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domingo, 24 de marzo de 2013

Capitulo 66


Bill: ¿y me extrañas? Bueno ya sé que tu no-prosiguió,  sin dejarme hablar y decirle todo lo contrario, que me moría por estar con el-pero yo si te extraño. Hemos tenido mucho trabajo y casi ni tiempo de nada… lo bueno es que no nos acompañaste.. y antes de que digas algo, lo digo porque como bien dijiste casi no tendríamos tiempo para estar juntos, tuviste  razón

Ana: pero yo  no iba a decir nada,  no sé porque siempre esperas lo peor de mi…

Bill: Ana yo no espero lo peor de ti… -se puso serio- la verdad es que yo no espero nada… porque esperar algo de las personas esta mal… las personas esperan en general que la gente cambie, deciden estar con alguien y esperan a que un día cambien algo que no les gusta de ellos, y la verdad es, que yo vivo el momento y yo te conozco, se como eres y yo no quiero que cambies absolutamente nada de ti, me gusta  como eres, me gustas Ana

Ana: … ¿sí?- si que sabía como sonrojarme aun a distancia y afortunadamente el estaba del otro lado de la línea y no podía mirarme-¿y con lo poco me has tratado dices que me conoces?

Bill: otra vez con eso… el tiempo es relativo, un día entero contigo y se más de ti de lo que tú te conoces, a  veces también te das cuenta que llevas toda la vida creyendo que conoces a alguien y en realidad no es así, resulta que estabas con un extraño a tu lado-, así que Ana no le des importancia a los días o semanas o meses

Ana: si bueno creo que tienes razón… ¿estás seguro de todo esto?

Bill: Estoy convencido.

Me gustaba  oírlo hablar así, pero a veces era difícil entender la confianza que depositaba en mí sobre esta relación, me sentía culpable por tener esa idea en mi mente, sobre que esto no iba a durar… viajaba todo el tiempo, conociendo a gente diferente todos los días, ¿cuánto le duraría eso que sentía por mi…? 

Me daba un coscorrón a mí misma por tener  esas ideas pesimistas, cuando el confiaba. Quizá no merecía a alguien como él.

Ana: sí que sabes como alegrarme el día

Bill: y cuando estemos juntos… ya verás cómo voy a alegrarte el día…

Ana: ¿sí? Bueno veremos…

Bill: te dejo niña mía, te quiero.

Ana: Yo también te quiero.

Corte y me quede un minuto mirando el teléfono con nostalgia, hasta que la voz de Dean me saco de mi mundo de fantasía. 

Dean: casi termino…-grito mientras le echaba  una hojeada a los planos.

Dean estaba supervisando el material e incluso en ocasiones ayudaba a colocarlo, era un perfeccionista observaba errores o defectos que otros no podían distinguir. Cuando medía y comprobaba los planos, en la construcción no había nada ni nadie que los sacara de su infinita concentración. Nosotras le observábamos desde debajo de un árbol, donde esperábamos a que terminara para irnos a tomar el almuerzo. Habíamos planeado comer fuera de la ciudad y Dean necesitaba avanzar en el proyecto de un cliente, así que habíamos venido aquí antes para que él supervisara la obra.

Ana: nada más a tu novio se le ocurre trabajar en domingo

Valeria: déjalo. Dijo que no iba  a tardarse,  que solo serían cinco minutos

Ana: claro, eso dijo hace hora y media….-me reí y Valeria lo hizo después- Sabes que… creo que yo me voy a ir a dar la vuelta

Valeria: ¿otra vez?

Ana: si, hasta que tu amado se desocupe

Valeria: no te vayas

Ana: ¿por qué no? ¿Y dónde estará Alex? Seguro él ya sabía… -iba a irme pero en eso vi como se acercaba Dean a paso veloz hasta donde estábamos.

Dean: Haber chicas ya podemos irnos-dice con una sonrisa esplendida 

Ana: ¿enserio?- no puedo evitar emocionarme, de no ser por la llamada de Bill estaría muerta de aburrimiento. Desde que se fueron hablábamos casi todas las noches, me estaba acostumbrando a eso peligrosamente, con un día que pasara sin una llamada o un mensaje me sentía absurdamente ansiosa.

Dean había ganado una gran cantidad de dinero por la construcción que estaba llevando a cabo para este cliente; uno de los coordinadores de la universidad donde hasta hacía relativamente poco había trabajado.

Dean: bien muchachos buen trabajo, ya pueden irse, nos vemos el martes. –Los obreros comenzaron a dispersarse, algunos se fueron y otros más se quedaban a descansar antes de irse.- Yo mismo construiré nuestra propia casa- se pasó una mano por la frente y luego ato su cabello en una cola de caballo.

