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miércoles, 30 de octubre de 2013

Capítulo 100

Siento el retraso, pense en publicar solo un cap. pero creo que me vería muy malvada... les dejo dos, éste y el cap. 99

¡Gracias por leer y bienvenidas nuevas lectoras!




Cap. 100




Mi reacción al reconocimiento fue muy notoria, los músculos se me tensaron solo de imaginarme como Bill podría saberlo.

Bill: ¿Y…? Parece que ya se te ha refrescado la memoria

Ana: Luego…

Bill: ¿Luego?

Ana: Llego Alex.-Lo mire inmediatamente para observar su reacción, estaba completamente decepcionado y de inmediato me sentí culpable, él se había preocupado tanto al punto de ponernos seguridad a causa de él y sin más yo le había permitido la entrada a mi casa.-Lo siento Bill…

Bill: ¿Qué más?

Ana: Sé que no debí dejarlo entrar, pero, sé que no se hubiera atrevido a hacerme daño…

Bill: Claro que lo sabes…

Ignore su comentario porque me  carcomía la curiosidad sobre cómo pudo haber sabido eso, y poco a poco fui comprendiendo que Bill estaba imaginándose cosas que no eran y esa la razón por la que estaba furioso.

Ana: ¿Cómo sabías que Alex estuvo en el departamento…?- pregunte sin pensarlo, la decepción en su rostro se intensifico

Bill: Estuve ahí, había ido para encontrarnos como habíamos acordado pero lo vi entrar…

Ana: No entiendo… ¿Entonces por qué no llegaste?

Bill: No quería interrumpirlos. Decide esperar aquí.

Ana: Bill, si estás pensando que entre Alex y yo…

Bill: Pensé que ibas a aceptarlo

Ana: ¿Qué? ¡No!-grite horrorizada- Ni siquiera sabes a que fue, déjame explicarte-le decía desesperada- yo no tengo nada con él.

Bill: ¡Por favor!-bufo irónico-No has dejado de verlo ni un solo día

Ana: No Bill, lo he visto en contadas ocasiones y para tratar asuntos de trabajo, tienes que creerme, por favor -Bill se puso de pie y yo le seguí como imán-¿¡Cómo puedes creerme capaz de algo así!? Jamás te haría eso…

Bill: Te estoy dando la oportunidad de confesarte ¿y ni así eres capaz de asumirlo?-dijo con dureza apretando los puños de las manos.

Ana: Tienes que creerme, me lo debes, no puedes desconfiar de mi de esa forma… -No, no debíamos terminar así… además el que debía confesar no era otro sino él.

Bill: Yo no te debo nada

Ana: Claro que si… A pesar de todo… yo siempre confié en ti… -le confesé sincera, no podía reconocerle, no era el mismo que había conocido, quería intentar buscar a ese que yo quería, tenía que seguir ahí, aunque fuera una mínima parte de él, me dolía en el alma que creyera que pude haberlo engañado.

Bill: ¿a pesar de todo?-repitió con desdén

Ana: Sabes de lo que estoy hablando… no es nada fácil que tu estuvieras viajando a cada momento… creer…y darme cuenta que estaba equivocada…

Bill: Para mí tampoco nunca fue fácil Ana- Debía haber dicho no es fácil…, no nunca fue…, me quede pensando en eso,  por lo que, lo que dijo después me tomo desprevenida- así que dices que debo entenderte… te sentías tan sola que no tuviste otra que meterte con él-escupió con furia-pobrecita… A eso se le llama de otra forma…

Ana: Cállate.–poco me falto para soltarle una cachetada, nos estábamos haciendo más daño del necesario-Yo jamás tuve NADA que ver con él y me duele que creas que si-le dije derramando las primeras lágrimas-cuando el único que fallo aquí fuiste tú y lo único que veo es que estas buscando una excusa para terminar y para que la culpable de ello sea yo

Bill: A ver…-dio dos pasos acercándose finalmente, mismos que yo quería retroceder pero me tomo del brazo evitando que lo hiciera-según tú… ¿Cuándo dices que falle, debo suponer que estás hablando de Kim?-frunció el entrecejo

No quise levantar la cabeza por miedo a mirarlo y soltarme llorando, su agarre me acerco todavía más al punto de sentir su respiración en el oído

Bill: ¿Tengo razón? ¿Qué con ella?-pregunto desafiante

Ana: Por algo absurdo estas concluyendo que te engañe cuando los hechos hablan de lo que has hecho tú…

Bill: ¿Qué he hecho según tú?

Ana: Distanciarte sin razón y de pronto saberte el mejor amigo de ella, ¿te parece poco?

Bill: ¿Eso te duele?-susurro en mi oído y la sangre comenzó a hervirme de nuevo

Ana: No tanto como te duele a ti creer que te engañe…

Sentí como la respiración se le acelero y una de sus manos voló a mi barbilla para hacer que lo mirara a los ojos y en cuanto lo hice me di cuenta que había logrado lo que quería con ese comentario.

