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sábado, 7 de diciembre de 2013

Capítulo 102



Siento mucho la demora, pero estas semanas he tenido una carga de trabajo bien pesada y ni tiempo de editar me había dado, por fin les traigo nuevo capítulo, edito el siguiente y lo subo en cuanto pueda, ahora si que no queda tanto para el final... (bueno si, algunos caps más pero ya va en el curso final...) Espero se entienda este cap. y si hay dudas pues me dicen y les respondo:) 







Cap. 102

Dos años después.

Recorrí el tablero con la vista tratando de encontrar el próximo vuelo. Estaba tan nerviosa ya, que seguramente mi expresión no decía nada, una sola idea me rondaba en la mente. Rogaba para mis adentros que Ángel hubiera tenido suerte. De pronto el ruido parecía que se iba apagando poco a poco y estuviera viendo una película del cine mudo. La mayoría de la gente miraba sus teléfonos, sus ipad o sus computadoras sumergidos en sus asuntos, en cuestiones que ahora me parecían tan superficiales, algunos, muy pocos, sonreían, pero esos eran escasos. Que increíble era la manera en que nos preocupaban asuntos tan banales.

La vista se me nubló por un momento. No podía perder a nadie más. Ya no.

Me contuve y aleje ese pensamiento de mi mente. Esa posibilidad no era ninguna opción.

Tome mi abrigo y me abrí paso por la aglomeración que me rodeaba. Era la peor época para viajar. Todo mundo quería salir o llegar… Y parecía que todos se habían puesto de acuerdo para precisamente hacerlo ese día, pero, nada me impediría llegar a mi destino. Llegue a la zona de cajas y de allí venia saliendo Ángel con dificultad, nada más mirarme me regalo una sonrisa tranquilizadora, y seguidamente me mostró un sobre azul con blanco en su mano.

Ángel: ¡Lo conseguí!-dijo alegre y luego me abrazo. Un peso se me quito de encima, volví a respirar sin esa aprensión-tuvimos suerte, un pasajero del siguiente vuelo  ¡canceló!

Ana: Gracias. Sabía que tu tendrías más suerte que yo-dije aferrándome a su abrazo más de la cuenta, me separe de él unos segundos después. Tomo mi maleta y ambos tratamos con esfuerzo de avanzar entre la multitud.

Nos despedimos por un breve instante, en un abrazo con el que yo le pedía me diera fuerza y con el que él me transmitía todo su apoyo. Me acomode el bolso en el hombro y seguí adelante sin mirar ni una sola vez en dirección a Ángel. Entregue mi boleto y proseguí a buscar mi asiento. Tome mi lugar al lado de la ventanilla con el abrigo puesto, de pronto había sentido un escalofrió que no se me quitaba.

Solo hasta que el avión estuvo en el aire me di cuenta de lo que significa regresar… Y que lo que creía enterrado, aun flotaba en la superficie. Ni siquiera esperaba ser bien recibida… pero nadie podría impedir mi llegada.

Me sumergí en una tonalidad oscura, invocando a las memorias, las penas, la nostalgia por los momentos en los  que había sido feliz, como no lo había sido en ningún momento antes de haber llegado a ese país y como hasta ahora… después de tanto tiempo no lograba ser. Una parte de mí se había quedado allí perdida y ahora estaba a punto de volver para encontrarme con ella.

Todavía no sabía que tan duro sería volver al mundo que por voluntad había decido abandonar,  aquel mundo que me habían ofrecido… y que, pensando que por dignidad y no por orgullo, había rechazado. Cerré los ojos sabiendo que ese sería el único momento de paz antes de volver a poner un pie en el pasado.

Seguramente me encontraría con varios rostros conocidos, los cuales probablemente ni siquiera me quisiesen allí…tenía que prepárame desde ahora para enfrentarme a lo que yo misma había creado, enfrentarme quizá al rechazo de aquellas personas a las que todavía les guardaba cariño. Sería difícil de enfrentar pero solo importaba esa razón de peso por la que tenía que llegar cuanto antes.

