe un cierto destello de decepción en sus ojos-eso está muy bien

Ana: ¿Y tú? ¿como están los demás?

Bill: bien, ¿sabes? no hemos tenido mucho contacto últimamente... cada uno esta tomándose unas vacaciones antes de empezar a grabar algo nuevo

Ana: me da gusto escucharlo Bill

Bill: Gracias-ambos nos quedamos en silencio sin saber que decir supongo, creo que a Bill por primera vez le estaba costando estar plantado frente a mí. -Dentro de poco empezare a revisar unos proyectos, por eso vine ahora, antes de sumergirme en ellos por completo-comento sin dejar de mirarme-¿entonces comenzaras a estudiar? ¿Pronto?

Ana: si, lo he estado pensando, no lo había hecho porque no estaba segura en que quería especializarme...

Bill: me da gusto por ti-dijo sincero aunque con una tristeza persistente- esos estudios llevan tiempo...

Ana: un par de años...

Bill: ¿Dónde...?

Ana: pienso estudiar aquí, en México-dije y entonces comprendí que por más que quisiéramos vernos cada uno tenía sus planes hechos

Bill: ya veo...

Ana: si... -en mi mente de inmediato me veía haciendo las paces con Bill  y prometiendo mantener el contacto sabiendo que se quedaría en una promesa.

Nos quedamos en silencio nuevamente, él mirando el jardín  y yo observándole a él, luchando por quedarme donde estaba. Finalmente armándome de valor volví a proponerle lo único que nos podría mantener en la vida del otro.

Ana: lo mejor sería que fuéramos amigos esta vez...-las manos me temblaron, trate de disimular llevándolas tras mi espalda

Bill: Ana... eso... -murmuro con cierto cansansio en la voz-no puedo serlo, no puedo mirarte y verte de esa manera. -volvio a plantarse frente a mi como si le hubieran pegado los pies al suelo-Por lo qué estas diciendo, sé que no te has dado cuenta del trabajo que me esta costando no tocarte…

De inmediato me sonroje, no sabía que decir, me alegre de un modo que no creía posible, y luego volví a sonrojarme por lo incongruente que era pedirle tal cosa, cuando había sido yo primera en besarle.

Bill: ¿Como voy a estar a un lado tuyo hablando como si nada, cuando voy a estar deseando hacer otra cosa?

Me dio una tristeza inmensa, porque yo ya no estaba segura de él, de nada... y él tampoco merecía estar con alguien que de antemano no le creyera una palabra.

Bill: Tal vez no sea como lo que teníamos, tal vez sea aún mejor. Encontraremos el modo. Nunca podría verte como amiga y desearte al mismo tiempo. No sé si es fácil para ti...-dijo dolido sin dejar de mirarme-pero yo... No puedo. ¿Tú si?

Antes de que pudiera responder cualquier mentira o que pudiera desviar el tema, él
ya estaba limpiando una lágrima que rodaba por mi mejilla, me sentí temblar en sus brazos, entonces sus labios me besaron con ansia, abrí la boca sintiendo la calidez de su lengua adueñarse de la mía, y como se tensaba su pantalón de la entrepierna, quise hacerme un lado pero  una mano suya apretó con firmeza mi espalda y la otra subió por mi hombro desnudo. Correspondí a su beso y me maldije por ser tan débil. Da igual, << Esto solo puede ser nuestra despedida>>. Me dije.

Bill me miro desconcertado, como si de pronto no supiera a quién tenía en frente… Se alejó apenas unos centímetros, sus ojos brillaron intensamente, sus labios se entreabrieron y sus manos se aferraron a mi cintura, presionando con mucha más fuerza de la que debía.

Bill: ¿Qué dijiste…?

Ana: ¿Qué…?

Bill: Repítelo.-Me exigió atravesándome con la mirada. Tuve pánico por lo que venía.

Mierda. ¿Qué acaso lo había dicho en voz alta…?

Bill: ¿Una despedida?-pronuncio enfadado-¿A qué estas dispuesta como despedida?-dijo decepcionado

Ana: Ya lo sabes. ¿No es eso a lo que viniste? Seguro te has quedado con esa sensación de haberlo dejado inconcluso… yo no quería que fuera de ese modo… apuesto a que tampoco tú, y… además ambos sabemos que no vamos a volver…-dije tan rápido que no supe si había entendido porque ni yo misma lo hice y tampoco estaba dispuesta a volver a decirlo.

Bill: Lo único que sé, es que no has escuchado ni una palabra de lo que te he dicho, no has comprendido porque estoy aquí.-Dijo muy serio, ya no furioso ni alterado, sino como si los últimos cinco minutos no hubieran sucedido, o como si deseara comenzar desde el principio.-Vine a recuperarte. Vine por ti.

Me quede muy quieta, casi creo que empecé a aguantar la respiración, no sabía dónde meterme y no había sido mi intención llegar hasta ese punto.