Su barba a penas crecida y largo cabello le daban un aspecto como de hippie,  y aun así lucia muy atractivo. Cerro los planos y busco a mi amiga con la mirada quien le veía asustada todavía por el comentario, temblaba como gelatina de arriba abajo, ni siquiera le contesto pues todavía estaba en shock.

Cuando ella reacciono me miro y solo le salió una risita nerviosa. De un tiempo para acá Dean venía haciendo comentarios de una vida futura juntos, sé que lo peor que hacía Valeria no era que lo dejara creer aquello sino que ella misma lo creyera, aunque Valeria me había confesado que no era una idea que le desagradara tanto,  tampoco era algo que la hiciera saltar de felicidad. Sus sueños iban más allá del matrimonio y la crianza de hijos, era una mujer independiente y autosuficiente, ella no quería algo tan simple, siempre se dijo que no sería como el resto de las mujeres haciendo lo que la sociedad marcaba sino que haría lo que ella creía y quería. Aunque esos planes tampoco eran tan firmes ahora que estaba con Dean, de verdad estaba enamorada y él, poco a poco iba haciendo que ella pensara de forma diferente. Él le brindaba seguridad y estabilidad.

Dean: ¿Valeria? ¿Qué tienes?

Valeria: ¿yo? ¿Por qué?

Dean: porque estás en la luna- por lo visto él seguía sin darse cuenta de lo que había provocado

Ana: Dean está preguntándote si ya podemos irnos

Valeria: ah… si, claro.

Dean condujo por toda la carretera hasta encontrar un pequeño restaurante en el que ya nos esperaba Alex, con quien había mantenido un trato amable pero de ahí en fuera era indiferente, cuando sentía que se aproximara por más que fuera un gesto inconsciente o indiferente no se lo permitía, no después de lo que paso, y más cuando Bill pudo haber visto esa escena, no quiero ni pensar en que hubiera pasado.

Después de comer pasamos un rato disfrutando de la carretera, de la vista, era todo, naturaleza. Luego fuimos a ver una película romántica al cine, por supuesto Valeria y Dean estaban encantados (por ahora, porque de repente discutían y pasaban hasta dos días sin verse, pero las reconciliaciones creo que ambos las disfrutaban demasiado… empezaba a creer que se peleaban con ese fin… que primitivos…),  aunque no sé si por la película o por el caso omiso que hacían de ella, mientras Alex y yo rogábamos porque se acabara, como me gustaría ver esta tonta película con Bill, algo tan simple que él no podía tener, de repente me entristeció ese hecho, no tenía estos simples actos que todos los demás podían hacer en cualquier momento, él solo podía disfrutar de películas en su casa, a veces con Tom y a veces solo, me moría de ganas de estar con él, haciendo todas esas cosas, no quería que hiciera ya nada  solo, sino conmigo, claro tampoco iba a asfixiarlo, pero él era quien me decía que ya había pasado mucho tiempo solo y que se alegraba de tenerme a mí, y el mismo me había hablado de que anhelaba hacer esas cosas conmigo, esas sencillas cosas, y yo lo anhelaba también, quería verlo feliz.

(…)

Dos meses después
Abril 2010

Los dos meses se me pasaron volando, más rápido de lo que yo creí. A penas y en ese lapso de tiempo había hablado con Bill, las veces que lo habíamos hecho, lo hacíamos brevemente, a veces ni cinco minutos teníamos, eso sí, en varias ocasiones él me mandaba un mensaje y si no, lo enviaba yo.  Cuando no tenían una entrevista tenían que ensayar y cuando más tiempo teníamos para hablar yo le dejaba,  porque le sentía cansadísimo, estaba agotado y eso se le notaba en la voz, aunque eso sí, siempre tenía un dejo de emoción.

Me había invitado a uno de los conciertos en Alemania pero con la carga de trabajo me había sido imposible ir. Quién hubiera creído que el que si se había dado ese lujo, ¡había sido el mismísimo novio de Valeria! Dean había hecho una buena amistad con ellos, y en uno de esos viajes que le gustaba hacer, cuando Bill supo que el estaba en Alemania, le invito y claro que fue, y  cuando regreso no dejaba de hablar, en esos momentos quería morirme, cuanto había deseado ir, pero ninguna fecha me había favorecido, y el deseo aumentaba cada vez que Camila me hablaba  exaltada por teléfono  dándome detalle a detalle todo lo que ocurría, y ella tan suertuda no solo estuvo en uno, sino en los dos que habían dado en Alemania, pero por supuesto que no me iba a quedar con las ganas de uno de esos conciertos yo tenía que verlo con mis propios ojos, así que la decisión estaba tomada, pasase lo que pasase.