Valeria, que era como mi hermana, me necesitaba, o ¿yo le necesitaba más? Era la única que sabía que aún no lo había dejado pasar del todo y no porque en algún momento se lo hubiera mencionado sino porque seguramente ella misma lo notaba. Serían mis intentos fallidos en preguntar indirectamente por él o sería mi tono de voz anhelante cuando su nombre se colaba a la conversación, sin que ella soltara ningún detalle. Era mi amiga, sí, pero en los últimos dos años de mi ausencia se había convertido en guardiana de su privacidad. Se había convertido en su amiga también. Honestamente detestaba la idea de que le profesara más lealtad a él que a mí… Aun así, de vez en cuando me platicaba sus salidas con su novio… con los demás… sin dar prenda a profundizar. Tampoco nunca me había atrevido a preguntar si él alguna vez me había mencionado… daba lo que fuera por ser uno de sus pensamientos por los miles que yo le había tenido. Todavía me seguía doliendo, ardía en deseo por saber si yo le provocaba lo mismo.  

Comenzaba a sentir los parpados pesados, después de esa llamada apenas y había podido dormir. Pedí un café para mantenerme despierta mientras me abandonaba al recuerdo más dulce y más triste…

Solo una pregunta me nacía en el alma y se atoraba en la garganta pero nunca salía ¿estaría con alguien… siendo feliz…?

Dolía pensarlo con alguien más… definitivamente no soportaría verlo…pero lo que más deseaba, era su felicidad, después de la forma en como prometió desaparecer…

La única promesa que si había cumplido…

[…


Se suponía que entre más tiempo pasara podría ir superándolo… y ciertamente empeoraba. Rabia, pena, dolor, tristeza… se presentaban en ese orden o inversamente. Lo que me ayudaba, era distraer mi mente en otras actividades, en el trabajo, en algunas salidas… Jamás había sido tan vaga como desde que Jessica se había convertido en mi mayor apoyo, con ella era obligatorio salir mínimo la noche del viernes y del sábado. Su bondad y paciencia eran difíciles de creer y era lo que más necesitaba. Desde que había llegado a México había esperado ingenuamente que Bill viniera en cualquier momento, así paso el primero, el segundo, el tercer, el cuarto mes… medio año ya... Hasta que creí que tanta ensoñación era destructiva. Aunque tampoco tenía el mínimo deseo de conocer a nadie más. Si algo sabía, era que jamás encontraría a nadie como Bill y nadie me haría sentir lo que él.  

La chica morena (ya había dejado de ser rubia), alta y de grandísimos ojos oscuros caminaba en mi dirección moviendo su larga y perfecta cabellera, si ella hubiera querido seguramente se hubiera convertdio en el centro de atención del espectaculo,  pero era demasiado sencilla y en ocasiones hasta tímida, pero eso no le quitaba su porte glamuroso, parecía una chica sacada de revista y desde mi llegada a México se había convertido en mi paño de lágrimas, a ella le decía todo, lo que a Valeria nunca podría mencionarle, además de que la comunicación con ella ya era nula, prefería no hablarle ni contestar sus llamadas, porque ya sabía que iba a hablarme de él… a insistirme en que debía volver.

Jessica: ¡Llegaste temprano!-Y es que las últimas ocasiones me era imposible llegar a la hora exacta.- ¿A dónde vamos primero?

Ana: Supongo que a lo del vestido, ¿no? Y luego vamos a informarnos sobre los banquetes, porque si lo hacemos al revés probablemente ya estés cansada para hacer la prueba de vestido, ¿no crees?

Jess: Si. Tienes razón amiga. ¿Nos vamos en mi carro o en el tuyo?

Jessica se había comprometido y ahora yo tenía que andar de arriba para abajo con ella ayudándole con los preparativos, la única realidad es que prefería organizar eso del show de la despedida de soltera… y obviamente ya estaba apuntadisima para ser la encargada de esa función.

Ana: En el mío, mira que soy más tranquila…

Jess: ¿¡tú!?

Ana: Si, si. Anda ya.