Bill: No soy yo quien está llorando…-me contesto con crueldad

Estaba pasmada, desconcertada, no sabía a quién me estaba enfrentando, no le reconocía en absoluto, me hice a un lado bruscamente haciendo que me soltara y él se movió incomodo hacia atrás.

Ana: Si te hace sentir mejor verme de esta manera me alegro-inspire y espire una y otra vez y me limpie las lágrimas -Espere muchísimos días para que tuvieras el tiempo y el valor de enfrentarme y que me dijeras a la cara que ya no querías estar conmigo, qué ya estabas con alguien más… con Kim o quien fuera… eso hubiera sido más fácil a hacerme pasar por todo este teatro, echándome la culpa de todo, ¿y para qué? Solo para terminar de la peor manera… terminar con el poco respeto que nos quedaba del uno por el otro, si lo que querías era una excusa para terminar con lo que tenemos simplemente lo hubieras hecho hace mucho, sin necesidad de esto y me parece que va siendo hora de irme porque sé que las verdaderas razones no las voy a conocer...

Bill: No puedo creer que esperes una explicación… cuando tú no me estás dando ninguna

Ana: Yo no tengo nada que explicarte. No pasó nada con Alex. Nunca ha pasado nada.

Bill: ¿Por quién me tomas?

Ana: ¿Sabes qué? No lo sé, la verdad es que no te conozco… si te hace sentir bien creer que algo así paso, hazlo

Bill: No soy el único que lo sabe…-dijo abatido- No pensé que tendría que llegar a esto…

Estaba a nada de irme de allí, pero su aseveración tan confiada irremediablemente me hizo detenerme  

Ana: ¿De qué estás hablando? ¿Qué sabe de qué?-Era absurdo que hubiera alguien más implicado, ya entendía el porqué de su actitud para conmigo, alguien le había calentado la cabeza y ya me imaginaba quien había sido-Si prefieres creer en lo que los demás te dicen antes que en mí, esto ya no vale la pena, tal vez nunca lo valió…

Bill: No se trata de algo que me hayan dicho… se trata de lo que yo mismo comprobé…-Termino diciendo con lo que parecía dolor reflejado en sus ojos, mientras mi desconcierto crecía sin control. No había forma de comprobar nada porque simplemente no lo había, nunca había pasado nada, pero podía ver en su mirada que él de verdad creía que sí.

Ana: Esta bien, pues dímelo, porque no entiendo nada-dije tratando de tomar una actitud serena

Bill: Quieres dejar de perder el tiempo y hacérmelo perder a mí-dijo inclemente- no es necesario que sigas fingiendo, lo sé todo, y no solo por lo que ya me venían diciendo hace tiempo sino porque yo mismo lo vi… el día que vine aquí, cuando supuestamente ibas a ir al aeropuerto, ¿lo recuerdas?

Me quede helada al escucharle, casi creo que había perdido todo el color en la cara. Todo comenzaba a tener sentido y por lo tanto todo iba a derrumbarse, por fin estaba comprendiendo su actitud hacia mí.  

Bill: Por tu expresión me doy cuenta que si lo recuerdas… -dijo con la hostilidad saliéndole hasta por los poros-bien…-hazte las cosas más sencillas y dime de nuevo, donde es que estabas y con quién y esta vez procura no mentir.

Trataba de buscar rápida una solución para dejarle claro que se estaba equivocando, que íbamos a perderlo todo por malos entendidos.

Ana: Esta bien-pase saliva-pero por favor, escúchame, no es lo que estás pensando, te lo aseguro por lo más sagrado

Bill: No te atrevas-sentencio-no me asegures nada-las facciones de su rostro se endurecieron y sus músculos se tensaron-vamos Ana, habla con la verdad-exigió-vamos que los dos sabíamos que lo nuestro no iba a durar mucho más… pero hacer eso…

Me quede con la boca abierta, el mundo que me había construido junto a él se derrumbaba ante mis ojos, al saber lo que realmente creía sobre nosotros, al saber que era la única que se había creído que podía ser… Me impacto su comentario y creo que él pudo darse cuenta cuanto me dolió pero me evito rápido la mirada y me dio la espalda.

Sentía como me ardían los ojos y como empezaban a acumulárseme las lágrimas que intentaba reprimir a toda costa, aun así me aclare la garganta e ignore el dolor que sentía en el pecho.