Una disculpa, algo superficial, una despedida como cualquier otra pareja “normal”, sin drama, solo resignándonos a lo que ya no iba a ser.

Bill: No sé si te lo dije antes… Pero, necesito decírtelo ahora para que puedas comprender…Yo siempre… Yo... Te... qui…

Ana: No. -Trate de zafarme de sus manos, y por un momento lo logre. -No digas nada por favor-le suplique.

Bill: ¿Por qué no? ¿Tienes miedo…?-sonrió gracioso y volvió a atraerme hasta sus brazos juguetón, quería hacerme reír pero yo no podía procesar nada de eso, estaba demasiado nerviosa como ponerme a seguirle el juego.

Ana: no quiero escucharlo. Ya no digas nada.

Bill: Te quiero.-dijo y mantuvo ese gesto con la quijada firme sin parpadear y con la respiración algo agitada. Lo que quiero saber es... si tú... ¿Me quieres? -Ahí. Otra punzada de dolor.

Abrí los ojos de par en par, deseando que fuera verdad, que no fueran solo palabras. Sentía un ardor en las mejillas, tenía ganas de esconderme en algún lugar, donde fuera, solo quería correr, pero, al menos sería después de decir la verdad.

Ana: Sí.

Bill: Con eso me basta-sus pupilas se dilataron, miro al suelo un momento hasta que una de sus manos tomo la mía, enredando nuestros dedos-Podemos hacer que funcione.

Sabía que había sonreído, una sonrisa nerviosa, mi mente se puso en blanco y el solo me miro como si yo le hubiera dicho que sí, que estaba de acuerdo. Me abrazo nuevamente pegando nuestros cuerpos por completo, recargue la cabeza en su pecho sintiendo como latía su corazón, con mucha rapidez, tenía miedo de que creyera algo que no era, yo ya había tomado una decisión... Una que entre más dejaba pasar más débil se volvía.

Ana: Lo siento-dije con temor-pero no va a poder ser...-La sonrisa de Bill se deshizo, y sentí culpa.-lo que yo siento, o en dado caso que sea verdad lo que me has venido a decir... no cambia lo que hiciste

Bill: ¿Qué?-me miro con terror-¿de qué estás hablando?

Ana: Qué rápido se te olvido…Dudaste de mí, dijiste cosas que jamás hubiera imaginado. La verdad es que no sabía como podías llegar a ser... Y para ser honesta no estoy dispuesta a volver a pasar por eso…

Bill: Estaba ciego, voy a hacer lo que sea para que me perdones… No sabes cómo maldigo ese día. Puedes estar segura que no voy a volver dudar de ti.

Ana: Es bueno que sepas que nunca falte a lo que teníamos, nunca te engañe, pero, ¿De qué sirve?-dije sin poder controlar mi irritación- si en cambio tu si lo hiciste. ¿Con quién más voy compartirte? Ahora si prefiero saberlo.-dije con cierto resentimiento en la voz.

Bill se quedó de piedra, como si hubiera recordado algo, y yo aproveche ese momento para finalmente tomar distancia, no podía estar un segundo más tan cerca de él, además necesitaba fuerza para seguir de pie y firme en mi decisión.

Bill: No, no, no Ana... por favor, puedo explicarlo

Ana: ¿Si? -me reí, no quería sonar tan desagradable pero no lo pude evitar. -No hace falta. No quiero una mentira más... Y cuando vuelva a suceder algo sí, seguro también tendrás una explicación, ¿No es así? Por más que te pueda querer… no podría… ¿Sabes? Todas las personas tienen un límite.

Bill: ¿Terminaste?-dijo tan sorprendido como molesto- Ojalá hubieras dicho esto desde el principio… No me importa que me insultes, porque fui un imbécil y me lo merezco, pero, no tomes ninguna decisión sin escucharlo… sin saberlo todo. –Pidió convencido-Adelante, dime lo que quieras, lo que sientas. Eso tampoco va a cambiar lo que yo siento por ti.

Ana: No estoy dispuesta a volver a pasar por lo mismo, a que me hagas daño otra vez...

Bill: No lo haré. Lo que te dije sobre Kim…fue porque soy idiota, te lo dije porque... porque sentía rabia-dijo avergonzado-Estaba celoso y... dolido. Eso también fue un error. Lo lamento. Lamento todo lo que te dije y lo que te hice sentir.

Ana: No quiero escucharte. No quiero seguir aquí para ver que más se te ocurre...

Bill: Jamás había hablado tan en serio en toda mi vida. Ana... Nunca estuve con ella.-parpadeo y luego me miro atentamente esperando alguna reacción.  

Ana: ¿Qué?

Bill: No te engañe nunca. -No sabía que pensar. Eso quería que me dijera hace tanto. Vivía solo para escuchar eso, pero… ahora… Sentía que me estaba asfixiando ahí frente a sus ojos, quería creerlo con toda el alma, pero no podía.