El tour estaba a punto de terminar ya solo quedaban pocas fechas, pero ya  había decidido ir al concierto que darían en España, aunque solo fuera prácticamente para estar presente en  el espectáculo, porque más días no nos podíamos tomar. Estaríamos en el concierto y probablemente al siguiente día nos iríamos, claro que nada de eso le había dicho a Bill, eso él no lo sabía y ni pensaba decirle, hasta que no estuviera ahí, pero no contaba con que,  como siempre,  íbamos haciendo todo a última hora.

Ana: ¡rápido! Ten cuidado con los boletos

Valeria: espérame… -exclamo agitada- no puedo  respirar

Ana: hay no me digas eso… y eso que todavía no entramos… -me pare para que pudiera recuperarse, ella tenía una mano en el pecho y tenía la cara ligeramente sonrojada, y con la otra  mano se agitaba para darse un poco de aire- por eso te dije que te pusieras unas zapatillas cómodas, ¡ah! Pero no la niña no quiso… “no pasa nada, claro que voy aguantar…” si maja… pero a que no habías pensado en las horas que vamos a estar haciendo fila eh…

Valeria: si ya, ya me lo dijiste todo el camino

Ana: claro, a la otra me haces caso

Valeria: hubiéramos comprado boletos numerados y nos hubiéramos ahorrado todo este show…

Ana: si, nada más que solo quedaban los boletos de hasta arriba y así,  no les íbamos a ver bien

Valeria: ¿¡y qué!? Abajo tampoco les vamos a ver bien… sabes que ya ha de haber fila… y luego quizás y morimos pisoteadas ahí…  ¿y si mejor compramos el dvd cuando salga?

Ana: ¿¡es broma!? Como se nota que la falta de oxígeno ya te afecto el cerebro

Valeria: jajaja  ¡cállate! Sin insultos por favor. Solo es una pequeña bromita, ¿tú crees que habiendo pasado por todo este martirio me iba a ir así tan fácilmente? Bueno…-se paró recta-ya estoy lista

Ana: ¿segura? Mejor toma más aire porque créeme… ahí lo vas a necesitar

Valeria: ¿eh? No me asustes…

Ana: solo te advierto para que sepas como va a estar allá… pero como sigamos a este paso, llegamos mañana

Valeria: ya entendí… pero no exageres… pero que ya les hemos visto miles de veces…

Ana: si pero no en concierto… empieza a correr que no llegamos

Valeria: ah… -suspiro- y empezó a caminar deprisa de nuevo

Cuando llegamos al lugar del recinto donde iban a presentarse los chicos no hicimos otra cosa que quedarnos paradas como tontas y con la boca abierta. Había montones y montones de chicas por todas partes donde mirábamos, ¿pero qué era todo eso? ¿Dónde es que empezaba una fila y terminaba otra?

Multitudes de chicos por todas partes agitaban pancartas, cantaban, hablaban animados, gritaban enloquecidos, a donde quiera que mirábamos había gente.

Valeria: ¿y ahora qué vamos hacer?

Ana: No-tengo-la-menor-idea…

Lo peor fue el ataque que nos dio a ambas cuando nos enteremos de que toda la gente que nos rodeaba estaba formada para entrar al área sin numeración, sentí que el mundo se me venía abajo, quizá exageraba pero tenía la esperanza de alcanzar un buen lugar.

Preguntamos en donde podíamos formarnos y la gente no dejaba de darnos direcciones contrarias, quería creer que si no nos sabían decir a donde debíamos ir era porque realmente no sabían y no por otra cosa… el caso es que al final de nuestra alargada confusión Valeria se hartó y se sentó junto a varias fans diciendo que no se movería de ahí, así que yo la imite y también me senté junto a ella.

Pasado más o menos una hora y media me empezó a dar hambre así que fui a comprar algo decente que pudiéramos comer porque a los alrededores solo había vendedores de frituras. Le di la vuelta completa al recinto  y una calle más adelante compre unos emparedados, refrescos, agua, golosinas, no sabía cuánto tiempo íbamos a estar ahí. De regreso hice exactamente el mismo recorrido, todavía no llegaba cundo empecé a escuchar unos gritos tremendamente fuertes, apure el paso y cuando llegue todo mundo estaba de pie, y las filas se iban moviendo. Un momento… ¡Las filas se iban moviendo!

Corrí lo más rápido que puede,  llegue el lugar donde se suponía debía estar Valeria pero no había ni rastro, las personas caminaban apresuradas y emocionadas, emitiendo uno que otro grito, por más que la buscaba no lograba divisarla. 

No… 

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