Bill: No tengo todo el día-dijo sin girarse 

Ana: Lamento no habértelo dicho antes, y todavía lamento aún más, que eso que crees-se rio incrédulo- haya sido la razón de tu actitud los últimos días-pero precisamente quería evitarte pasar un mal rato-se rio nuevamente, e hice como si no le hubiera escuchado- Lorena, mi exjefa, quería que volviera a explicarle algunas cosas a Alex sobre unos documentos, ya que él iba a quedarse en mi lugar después de renunciar-le explique lentamente al tiempo que yo misma intentaba calmarme-y un día antes de que llegaras… fui a la empresa pero él no estaba allí y yo quería terminar de una vez por todas cualquier lazo con Alex y a la empresa, así que fui a su casa

Bill: tanto deseabas verle que hasta pudiste escapar de la seguridad…-se rio irónico

Ana: No. Para, por favor, escucha no es así, yo no quería verle, todo era por el trabajo, tienes que creerme-le suplique-Fui a su casa y solo hablamos sobre algunos archivos y luego…-sentía la garganta seca y cada vez más irritada

Bill: ¿Y luego qué? No seas tímida… -se giró para mirarme

Ana: Ese día estaba lloviendo muchísimo-dije ignorando su comentario.- así que no pude irme de inmediato y se hizo tarde… y ya no pude regresar, no me di cuenta que me había quedado dormida hasta que amaneció-Bill me miraba confundido seguramente tratando de averiguar si le estaba diciendo la verdad, en el fondo puede ver que él me creía, o al menos deseaba hacerlo-y luego me di cuenta de la hora y de inmediato salí para el aeropuerto pero ya no te encontré… eso fue lo que paso, y yo no quería discutir por esto, sabía que ibas a enojarte mucho porque había ido sola…

Bill: ¿Me estás diciendo que pasaste la noche en casa de un tipo al que le gustas y no hiciste nada?- dijo con los ojos brillándole al rojo vivo

Ana: Por lo que más quieras créeme, no me quedo otra opción que quedarme allí, pero te juro que no pasó nada, puedes preguntárselo a él

Bill: Con ese cabrón ya ajustare cuentas, si es que da la cara-las venas en sus brazos se marcaron de tal manera que supe que estaba tratando de contenerse- ¿por qué tendría que creerte? Después de todo, no sería la primera mentira que estuvieras diciendo

Ana: Porque es cierto, por lo que hemos vivido, por todos esos momentos que pasamos juntos, que al parecer a ti ya se te olvidaron…  

Bill: No. A mí no-contesto con cierta tristeza y decepción

Ana: Pues a mí tampoco, sería incapaz de hacerte eso

Bill: No lo parece…

Ana: Tú me conoces… hasta donde yo creía estábamos bien, ¿por qué querría renunciar a ti?  ¿Por qué querría arriesgar de una forma tan estúpida nuestra relación? Hasta donde sabía teníamos planes y muchas cosas por hacer, jamás, te hubiera traicionado

Bill: Ahora que lo dices… estoy considerando las respuestas… si de verdad querías estar conmigo o con lo que había detrás; fama, dinero…

Ana: no Bill, eso no-le decía frustrada, me sentí terriblemente mal por la posibilidad que estaba planteando, porque me estaba desgarrando por dentro, y no importaba si así podía comprobarle que jamás me había interesado nada que tuviera que ver con eso-No vayas por ahí, siempre he sido sincera, lo que siento por ti no tiene nada que ver con el dinero

Bill: Lamento mucho no creerlo 

Ana: ¿Qué?-Otra vez allí estaba ese mareo, la cabeza me dolía impresionantemente, no sabía de qué forma hacerlo reaccionar-No soy yo la que está contigo por tu fama o dinero, estoy contigo por lo que eres, y me duele en el alma que pienses así, y no por mí, sino, por ti, porque dudas de los sentimientos sinceros que te tengo- Extendí mi mano temblorosa para tocarlo pero se apartó de inmediato-No sé quién… te haya hecho daño en el pasado… que te cueste creer que la gente te quiere a ti y no a tu imagen, aunque tampoco dudo que haya gente que este contigo por puro interés y casi estoy segura, que una de esas personas es la que te ha llenado la cabeza de esa mierda. Sabes de quién te hablo, ¿no? Deberías de cuidarte de ella y sus intenciones, lo que no sé… es hasta donde llegaste con ella para que desconfíes de mi de esa manera…

Bill: ¿Qué…?-frunció el entrecejo-Supongo que no esperaras una explicación por un simple desliz…-me miro impasible como si lo que acabara de decir no tuviera la menor importancia, lo que tanto me temía escuchar y me había negado las últimas semanas.

Me quede paralizada como si acabaran de echarme encima un balde de agua fría, y es que a ese punto creía que nada podía impresionarme, pero estaba literalmente con la boca abierta, la poca fe que tenía en él se me había caído al suelo.

Ana: ¿Eso fue antes o después de planear vivir juntos?-dije con tono de voz que indicaba el llanto que se aproximaba, y vi en él un destello de arrepentimiento pero no le veía la menor intención de arreglar lo que ya estaba dicho, ni si quiera de justificarse.