Ana: Sé lo que intentas y te digo desde ahora, que no va a funcionar

Bill: No estoy intentando nada… Te estoy confesando lo que fue… Lo único que quería era... que te sintieras como me sentía yo... estaba cegado de rabia, por eso te dije que había estado con Kim,  pero, yo nunca te engañe

Ana: ¿Así que solo querías lastimarme? Pues lo conseguiste.  

Bill: Perdóname. Creí que eras tú la que me había engañado… No es excusa, lo sé, hice mal.

No sé porque eso en vez de aliviarme me hizo enfurecer, lo odie por lo que había hecho y ahora resultaba que mi odio estaba infundado. Lo peor era que no me hacía sentir mejor, solo me confirmaba que ninguno de los dos pudo confiar realmente en el otro.

Ana: No te creo.-dije aguantándome las lágrimas, estar enfurecida con él me era de mucha ayuda.

Bill: Estas siendo injusta.

Ana: ¿Yo?-dije en tono irónico-¿Cómo se le puede llamar entonces a como fuiste tú conmigo?

Bill: No sé qué decirte para que me creas, estoy aquí porque te quiero y porque sé que tu también sientes algo por mí. Insúltame, grítame, no importa cuánto duela, eres la única que puede hacerme pedazos... no voy a ir a ningún lado, ¿dime que es lo que quieres que haga para que me creas?

Ana: Nada. Desde que llegaste me has dicho que me echaste de menos, y que me querías pero yo... no he podido creer una sola palabra. -No sabía como pero hasta a mí me helo la sangre mi tono de voz.

Bill: Nunca he querido a nadie como te he querido a ti, no son solo palabras, voy a demostrártelo con hechos, no estoy tratando de convencerte, estoy tratando de salvar lo que nos arrebataron.

Ana: Bill basta ya por favor, porque yo no estoy segura de poder decir lo mismo.-Lo que acababa de decir me había lastimado más de lo que podía ver en los ojos de Bill, pero con el parecía que un simple no, no podría funcionar.

Bill: El que no quieras reconocerlo, no significa que no lo sientas. A pesar de lo que digas...sea lo que sea... escúchame bien... voy a estar ahí cuando lo necesites. No importa lo que sea. Siempre voy a estar para ti.- Hizo que se encogiera el corazón, ya no podía pensar con claridad

Antes de poder detenerme a mí misma ya estaba correspondiendo a su abrazo y respondiendo a su beso, cuando nos separamos sentí una gota salada en la comisura de los labios, era una lágrima, por un momento pensé que era mía hasta que lo vi.

Bill: si necesitas tiempo... dime cuánto… Voy a estar esperándote. Hasta que tus sentimientos estén claros.

Ana: Mis sentimientos están claros. Lo que sucede, es, que soy realista. Si antes no pudimos confiar en el otro, ahora con esto, ¿como podríamos...?  No quiero que me lastimes nuevamente…. no puedo con esto...

Bill: podemos. Juntos.

Ana: No. No quiero. Ya tome una decisión.

Bill: Estoy aquí diciéndote que te quiero, dispuesto a hacer lo que sea para demostrártelo y tú solo puedes ver tu orgullo.

Ana: no se trata de eso, no es por orgullo, nos estoy facilitando la vida a los dos.

Bill: No te equivoques, a mí NO. Yo he pasado los peores días de mi vida. Te quiero de vuelta, y lo que me está doliendo, es que tu no.

Ana: Es que yo no quiero que sientas nada por mí. Quiero que me veas como lo único que te puedo ofrecer. Amistad.- Se alejó esta vez sin ocultar su molestia, me miro de tal forma que casi quise retroceder cuando estaba a punto de tomarle del brazo -Bill…-Intente tocarlo pero se movió rápido, tal parecía que fuera a infectarse -Podríamos ver que pasa más adelante pero por ahora...

Bill: No sé qué pasa contigo-me grito en la cara- No sé... no quiero ni preguntarte porque tu si eres capaz de verme como un simple amigo, cuando es lo último que querría… No te quiero de esa manera, ya te lo dije.

Ana: No lo entiendes, no quiero pasar lo mismo, no quiero darme la vuelta y que me engañes...

Bill: Ya basta. No voy a hablar más del tema. Pensé que había quedado claro que nunca te he engañado con nadie.

Ana: Ponte en mi lugar. No quiero desconfiar de ti a la primera que te vayas, ¿comprendes?

Bill: Lo lamento. Pero tu desconfianza no es asunto mío, es tuyo. Si no me puedes creer... -dijo frío. Sabía que estaba siendo inmadura y muy insegura como nunca pero ¿que no estaba justificado?

Ana: Yo te quiero-dijo con la voz quebrada-pero...

Bill: Tal parece que tenemos conceptos muy dispares... Porque para que me quieras hace falta creer. Y es evidente que tú no lo haces.