Jess llevaba puesto un vestido blanco con encaje en la parte de arriba, ajustado, mucho diría yo, de la cintura, para finalmente desplegarse maravillosamente a lo largo. La realidad era que me sentía algo incomoda estar presenciando los preparativos para la boda de una de mis mejores amigas y no poder evitar acordarme de Bill. No podía quitármelo de la mente, y eso me estaba volviendo loca, claro que no podía regodearme a gusto en el dolor delante de gente tan aparentemente feliz. Me mordí el labio intentando contenerme a mi misma, antes de pronunciar su nombre.

Jess: ¿Y bien? ¿Qué te parece este?

Ana: este es el más bonito, bueno, es decir, los otros tres vestidos también estaban muy lindos pero este me gusta más.

Jess: pienso igual, este será-dijo dando un saltito sonriendo emocionada-bien, ahora vamos a comprar algo para ti

Ana: ¿Cómo? Si falta mucho para tu boda

Jess: No para la boda, para esta noche

Ana: Es que… todavía no sé si iré…

Jess: ¿Cómo que no!? Si van dos veces que me cancelas, además hoy es tu cita…

Ana: será por eso… Me da miedo eso de una cita a ciegas…

Jess: Jajaja No te preocupes, es un chico muy dulce y muy, muy guapo…

Ana: no sé…

Jess: No puedes quedar mal, además ya me puse de acuerdo con él

Ana: ¡exacto! Tú, no yo.

Jess: ya me habías dicho que si

Ana: si, pero solo porque no me dejabas en paz… además compre un libro nuevo…

Jess: ¿Y!!?

Ana: ¿y? Que tengo que empezar a leer…

Jess: Jajaja No me digas eso-dijo dulce-que te quemo todos los que tengas

Ana: Pues si lo pones así…

Jess: ve y ese será mi regalo de bodas ¿qué dices?

Ana: ¿en serio?

Jess: si

Ana: ¿tan feo es?

Jess: Jajaja que no está feo, me lo vas a agradecer ya verás…

Ana: claro…-nuestra conversación fue interrumpida por la melodía de mi celular. Jess volvió su atención al vestido y yo mire la pantalla. Era un número extranjero, por eso rechace la llamada. No era el número de Valeria pero seguramente era ella, hacía semanas que no hablábamos, me había llamado y me había mandado algunos correos pero aun no le contestaba ninguno, ¿qué le decía? Ella insistía en que volviera y yo me sentía más tranquila donde estaba, tratando de encontrar la normalidad en mi nueva vida, y hablar con ella solo me traía esos recuerdos. No quería saber más del tema. Todavía no estaba del todo bien, hacía las cosas solo por hacerlas, no porque quisiera, pero, el tiempo lo curaba todo, ¿no…?

Borre el número y guarde el teléfono. Tenía un vestido que comprar para mi cita  de esa noche.

Definitivamente un club no era un lugar para una cita, ¿Cómo ibas a conocer a alguien allí?

Jess me llevaba del brazo y yo le seguía detrás. No estaba nerviosa, ya que solo iba a hacer acto de presencia, charlar… si se podía, quizá hasta bailar una o dos canciones e irme de allí, no estaba presionada porque no tenía el menor interés por entablar o iniciar una relación con nadie., y por lo tanto no tenía que esforzarme en quedar bien. Jessica se detuvo abruptamente delante de una mesa. Había dos muchachos, uno de ellos era su novio y el otro, sería mi cita…

¡Woouuu!

Los dos se pusieron de pie, e inmediatamente Jess hizo las presentaciones.

Jess: perdón por el retraso, pero, es que había un tráfico terrible. Mira Ana, él es de quien te hable.-Jess le dio un beso al chico y luego se puso a lado de su novio y nos miró a los dos sonriente.-él es Ángel.-El muchacho alto de cabello negro y ojos verdes me sonrió apenado-lo que me dio a entender que él también venía a la fuerza. Genial. No tenía que fingir interés, aunque lo cierto era que Ángel estaba guapísimo. Extendió su mano y yo le correspondía el saludo.

Ángel: Encantado-me dio un apretón fuerte de manos y sus ojos brillaron con la luces que se reflejaban en ellos

Ana: igualmente

Jessica y yo nos sentamos juntas y los chicos a cada lado, Ángel trataba de hablarme pero con el ruido no le escuchaba muy bien, así que solo me dedicaba a asentir y sonreír como si supiera  lo que estaba diciendo. No sabía porque pero me sentía algo tímida, no sé si se daba cuenta o no, pero él se portaba muy dulce y sonreía todo el tiempo. Se suponía que no tenía que temer a nada, mucho menos portarme así de ridícula.