Bill: ¿Eso importa?-cuestiono frío

Ana: No. Tienes razón, de hecho no importa- la ira empezó a recorrerme las venas, no sabía si reír pensando que todo era un chiste o que tenía una explicación o aceptar lo evidente y sacar todo lo que llevaba acumulando dentro.

Bill: Lo que paso fue algo sin importancia, en cambio tú… mantenías una relación con los dos, ¿sabes en lo que eso te convierte?-apretó la mandíbula para contenerse y lo logro pero yo no estaba dispuesta a pasárselo, no tenía ningún derecho a insinuar nada y menos cuando había sido él mismo, el traidor, quien había tirado todo por la borda, eleve mi mano con toda mi fuerza puesta en esa bofetada que iba a darle pero el logro agarrarme antes, me escudriño con la mirada unos segundos y luego tomo mi otro brazo.    

Ana: ¿Eso fue lo que te dijo Kim eh?-moví mi mano con la poca fuerza que me quedaba pero Bill se rehusaba a soltarme-déjame, no quiero que me toques-grite con repulsión, él abrió muchísimo los ojos dejando libres mis manos seguramente al ser testigo del miedo que me estaba provocando- a esa se le han de estar pasando mil cosas por la cabeza, no habrá tenido importancia para ti, pero, para ella no lo sabes…

Bill: Kim sabe cómo son las cosas, yo pensé que tú también lo sabias…

Ana: ¿¡Cómo eran las cosas!?-me quede paralizada mientras mi cerebro procesaba sus palabras-¿Cómo son Bill?-grite desilusionada

Bill: Me refiero a que no es nada serio… Lo que llegue a pasar cuando estemos de viaje… es solo… -suspiro-es irrelevante, ya me entiendes… no significa nada

Ana: ¿Qué?-le grite alucinada sin dar crédito a lo que estaba oyendo-tienes que estar bromeando, ¿no es así?-Ni siquiera me atrevía a imaginarme cuantas veces…-Mil veces te lo dije…-le susurre entre sollozos-Mil veces te lo pedí…- las lágrimas se me vinieron encima  y yo de inmediato me voltee y me talle los ojos, no quería que me viera llorar aún más- te dije que si alguien más te interesaba… me lo dijeras y de allí cada quien seguía como pudiera…sabías que nunca hubiera aceptado estar contigo si era de esa manera…. Y tú me afirmaste que no era así… Que solo estabas conmigo…Es qué… ¿¡Cuántas veces me lo afirmaste!? ¡Malita sea! ¿Hasta cuándo ibas a tenerme así?

Bill: sabías que esto no duraría siempre…

Ana: Ahora me doy cuenta… ahora veo la poca fe que tenías en nosotros… y que nunca fui la única para ti… y debo admitir que tu si fuiste el único para mí, aunque ahora no lo creas- le dije sin ocultar mi rostro, mirándole de frente, y por un segundo observe en esa expresión de miedo que le sombreo el rostro  que se estaba dando cuenta de la sinceridad con la que hablaba-Lo que no termino de entender es, porque si llevas semanas creyendo que tengo algo con Alex, es más, por qué ese mismo día que creíste tener frente a tus ojos la verdad absoluta, ¿Cómo pudiste contenerte? ¿Cómo pudiste fingir que todo iba bien? Dímelo, porque yo no lo termino de entender, ¿Cómo pudiste resistirte a no gritármelo a la cara ese mismo día? ¿Por qué alargaste la agonía? La tuya y la mía.

Bill: No fue esa mi intención, ni siquiera pensé que debiera estar aquí… además creí que al pasar de los días ibas a comprender…

Ana: Claro que era tu intención, y no me sorprendería saber que es la forma en como das por terminadas tus relaciones… pero, ¿sabes? Ahora que te veo, estoy casi segura que en el fondo, si no lo hiciste era porque no querías creerlo, porque estabas dudando como lo estás haciendo ahora… pero al menos reconozco que dejaste aunque fuera por un momento el egoísmo a un lado para que de una buena vez cada quien tome su camino, y creo que aunque poco, esto también te duele

Bill: Era mi orgullo el que no lo quería reconocer, si me jode es porque me viste la cara… Te recomiendo que no intentes ver nada más detrás porque no lo hay, y ahora lo que estoy ansiando es que te marches, que te vayas de la misma forma en como nos conocimos la primera vez: estando sola.-susurro espetando frío dando directo al blanco. Sus palabras habían cumplido su objetivo. Lastimar.-Créeme… No volverás a verme ni el polvo.

Ana: Espero que tengas la fuerza para poder cumplirlo-dije y él se rio desagradable.  

Bill: ¿Qué te hace pensar que no?

Ana: Los momentos que vivimos y el remordimiento, que por más que lo niegues, no te va a dejar tranquilo. Vas a arrepentirte de lo que has hecho hoy, te lo aseguro.