Ana: Lo siento, es que esto me supera. Y tú llegas e irrumpes en mi vida de esta manera… esto es muy difícil de asimilar…   

Bill: No, no lo es. Porque yo sí puedo pedirte perdón, yo si estoy dispuesto a hacer lo que sea para luchar por nosotros, puedo darte el tiempo que quieras, puedo olvidarme de cualquier cosa que me pidas. Pero tú…Tú NO estás dispuesta...

Ana: estoy pensando en los dos.

Bill: No Ana, estás equivocada. Estas pensando en ti. Porque eres tú la que no me puede perdonar.

Ana: Si no te hubiera perdonado, no estarías aquí… créeme, y entiende de una vez… ¿¡Cómo vamos a tener una relación… Cuando yo no soy capaz de creerte una palabra!?

Bill: Puedes creerme o no, yo no puedo intervenir en lo que pienses. Ese es asunto tuyo. Solo sé que puedes salvarnos ahora… O condenarnos a ambos… Yo te quiero conmigo, y tú… No sé qué quieras...

Ana: ¿Cómo puedes querer a una persona que te está diciendo que no va a confiar en ti?-moví las manos tratando de hacer ademanes que dieran énfasis en lo que estaba diciendo como si con eso fuera a comprenderme mejor…-¿Qué no va a creer cundo digas que la quieres, que va a desconfiar de ti cada vez que te vayas..? –le decía desesperada al borde de un colapso-Y qué…

Bill: Es muy simple. –Dijo tomando mis manos entre las suyas-Porque nunca había sentido esto por alguien-sus manos se deslizaron recorriendo mis brazos y luego volaron hasta mi cintura aferrándose con fuerza. 

No sé que paso en esos últimos minutos, los dos nos mantuvimos en silencio, calmando nuestro interior, y reprimiendo cualquier impulso  hasta que se volvió insoportable, al menos para mí.  

Ana: Bill… ¿vas a quedarte esta noche…?-seguro me había sonrojado pero la oscuridad no le permitiría saberlo, eso suponía. Yo también me aferre a su camiseta, acerque la nariz a su cuello y respire profundo hasta llenarme los pulmones con su colonia, Bill se estremeció subiendo sus manos hasta mi espalda para pegarme a él completamente

Bill: Podría hacerte el amor ahora, tomarte aquí mismo…-gruño con sus labios muy cerca de mí oído

Ana: Entonces quédate conmigo esta noche…  

Bill: Solo si es con la garantía de que voy a tenerte en mi vida de nuevo-se apartó un momento esperando mi respuesta y ni siquiera para retenerlo en ese momento, se me ocurrió decir que si.

Ana: No puedo.

Bill: ¿Por qué no puedes?

Ana: Ya te lo he dicho. Ya lo sabes.

Bill: Entonces dímelo de nuevo…

Ana: Es que yo… No siento lo mismo que antes… No te quiero con la misma intensidad…

No sabía que pasaba conmigo, nada de lo que dijera parecía ser la verdad, todo me sabía mal,  pero, tampoco podía alimentar una ilusión. Me arrepentí justo en el momento que termine de hablar, Bill se sentó en el sofá, se quedó muy serio pero no dijo nada ni me miro. Así pasaron cinco o diez minutos o tal vez más, parecía una espera sin fin, me aterraba lo que iba a pasar, lo que seguía. ¿Ya lo había perdido?

Ana: Perdóname

Bill: No me tienes que pedir perdón. Después de todo es lo que sientes. Nadie puede obligarte a sentir…

Se puso de pie y yo le seguí de cerca, como imán, resignada, cuando se dio la vuelta tomándome por sorpresa.  

Bill: Voy a volver mañana. No me voy a rendir aún, no puedo obligarte a volver a sentir lo mismo por mí, pero puedo volver a hacértelo sentir…

Ana: después de lo que te he dicho… ¿quieres….?

Bill: Si. Puedes pensarlo, ser honesta contigo misma.

Ana: Bill… es que, ¿no te das cuenta que me lastimas? Preferiría que no sintieras nada por mí. Absolutamente nada.


Bill: No puedo. Puedes engañar a tus propios sentimientos no a los míos. Mañana podrás decirme que no quieres nada conmigo, otra vez. Si definitivamente sigues pensando igual…solo quiero que sepas que voy a cuidarte siempre. Siempre te voy a querer… pase lo que  pase… 



...



domingo, 2 de febrero de 2014

Capítulo 104



Alguien sabe si es verdad que cerrarán blogger...??



Me miro afligido mientras yo intentaba recuperar la cordura.

Ana: Vienes aquí, después de mucho tiempo, esperando… -me detuve a penas a escasos pasos de él-¿Esperando que exactamente Bill?

Bill: Explicarte.-Dijo únicamente. Observe en sus ojos esa voluntad que le había hecho falta la última vez que le había visto. En cambio a mi… me traía un montón de episodios espantosos que mi tan buena memoria, me hacía reconstruir.