No sabía cómo interactuar en una cita, ya había pasado mucho tiempo desde… no sabía  cuándo.

La música se volvió más tenue y al fin pudimos entablar una “conversación” que se limitaba a que yo respondía algunas de sus preguntas, me observaba con tanto detenimiento en mis escasas respuestas que me ponía nerviosa, aunque de vez en cuando comentaba algo gracioso y no podía evitar reírme soltando una carcajada. Después de un rato me escape con el pretexto de ir al baño, me tome mi tiempo allí, jugué un rato con el celular y después me convencí a mi misma de irme discretamente, pero me arrepentí al momento de acordarme de Ángel, mínimo tenía que despedirme de él.

Cuando llegue a nuestra mesa solo estaba él, así que busque desesperadamente a mi amiga y a su novio con la mirada… ¿habrían sido capaces de dejarme a solas con él…?

Ana: ¿Y Jess y Nico?

Ángel: Se la llevo a bailar, creo…

Ana: ah…-me senté dudando si quedarme o no

Ángel: ¿Tú quieres ir…?-me pregunto dubitativo también

Ana: ¿eh…? ¿bailar…? Mmm… No. Bueno es que no… ahorita…

Ángel: Ok, pero, si quieres ir, vamos

Ana: ah… jaja ok

Ángel: ¿Te puedo decir algo?

Ana: Si…claro…

Ángel: La verdad es que no quería venir, pero, después de conocerte me alegra haberlo hecho

Ana: ¿en serio? Oh… gracias… pienso igual…-sonreí nerviosamente e intente no mirarlo cada vez que él me observaba, le di un trago a la bebida y cuando volví mi vista hacía él, ya estaba más cerca. Sentía que me ardían las mejillas, era evidente que era muy nueva en esto, ¿ya se me había olvidado como desenvolverme en una cita? Tome mi bebida de nuevo y me la termine de un solo trago.

Ángel: Oye...

Ana: mande

Ángel: ¿Qué te parece si vamos a un lugar más tranquilo?-dijo bajando su tono de voz con una mirada sugerente.

No sabía que decir o más bien no podía creer que me estuviera insinuando algo… Por un momento, solo por un momento, quise decir que sí.

Ana: No creo, la verdad es que estaba a punto de decirte que me iba, tengo muchas cosas que hacer mañana. Un gusto conocerte. Me despides de Jess y Nico por favor.- Tome mi bolsa y me levante. 

Que fiasco. Parecía lindo y tierno. Me daba cuenta que me detestaba por no poder estar con otra persona aún y al mismo tiempo por necesitar desesperadamente olvidar, olvidarlo con alguien más...

Cuando estaba en el estacionamiento me percate que venía deprisa detrás de mí. La verdad es que no tenía ni ganas de llevar la contrario, pero, tampoco planeaba quedarme mucho tiempo. 

Ángel: Espera…-grito desde lejos. Me quede parada esperando que llegara a donde estaba-¿Pasa algo malo?

Ana: No. Solo que tengo que irme.

Ángel: pero… Yo solo quería disculparme si di a entender algo que no era…-dijo apenado-solo, quería ir a algún restaurant o café, o algún lugar donde no hubiera tanto ruido, eso quise decir, perdón si se entendió otra cosa… ¿Se entendió otra cosa?-dijo inocente y esta vez yo me sonroje.

Ana: eh… no… no.-¿Cuántas veces había deseado que Bill viniera así por mí? Que lo hubiera intentado.

Ángel: Bueno si tienes que irte no puedo hacer nada. Pero... ¿Te gustaría ir a comer otro día…?

Ana: ¿eh…? Bueno yo...-¿Era justo seguir sufriendo por alguien que ya era feliz en otros brazos...?-Si, me encantaria

Ángel: ¿Qué bien! ¿me das tu teléfono?-no lo pensé tanto y se lo di. Si no se lo daba perdería el contacto con él y era algo que no quería que pasara...