Lo único que me quedaba por hacer era demostrar dignidad. Me dolía en lo más profundo de mí ser cada una de sus palabras, todas las que había pronunciado desde que había llegado e inmediatamente se habían clavado en mis entrañas, y que ahora se repetían en mi mente, pero no le iba a permitir que me viera destrozada aunque en el fondo sabía que no iba a lograrlo, porque las lágrimas no me ayudaban pero al menos lo intentaría, tenía que fingir que sus ofensas no me tocaban.

Bill: ¿De verdad? –se rio-¿crees que tengo miedo de tus amenazas?-por un breve instante vi en sus ojos el miedo, muy posiblemente el miedo a que pudiera presentarme ante la prensa y compartir la abrumadora historia, me reí nada más de imaginarlo.

Ana: No es una amenaza-solté decepcionada- es lo que va a pasar un día. Te vas a dar cuenta que te equivocaste y ¿sabes qué? ese día vas a estar solo… porque tienes miedo de confiar en la gente, porque tu solo te saboteas… y vas a darte cuenta  de las cosas que has perdido, no me refiero a mí, ya que, no puedes perder lo que nunca fue tuyo, ¿no?-su mandíbula se tensó al igual que sus brazos, supe que le había calado en lo más hondo-y también sé que vas a aprender de esto y espero que no dejes que algo así te vuelva a suceder, que nunca vuelvas a dejar que cualquier persona te llene la cabeza de mentiras, como las que hoy has adjudicado a mi persona, me apena infinitamente que esto haya terminado de esta forma y más con la idea que te has hecho de mí, que por supuesto, es falsa, pero para cuando te des cuenta ya vamos a estar muy lejos, y que sepas que yo no te falle, al menos no de la manera que tú crees, en cambio tu si lo hiciste, y por lo mismo, hay algo en lo que estoy de acuerdo contigo,  en que por salud mental procuremos jamás cruzar nuestros caminos, así que voy a ayudarte a cumplir lo que dijiste, a mí no me vuelves a ver nunca.-tome mi bolsa y salí de la habitación sin mirar atrás.

Corrí desesperada a los ascensores y presione el botón un montón de veces, no quería que nadie me viera, mucho menos él, por si salía a cerciorarse que ya me hubiera ido.

Expulse un suspiro de alivio al ver el elevador vacío y luego un quejido de lo más profundo de mi alma, me deje caer sin poder evitarlo cuando el ascensor comenzó a bajar. ¿Cómo había podido creer que había sido capaz de engañarle? Y peor aún, ¿¡Como se había atrevido a hacer planes conmigo cuando estaba aceptando que no le veía futuro!? ¿Cómo!!?

Me levante con cuidado para no resbalar con los tacones que llevaba, me dio miedo mirarme ante las paredes que reflejaban mi imagen, una con ojos rojos e hinchados con lágrimas resbalándole sin temor por las mejillas, con el cabello embarañado y el alma hecha pedazos. Me limpie las lágrimas con las mangas de la blusa y luego trate de peinarme el cabello con los dedos.

El corazón me dio un vuelco casi a punto de detenerse, lo tenía parado en frente de mí en la planta baja, y mi mente estaba demasiado desconcentrada como para averiguar cómo es que había llegado antes que yo. Se quedó paralizado por la perturbadora imagen que llegaba a sus ojos detrás de las gafas oscuras que llevaba puestas, en seguida alargo la mano para tocarme, pero me aleje, sintiendo que si lo dejaba hacerlo iba a dolerme tanto que no podría seguir despierta.

Al salir me di cuenta que mi mente me había hecho una jugarreta y por poco se había aferrado a la idea de dejarse consolar por esos brazos.

Odie que fuera él, que estuviera parado ahí con una maleta al lado, mirándome con compasión. Estaba buscándome con la mirada. Tom se quitó las gafas dejando ver una expresión desencajada y dolorida pero seguro no era más intensa que la mía.

Tom: ¿Qué…Qué ha pasado?

Me aferre al bolso y me lo reacomodé en el hombro, pase saliva, y percibí un terrible dolor, no más profundo que él que ya me había causado Bill.

Ana: Pasa que tu hermano por fin se quitó las caretas de encima y por primera vez me hablo con la verdad-dije tan entera como mi mente me permitía, alejando los acontecimientos de hacía escasos minutos-me enderece y seguí caminando sin esperar su respuesta.

Tom: ¡espera Ana!-dejo su maleta para poder caminar al lado mío-No te vayas así

Ana: Está muy equivocado Tom. La única forma en que voy a perdonarlo es no volviéndolo a ver jamás.

Tom: No sabes lo que estás diciendo.-Por primera vez desde que lo había conocido se había atrevido a tomarme del brazo casi con violencia-Tu lo quieres y él…

Ana: ÉL no.-le corte- Ya me lo ha dejado claro.