Me recordaba a mí misma cansada de llorar por las noches, trayendo a mi mente aquellos momentos en que me empeñaba en descubrir una de sus mentiras. Recordaba la lucha diaria de vivir como si nada hubiera pasado, amargada y triste, difícilmente fingiendo algo que yo llamaba sonrisa. Existían una que otra vez, aquellos fugaces momentos en que me podía llamarme a mí misma: feliz. Pero, luego venía su recuerdo, entonces como ritual, varias veces a la semana, inclusive varias veces al día, me torturaba, recordándole, y surgía siempre la duda y con ello la amargura, sus labios tocando los míos, sus manos rodeando mi cuerpo, sus ojos que me decían que me querían, y luego yo, preguntándome como es que no me había dado cuenta de su farsa, preguntándome, enferma de su imagen, si alguna vez, aunque fuera solo una, me hubiera hablado con la verdad. Y luego venía la resignación. La aceptación, y la idea de lo que él debía ser a toda costa: Ser pasado.

Bill: Sé que te hice daño-apretó los puños de sus manos-Me odie a mí mismo por hacerlo-dijo con la voz ronca- Y si puedo hacerte sentir mejor… debes saber, que estoy pagando por ello…

Ana: Entiendo-tome aire pasando por un lado suyo-¿Estás buscando un perdón?

Bill: Vine aquí porque hay cosas que debes saber

Ana: No.-Introduje la llave en la puerta con las manos temblorosas-No quiero saber nada no me interesa.-Y es que si venía con la intención de confesar más cosas para aliviar su alma, iba a hacerme añicos nuevamente.

Bill: Necesito que lo sepas…

Ana: Exacto-sonreí con amargura-Tú necesitas. Yo NO necesito saber nada.-Y era cierto. Ya había superado esa insaciable incertidumbre, esa que quería entender que había pasado, porque algo tan supuestamente fuerte se había roto sin más… Esa parte de mí que quería descubrir la verdad, que lo quería saber todo. Ya no quería nada… Había llegado un momento en el que ya me daba igual, no me hacía falta para continuar y continuaba, sabiendo que quien seguiría consumido por engaños no debía ser yo.

Bill: ¿Es qué no quieres saber porque terminamos de esa forma?-perdió la paciencia, se enfadó y elevo la voz, no sé si para hacerme reaccionar o simplemente había sido un impulso suyo, pero me hizo despertar de la resignación.

Ana: Escúchate. Termino.-repetí-Ya quedo atrás. ¿De qué nos sirve ahora?-trate de decir lo más tranquila posible para transmitirle esa serenidad y la realidad definitiva de que ya no debía estar ahí, ni había nada que hacer.

Bill: ¿Es… por él?

Quise cerrar la puerta pero su tono de voz dolido me lo impidió. Parecía que yo era la mala. Cuando el hacía lo que quería y se empeñaba en recordarme lo que a diario yo luchaba por olvidar.

Pegue mis brazos al cuerpo, no sabía que responder, así que resultaba mil veces mejor quedarme callada que mentir o confesar. Bill no dejo de observarme como si ya hubiera escuchado la respuesta. Miro a los lados como pensando si decía algo más o no, hasta que finalmente sus labios se separaron.

Bill: Si después de saberlo todo, sigues pensando igual, no voy a insistir más…

Ana: ¿Insistir? ¿A qué te refieres?

Bill: A nosotros. –hizo una breve pausa conteniendo la respiración-No creo que tengas nada con él…-se atrevió a concluir finalmente.

Ana: ¿Qué?-¿estaba burlándose de mi nuevamente?-Tu no sabes nada, no tienes ni idea… lo que creas...-No lo decía porque estuviera equivocado respecto a Ángel sino que estaba equivocado si pensaba que yo podía si quiera pensar en volver…

Bill: Por favor, si tú y él… Jamás se hubiera ido dejándote a solas con alguien que no conocía, que se presenta así en tu casa…al menos se hubiera interesado por saber quién era yo.  

Ana: O puede ser que no sea tan celoso como tú…-Su mano sujeto mi brazo empujándome dentro de la casa-¿¡Pero qué…!? ¡Suéltame!

Bill: Todavía sientes algo por mí. Lo veo en tus ojos. –Lo empuje con todas mis fuerzas hacia un lado, mientras sus ojos parecían salir de sus orbitas sorprendido.

Ana: ¿¡Cómo te atreves!? Después de lo que hiciste, ¿¡todavía te crees si quiera con algún derecho!? Nada de lo que digas cambiaria algo…Solo…solo vete.

Bill: Si lo hará-afirmo decidido- ¡No vamos a dejar que nos arrebaten lo que teníamos!-expulso furioso, frustrado, desesperado…

Ana: Bill… ¿Quién? ¿Quiénes?-le mire nerviosa, sin entender, él también parecía confundido y enojado al mismo tiempo- No se terminó por nadie más, fuimos nosotros…-o si, recordé, se termino por ella...