Tom: Eso es mentira. –La gente había empezado a mirarnos sin aparentar y a mí cada vez me daba más pendiente la curiosidad de las personas mientras que a Tom poco le importaba-Tu misma has dicho que está equivocado, yo te creo-me dijo y vi en sus ojos esa transparencia que no encontraba en los de Bill, y me dolía que fuera él quien creía en mí y no su hermano.

Ana: Yo no voy a sacarlo de su error.

Tom: Ahora no quiere escuchar a nadie, pero ya lo hará. Dale tiempo…

Ana: ¿Para qué? para que me lastime más de lo que ha hecho. No gracias, yo paso. Además, después de que se confesó, como podría volver… -en ese momento se me quebró la voz y vi claramente la intención de Tom de querer abrazarme, de la misma forma que él lo había hecho yo también me solté de su agarre con violencia. Si permitía que me abrazara iba a desmoronarme allí mismo y eso era algo que no estaba dispuesta a dejar que sucediera-En lo que a mí respecta no quiero saber nada de él, de ustedes… -dije alzando la voz. Tom se quedó en shock tratando de pescar alguna pisca de broma en mi voz pero no iba a encontrarlo, estaba hablando muy en serio, no podría seguir en contacto ni con Gustav, ni con Georg, mucho menos con Tom, y eso me destrozaba.

Tom: Lo siento, siento lo que ha pasado…

Ana: No-le pedí desesperada-no eres tú el que debe sentirlo…



(...)





Capítulo 99





-¿No piensas sentarte?-el corazón me latió como loco. No tuve que mirarle para reconocer la dureza en su voz. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que ni siquiera le había escuchado entrar. 

Ana: no hace falta-me di la vuelta y vi como la hostilidad se asomaba en sus ojos perfectamente delineados. Ni siquiera me moví. Impecable como siempre y haciendo uso de su imponente presencia dio dos pasos hacia mí acortando la distancia-así estoy bien-instintivamente entrelace mis manos a la altura del estómago, mi cuerpo quería protegerse. ¿Pero de qué?

Bill: creo que estarías más cómoda si te sentaras-sonrió-pero como quieras…- trague saliva y trate de evitar a toda costa el contacto visual. Jamás me había imaginado que verle iba a impactarme a tal punto. No sabía por dónde empezar así que llegue a la conclusión de dejar que el mismo comenzara a confesar…-¿Quieres algo de beber?

Ana: No, gracias.

Bill: Yo si necesito algo de beber-murmuro serio- tengo la garganta seca-dijo y se dio la vuelta para sacar una botella de agua del minibar

Ana: ¿Por qué no me llamaste antes?-me atreví a preguntar intentando que no se me notara la ansiedad

Bill: Supuse que estarías ocupada

Ana: si me hubieras llamado lo hubieras sabido

Bill: ¿Si? ¿Qué hiciste hoy?-pregunto curioso

Ana: ¿Qué?

Bill: si, cuéntamelo-dijo sonriendo con un repentino cambio de ánimo

Ana: bueno… como sabes ya no estoy trabajando, así que…

Bill: pero sigues viendo a tus antiguos compañeros…-me interrumpió ladeando la cabeza esperando una respuesta, supe que se refería específicamente a Alex ¿sería un buen momento para decirle que se había ido?

Ana: no tanto…

Bill: no como quisieras…-dijo sarcástico y acto seguido se dio la vuelta dándome la espalda

Ana: ¿A qué te refieres?

Bill: ¿Quieres que yo te lo diga?-se rio

Ana: me gustaría, porque últimamente no entiendo ni lo que haces ni lo que quieres

Bill: lo mismo digo…-afirmo con irritación- yo que pensé que no íbamos a perder el tiempo-bufo irónico y le dio otro largo trago a la botella de agua casi terminándosela  

Ana: Se nota que no estás aquí para arreglar las cosas-dije e inmediatamente me arrepentí al ver su expresión.  

Bill: ¿tú pensaste…?-frunció el ceño con sorpresa y debo aceptar que me dolió bastante darme cuenta que él únicamente había venido para dar todo por terminado.

Pero, ¿por qué? ¿Qué había ido mal? ¿A caso había terminado por acercarse a Kim…? ¿O era que la distancia había hecho lo suyo y nos había fastidiado a ambos?

Inesperadamente se acercó hasta donde estaba y me examino con la mirada un momento que a mí me pareció eterno, y al parecer había encontrado algo, algo que le había causado gracia, puesto que empezó a sonreír.

Bill -¿Qué estás buscando?-susurro despacio.

Ana: ¿Yo? –Dije confundida, puesto que movió su cabeza ligeramente haciendo que su aliento se sintiera directo en mi boca, y poco faltaba para que nuestros labios se rozaran-N-na-ada… -me tembló la voz pero tomando en cuenta que quería terminar pronto con esto necesitaba demostrar valor- ¿Qué estás buscando tú?-le pregunte decidida.