Bill: Ana, todo fue parte de una muy buena treta que nos pusieron-dijo y las venas se le marcaron en los brazos y en el cuello

Ana: Bill, si esto es otra mentira tuya…

Bill: Me habían dicho que tú y…-tenso la mandíbula-ese hijo de puta se veían a mis espaldas

Sentí como un estrujón en el estómago de solo escuchar lo que él creía de mí, me sentía tan humillada, tan asqueada y decepcionada de que lo hubiera pensado así, algo tan absurdo.

Ana: ¿Por qué no dices quién te lo dijo?-de un momento a otro mi cabeza se llenó de todas aquellas escenas, que no hacían otra cosa que producirme dolor-¿Ella te lo dijo, no?-le pregunte con decepción conociendo la respuesta de antemano.

Bill: Si…-acepto avergonzado-Y fue ella misma quien me animo a comprobarlo…

No pude evitar sorprenderme, no había forma de comprobar algo que no existía y de todos modos Bill me estaba diciendo todo aquello que hubiera preferido escuchar ese día en Londres, conocer la verdad para olvidarlo lo más rápido que pudiera, y ahora, no me servía de nada, solo podía confirmar que Kim nunca había sido de fiar pero si había sido muy lista, porque se había salido con la suya. No sabía si al final si se merecía a alguien como ella…

Bill: ese día… en el aeropuerto…estaba esperándote… -hablaba entrecortado como si  se ahogara, era la primera vez que le veía tan perdido para elegir las palabras correctas-Kim apareció… Insistió en llevarme hasta la ciudad, cuando le dije que te estaba esperando… me afirmo que no podrías hacerlo… iba a llamarte pero antes de que lo pudiera hacer… dijo que si quería saber en dónde estabas podía ir con ella… No habría aceptado nunca sino porque al hablar con Erick y Sam… No tenían idea de donde podías estar… estaba preocupado, así que…me fui con Kim…

Mis ojos se volvieron acuosos, ya no quería escuchar nada, ni verlo, no quería si quiera pensar lo que creyó de mí, me sentía triste, avergonzada…

Ana: lo siento, nunca debía haber ido-le hablaba rápida y desesperada, las palabras salían solas de mi boca sin poder evitarlo-no sabía como hacer que creyera en mi palabra, de lo arrepentida que estaba de haber sido tan tonta

Bill: Lo sé niña, lo sé ahora…-puso sus manos en mis hombros tratando de reconfortarme-Yo lo siento-sus bazos se alargaron y aquello se terminó en un largo abrazo envuelto de silencio, uno en el que ambos lamentábamos lo que había ocurrido-su nariz pegada a mi cabeza y su mano enredada en mi cabello mientras yo me aferraba a su pecho, escuchando lo agitado que estaba por la rapidez con la que latía su corazón, era algo que creía que nunca volvería a hacer-cuando te vi saliendo de su casa… despidiéndose con  familiaridad… cariño…Yo… no podía creer lo que estaba viendo…fui al hotel, Erick y Sam  me confesaron que habías pasado la noche fuera… 

Ana: ¿por qué no me lo dijiste?-me limpie las mejillas apartándome pero no por completo, ya que sus manos seguían en el mismo lugar sin moverse.

Bill: Quería esperar… escuchar lo que ibas a decirme… pero, lo que obtuve no fue nada parecido a la realidad…-retiro sus manos lentamente y poco a poco se fue apartando, hasta darme la espalda-después de eso, creí que lo que hacías era intentar ocultar lo que tenías con él…

Ana: No, nunca fue así, tenía miedo, no quería causar ningún malentendido ni tampoco una discusión, creí que había hecho bien… y fue peor… lo lamento, debí decírtelo-apenas toque su brazo cuando se dio la vuelta-lo siento-le susurre

Bill: Yo creí que jamás... tenía miedo de no encontrarte…

Ana: No tienes idea de lo mucho que te he extrañado-y hasta que termine de decirle algo que era totalmente cierto, no podía evitar el sabor metálico que me producía al mismo tiempo la ligereza de mis palabras, esas que salían de mi boca después de haberlas guardado en el pecho pero que fluían sin ninguna otra intención que la simple confesión pero para él, por lo que observaba en su rostro entendía otro significado. 