Bill: Algo más que un simple beso… -dijo deteniéndose a centímetros de mi boca mirándome directamente a los ojos

No pude moverme, no terminaba de entender de a qué se refería y eso cada vez me tenía más nerviosa

Bill: algo así como… -me miro de arriba abajo y luego curvo sus labios en una sonrisa- no vayas a pensar mal.- dijo con ojos brillantes y alejándose repentinamente. Arrugue la frente en señal de una confusión que iba en aumento sin poder evitar que el miedo se me inyectara en las venas, era su tono de voz el que me decía que esto no iba a mejorar, se alejó tan pronto de mí, tal y como se había acercado-puedes estar tranquila…-se dirigió a la ventana-no te voy a tocar… -pronuncio lentamente como para no dejar la menor duda-¿sabes?-se dio la vuelta-Hace un momento… Pensé que te habías ido…-levanto una ceja divertido

Mis ojos se abrieron como platos y mi mente divago en su tono de burla que no tenía otra intención sino hacerme perder el control.

Ana: No soy de las que se van sin dar ninguna explicación-le respondí contundente y su reacción no fue otra  que de desagrado

Bill: me complace saberlo-dijo y por primera vez rompió el contacto visual entre los dos-eso nos facilitara las cosas

Ana: ¿Nos? Te facilitara las cosas a ti-le dije recordando el encuentro con Kim, de solo hacerlo sentía como me hervía la sangre

Bill: ¿A mí?

Ana: ¿Quieres saber por qué había bajado? Kim quería mostrarme unas fotos de los conciertos a los que asistió- le hice saber con la respiración agitada y él pareció sorprendido con lo que estaba oyendo-¿No tienes nada que decir?

Bill: ¿Qué es esto?-curvo poco a poco sus labios en una sonrisa-¿Una escena de celos?


Ana: Después de todas las que me has hecho tú…

Como si ese comentario lo hubiera encendido, se acercó a toda velocidad, perdiendo los estribos, su mano quiso sujetar la mía pero se detuvo, como si el solo tacto fuera a quemarle.

Bill: Eres la menos indicada para reclamar algo-dijo entre dientes

Ana: ¿Eso crees? Si yo no tengo ningún derecho, ¿entonces quién?-le exigí saber indignada, sentía la cabeza a punto de explotarme. Su silencio no hacía más que provocarme y simplemente él no reaccionaba, era como si calara la posible respuesta en su cabeza

Toda esta situación me estaba causando un malestar físico inimaginable, me sentí mareada de solo pensar que estaba punto de confesarme algo que iba a ser muy doloroso, así que no pude más y me deje caer en el sofá.

Ana: Es que… -empecé a hablar como si lo hiciera solo para mí y en realidad así era, porque en ese preciso momento caía en cuenta… Ya no podía seguir negando que era evidente que su repentina lejanía tenía una razón de peso detrás-por fin me voy dando cuenta del porque de tu silencio…

Bill: ¿Qué?-me miro confundido-Si crees que yo…-dijo y un gesto de terror le atravesó el rostro- Estas equivocada…-susurro recuperando las formas

Ana: ¿qué tan equivocada puedo estar cuando la llevaste a ella en vez de a mí?

Bill: Yo no la lleve, ni siquiera la invite.

Ana: No me mientas

Bill: No lo hago

Ana: Mentiroso

Había pensado que estaba furioso por la forma en que se inclinó rápido sobre mí, sosteniendo mis hombros con firmeza, pero en vez de notarlo enojado era como si quisiera transmitirme sin hablar que estaba siendo sincero, pero si algo sabía era lo convincente que podía llegar a ser, y esta vez no iba a poder engañarme, los hechos hablaban por si solos, además ese confort no le llegaba a la mirada, llena de hielo.

Bill: Mejor calla… O vas a ahogarte con tus propias palabras-advirtió levantándose. Luego tomo su distancia hasta donde le pareció prudente- Si es por eso que estás molesta… puedes estar tranquila, no te estoy mintiendo-dijo impasible

Ana: Bien…-cierta parte de mi quería creerle, necesitaba hacerlo-supongamos que no… -respire hondo-de todas formas, te olvidaste de mi por completo-dije sin poder controlarme, no quería verme débil ante él pero la situación me estaba rebasando y mis impulsos hacían acto de presencia  

Bill: Lo lamento-Por un breve momento lucio arrepentido, como si eso también  le doliera-pero… no era lo más conveniente…-concluyo frio.

Ana: ¿Qué no era lo más conveniente?-repetí con las misma frialdad-¿De qué estás hablando? Dímelo de una vez y…- Me largo de una vez por todas, quise decir pero las palabras simplemente no me salieron.

Bill: exiges muchas respuestas para tú no dar ni una… 

Ana: Ya basta. Me canse...-pase mis manos por mi cara y mire al techo como buscando que el tiempo se detuviera un momento, quería que solo me dijera que todo se había terminado, pero poco a poco fui entendiendo que lo que él quería era que precisamente fuera yo quien lo hiciera, y si fuera más paciente seguramente no hubiera dicho las palabras que ya estaban saliendo de mi boca-Si sabes que esto ya se acabó al menos deberías tener el valor de decírmelo todo.

Bill: ¿Se acabó?

Ana: ¡Por favor! no juegues conmigo-le grite exasperada-sabes bien que a eso viniste, ¿O, no?

Bill: Si-acepto.-Hasta ese punto no sabía cuánto iba a doler  escucharlo y ahora lo estaba experimentando.

Ana: ¿entonces?-dije a penas, no supe cómo estaba logrando contenerme y no sabía cuánto podría aguantar.

Lo mire un instante, el cual fue suficiente para añorar los momentos que habíamos pasado juntos, inmediatamente cerré los ojos, todo parecía tan irreal, se sentía como si en cualquier momento fuera a despertar y al hacerlo, sabría que todo estaría bien, tal como lo había dejado, con él a mi lado…

Ana: Escucha-dije intentando tranquilizarnos a ambos, o a mí, porque no sabía cuánto podía guardar la compostura en su presencia-si todo llego a su fin, al menos podemos ser sinceros.

Bill: Eso quiero.-Dijo pero no parecía tener ninguna intención de comenzar a hablar.

Ana: bien…-tenía la sensación de lágrimas a punto de salir-Te prometo que seré sincera si tú lo eres.

Bill: ¿Me prometes?-frunció el ceño y me miro atentamente queriendo provocar algún tipo de reacción- ¿Desde cuándo te gusta hacer promesas?-espero en silencio y yo quería contestarle pero el nudo que tenía en la garganta no me dejaba hacerlo-Sino lo vas a cumplirlo mejor no digas nada

Ana: Deberías tomar tus propios consejos- le dije furiosa-si nos volvemos a los últimos hechos, tu palabra ya no vale de nada…

Bill: ¿Si no vale nada, qué estás haciendo aquí?

Ana: Bueno… Si no mal recuerdo… Estabas deseando verme, ¿no?-dije cruel y pude ver lo mucho que le estaba molestando oírlo, hasta a mí me sorprendía  el cinismo en mi tono de voz, pero, si él estaba jugando sucio, ¿por qué yo no?

Bill: ¿Viniste a cumplirme ese deseo? ¿En qué más puedes complacerme…?-pregunto cínico

Por un momento creí firmemente que podía jugar tan bien como él pero el nudo cada vez más grande en la garganta me hacía saber que no era así. Nada más escucharle se me revolvió el estómago de una forma que no creía posible. Sus labios se curvaron en una media sonrisa complacido por la reacción.

Bill: no me malinterpretes. Si hay algo que queremos el uno del otro, es solo la verdad-dijo contundente- Y a decir verdad hay algo que me gustaría saber… -Bill camino y luego se sentó frente a mí en el otro sofá-¿Qué fue lo primero que hiciste después de que te quite la seguridad?

Ana: ¿Qué hice?-me enderece en mi lugar, las lágrimas que querían salir no lo hicieron porque mi atención entera estaba dirigida a lo absurdo que era su pregunta, no entendía hacia donde quería llegar. ¿Era por la seguridad, por qué nos habíamos rehusado a tenerla? ¿Por eso estaba así?-Seguir con mi vida-conteste finalmente-seguir tal y como era  antes-Bill negó con la cabeza ante mi respuesta y riendo como consigo mismo me devolvió la mirada de incertidumbre que yo le estaba lanzando.  

Bill: Ese, ese precisamente es el problema.-Su seriedad me dejo perpleja, ya no sabía que decir o qué no decir, porque hiciera lo que hiciera parecía que  siempre me perjudicaba.

Ana: Si no me dices lo que pasa…

Bill: ¿para esto querías que viniera?-me interrumpió furioso-Me estás haciendo perder el tiempo.  

Ana: Entonces mejor vete a resolver tus asuntos laborales… o lo que sea a lo que hayas venido es lo verdaderamente importante, ¿no?

Bill: No vine por ningún asunto de trabajo, si estoy aquí es solo… Por ti.

Ignore su tono meloso, que solamente lograba ponerme nerviosa y por nada del mundo quería que lo notara.

Ana: No sé qué más decirte.

Bill: Voy a ayudarte y te voy a preguntar una vez más. ¿Qué hiciste el día de hoy?

Ana: Estuve en casa.

Bill: ¿Sola?

Ana: Si, Valeria no estaba, solo……-en ese momento recordé a Alex, no supe cómo había olvidado que había estado en el departamento, mi reacción al reconocimiento fue muy notoria, los músculos se me tensaron solo de imaginarme como Bill podría saberlo.




(...)