Bill: Nunca pensé a que grado… podría extrañarte, fueron días muy difíciles… los siguen siendo-dijo tan cerca de mí, que creí que de un momento a otro iba caer porque las rodillas ya me temblaban. Inclino su rostro hacia el mío y fui yo quien termino por deshacer la distancia. Respiraba su aliento de la misma forma que él se aferraba al mío. Y aun cuando ese amor prevalecía en lo más profundo de mi ser, ya no se sentía igual. ¿De verdad estaba creyéndole? ¿Qué había de Kim? ¿Qué estaba aceptando si volvía con él? ¿Iba a perdonarle una infidelidad? ¿Que acaso no sabía más que nadie que todo aquello eran patrones de conducta y que estos se repetían a lo largo de la vida? Pero algo, mucho más fuerte que yo misma me decía que no podía vivir lejos de él, no quería…estaba dispuesta a olvidar…a perdonar…

Quería estar con él en los buenos y en los malos momentos, sin embargo, no de la forma en que habíamos estado juntos, no podía verle de la misma manera y… ¿Que si él tampoco lo hacía…? No podríamos ser lo que alguna vez…

Ana: Bill… -antes de que pudiera seguir de nuevo me hizo volver a ese extraño sueño, ese momento que dudaba volviera a repetirse

Bill: ¿sí?-dijo entrecortado

Ana: ¿Qué pasa con Kim…?-le dije directamente, ahora que sabía que era la peor farsante…la sangre me hervía

Bill: ¿Kim…?-sus ojos se abrieron de par en par, gran parte de su rostro se volvió a tornar rojo-En cuanto supe que todo había sido planeado por ella, termine toda relación con Kim, me rehusé a seguir trabajando con ella,-creo que inconscientemente tanto Bill como yo nos habíamos separado ligeramente, yo no soportaba la idea de que él hubiera estado con ella y creo que Bill también se sentía avergonzado-Por favor no te preocupes por Kim…-puso una de sus manos en mi barbilla para que le mirara y yo  con la mayor dulzura tome su mano para apartarla de mi rostro-La campaña que estaba realizando con Kim fue cancelada y ella fue despedida

Ana: ¿despedida? ¿Tú la despediste…?-le pregunte perpleja

Bill: No exactamente…Yo ya no iba a trabajar con ella, estaba dispuesto a renunciar, y… les di a elegir… si ella se quedaba yo me iba

Ana: Pero Bill…

Bill: Tu siempre tuviste razón. Aunque ese hijo de puta también te engaño…-dijo apretando los dientes

Ana: ¿Qué…?

Bill: Ana, Alex siempre estuvo de acuerdo con Kim, entre los dos planearon todo

Ana: Alex quizá era un poco  manipulador pero… no podría hacerme esto...

Bill: No defiendas a esa basura. ¡Te drogo!-dijo nuevamente con la mandíbula tensa y las venas resaltándole en los brazos

Ana: ¿qué dices?-era demasiado para lograr seguir de pie, me apoye junto a la ventana y Bill me ayudo a sostenerme tomándome del brazo

Bill: ese día, esa noche… él te drogo, así logro hacer que te quedaras, para que yo pudiera verte salir de su casa

Ana: ¿Cómo pudieron…? ¿Cómo pudo…?-mi memoria viajo con rapidez hasta ese momento, recordé esa noche, el extraño comportamiento de Alex, el té…lo mal que me sentía la mañana siguiente, a saber qué diablos me había dado… el comportamiento tan frío de Bill... La sangre comenzó a hervirme como nunca. Nos habían jodido a los dos-Lo consiguieron…-Bill me miro con tristeza pegando su cuerpo al mío-nos separaron…-las lágrimas de rabia y frustración comenzaron a rodar por mis mejillas sin control

Bill me envolvió en sus brazos y yo le devolví el abrazo con todas mis fuerzas, no quería soltarlo, no quería dejarlo ir nunca. Sus manos acariciaron mis mejillas y enjugaron mis lágrimas.


Bill: Lo lamento…


viernes, 10 de enero de 2014

Capítulo 103 (2°parte)



Nota: El cap.  102 y 103 están narrados en dos tiempos diferentes. (Uno de ellos corresponde a lo que sucede en la actualidad, es decir,  después de esos dos años y el otro corresponde a lo que sucedió entre el último día que Ana y Bill se vieron en Londres hasta antes de que se cumplieran esos dos años). 




Desperté en la mañana estando mucho más tranquila de lo que esperaba, todavía podía poner mi mundo de cabeza, de cierta forma me complacía el que hubiera regresado y por lo poco que había podido ver, arrepentido.

Lo que me daba miedo, es que eso no iba a cambiar nada.

Vacié agua hirviendo en una taza que ya contenía café, leche y azúcar. Volví al sofá a ver televisión para ver si de esa manera, aunque fuera por un momento, dejaba de sonar su nombre en mi cabeza.

Momentos después subí a mi habitación, empecé a recoger la ropa, acomodar los libros, sacudir, y abrir algunas cajas, de allí saque una más pequeña, en ese instante cuando vi su contenido supe que sería una buena idea ir a casa de mis padres por algunos días, allí definitivamente Bill no me buscaría porque estaba casi segura que iba a volver. Pero, ¿y si no lo hacía? Los nervios me consumían, pero, acaso era tanto mi deseo por tenerle frente de nuevo… me había vuelto tan masoquista, su presencia solo me lastimaba y yo solo lo quería ver…

Además todo era tan absurdo… como podría si quiera darle la oportunidad de hablar cuando el hizo caso omiso de mis palabras antes.

Salí a comprar comida, aunque no sabía para que si no tenía ni pizca de hambre. Anduve de prisa por la calle, inquieta, nerviosa, de cierta forma alegre y triste, absurdo, pero así sentía todo, un cumulo de emociones. Llegue a casa y deje todo sobre la mesa, corrí hasta arriba y me metí a la ducha con agua fría, el calor cada día estaba peor, pero además necesitaba estar despierta. Estuve alrededor de casi treinta minutos bajo la regadera, cuando la piel de mis dedos comenzó a arrugarse cerré la llave y salí caminando de puntitas envuelta en una enorme toalla blanca. Saque algunos vestidos no tan cortos como el que llevaba puesto el día anterior, pero no sabía cual elegir y mucho menos sabía porque era tan importante como vestir. Dos golpes se dejaron oír. Alguien estaba abajo. Mi ritmo cardiaco comenzó a elevarse, ¿acaso sería Bill? Ni siquiera estaba vestida pero no quería que se fuera. Camine hasta la escalera y desde allí intente asomarme para saber si se trataba de él. Baje algunos escalones hasta que llegue abajo.

Ana: ¿quién es…?

-¿Puedes abrir la puerta? no soy ningún ladrón y si lo fuera creo que no tocaría la puerta…-dijo una voz familiar en tono de burla.

Ana: ¿Ángel? ¿eres tú?

-Sí, ¿me vas a dejar aquí?

Ana: eh… no-casi iba a abrir la puerta cuando volví a ser consciente que solo llevaba la toalla puesta-no te puedo abrir

Ángel: sé que vine sin avisar pero…

Ana: No-me reí-no es eso, estaba en la ducha, y… voy a vestirme

Ángel: ¿no traes ropa?

Ana: eh… no…

Ángel no contesto, sin embargo, un momento después la manija daba una media vuelta.

Ana: ¿qué se supone que haces? Tiene llave Ángel-le indique en tono de reprimenda

Ángel: bueno… no perdía nada con intentar… ¿no me vas a abrir?

Ana: cuando este liste
   
Subí despacio las escaleras todavía sorprendida y de cierta forma decepcionada de que se tratara de él.

Me tome mi tiempo para elegir lo que iba a ponerme, peinarme y arreglarme casi con la intención de que Ángel se aburriera y se fuera, pero, opte por apresurarme, y decirle que otro día podríamos vernos.

Estuvimos en la sala viendo televisión o más bien, era él, porque yo no podía alejarme de la ventana, hasta que Ángel dedujo que yo tenía intención de salir, aunque eso fuero lo último que quería hacer.

Ambos salimos solo a caminar, empezó a contarme, no sé porque, un episodio de su infancia, reía sin la menor preocupación, era tan sencillo, no entendía porque su necesidad de estar con un ser complicado como era yo. Comenzó a mirar hacia todos lados, y luego dejo ambas manos flotando en el aire, me di cuenta que había comenzado una ligerísima llovizna que a penas y era perceptible, me sentí tan bien cuando dispersas gotitas resbalaron por mi piel como si estuvieran jugando a hacerme cosquillas, hasta que me di cuenta que era uno de sus dedos los que rasguñaba mi piel para llamar mi atención.

Volvimos a caminar por el mismo lugar para llegar a casa, Ángel quería un café y yo quería un té, pensaba que era muy fácil ponerle contento y que a mí me gustaba ponerlo de ese buen humor que luego me contagiaba, apenas fui consciente de que Bill estaba parado fuera de mi casa tocando el timbre, por un momento no supe si seguir caminando, o dar media vuelta antes de que nos viera.

Ángel: ¿Qué pasa?-Me miro y luego clavo su vista en Bill, puso su mano en mi espalda y prácticamente me empujo para que siguiera caminando.

Bill: Siento venir sin avisar, otra vez…-miro detrás de mí e inmediatamente fijo su vista en mis ojos, dolido.

Ángel: yo, tengo que irme pero, ¿te veo mañana?-dijo e hizo que Bill y yo rompiéramos el contacto visual, e inmediatamente extendió una mano hacia él.

Ana: sí, claro. Te veo mañana-Ángel beso mi mejilla, enseguida note como Bill se había incomodado y como Ángel comprendió que debía darse prisa.

Ángel inclino la cabeza ligeramente a modo de despedida y se fue disparado. Cuando lo hice cerré la reja del patio, la que usualmente permanecía abierta, porque todavía no sabía si debía salir también.

Bill: Hay cosas que debes saber

Ana: ¿Y tengo que escucharte?

Bill: Nos lo debemos…

En ese momento como si algo se hubiera encendido dentro de mí, me gire enfurecida.

Ana: ¡Yo no te debo nada!