Fui recorriendo la fila y
examinando los rostros lo mejor que los nervios me permitían, pero era
imposible había demasiada gente. Empecé a escuchar una lejana musiquita hasta
que me percate que era mi celular, lo busque una y otra vez revolviendo el
contenido de mi bolsa, la música dejaba de escucharse y luego volvía a sonar,
lo alcance a contestar a la cuarta vez.
Ana: ¿Valeria? ¿Dónde estás?
Valeria: eehh… no sé, pero deberías venir… la fila se mueve muy
rápido…
Ana: ya me di cuenta ¿pero donde estás?
Valeria: déjame ver…-hizo una pequeña pausa- estoy… creo por el
estacionamiento del lado… derecho… hay muchos árboles… y hay un…
¡monumento!-grito feliz
Ana: ok… estoy viendo uno… creo que se cual es… -colgué y corrí de
nueva cuenta subiendo varios escalones hasta llegar a donde se suponía estaba
aquel monumento… entonces vi a Valeria un poco más adelante, la fila ya se
había detenido.
Me coloque a su lado pasándole la bolsa en donde iba la comida,
mientras yo tomaba un poco de aire.
Sin proponérnoslo éramos de las primeras que estábamos más cerca de
una de las rejas de entrada. De nuevo
volvimos a sentarnos en el suelo
mientras comíamos, dos horas más tarde estábamos ingresando al recinto en medio
de la locura y la histeria.
Fuimos de las primeras en llegar, la presión era demasiado fuerte pero
no se comparaba con lo que fue cuando la cortina blanca que cubría el escenario
cayó al suelo, como respuesta un grito ensordecedor por todos los espectadores
se hizo escuchar y casi juraba que eso hizo vibrar el lugar.
Lo que asemejaba con ser una nave espacial comenzó a abrirse, recordé cuando
vi parte del escenario en Londres, los primeros en dejarse ver sobre el
escenario fueron Georg y Tom, mientras de fondo se oía la voz de Bill, quién se
dejó ver pasados unos minutos más al igual que Gustav.
Valeria y yo coreamos una a una las canciones, gritando y saltando más
histéricas que los propios seguidores.
Tom mostró el talento que tenía
de sobra, no solo tocaba la guitarra sino también estaba haciendo los coros y
por si fuera poco también tocaba el sintetizador y el piano, aun así lucía un
poco serio, sin hacer muchos movimientos sobre el escenario más los que ya
estaban planeados con anticipación, y aun así, creo que nadie se había dado
cuenta de ello, me parecía extraño pero se trataría de cansancio tal vez.
Gustav deposito su energía en cada golpe que daba a la batería, se ganó
la simpatía de los asistentes logrando conectar con todo el público. Bill presumía de una potente voz, demostrando
una fuerza y una presencia indescriptible, él sabía exactamente que hacer para
impresionar a sus fans. Georg mostraba una desenvoltura natural en el
escenario, estaba como pez en el agua,
se le notaba la madurez y experiencia,
demostrando que nació para ser músico y para estar parado sobre un escenario,
haciendo uso también de su encanto para hacer suspirar a las fans.
Todos en conjunto sabían como emocionarte y hacer vibrar cada fibra de tu cuerpo.
El concierto estaba por terminar, me lo indicaban las lágrimas de las
fans, nosotras estábamos ubicadas de lado de Georg así que hice todo lo posible
por tratar de avanzar y lograr que nos viera pero una chica que estaba adelante
no solo no nos lo permitía, sino que me pareció que aquello se ponía muy
violento, porque después ella y sus amigas empezaron a empujarnos, así que por
nuestra propia seguridad desistimos del intento. Fue hasta que Georg se acerco
un poco que Valeria y yo le llamamos en un grito que nos desgarro la garganta a
las dos, pero lo habíamos conseguido. ¡Nos había mirado!
Se acercó un poco más, sin dejar de tocar. Con la mirada le daba a entender
que no fueran a irse de ahí, que le dijera a Bill, porque a esas horas de la
noche sería difícil buscar el hotel nosotras solas, no sé si me entendió o no, pero respondió guiñándome un ojo antes de
retirarse del escenario junto con los demás.
La gente fue saliendo poco a poco, nosotras les mirábamos mientras
pensábamos que hacer, lo más inteligente sería llamar a uno de ellos, estaba a
punto de hablarle a Bill, cuando me percate que alguien muy familiar se acercaba
a nosotras, hasta que al fin le reconocí. Era Toby.
Le saludamos y ya de ahí, él
nos condujo hasta detrás del
escenario, de lejos me pareció que era
Tom el que estaba ahí hablando ¿con una chica? Era el. No cambiaba… no sé
porque me extrañaba.
Cuando nos fuimos acercando,
la chica ya se estaba despidiendo de él, cuando se fue Tom se quitó la banda de la cabeza, pasándose una toalla
por la frente para secarse el sudor. Cuando estuvimos ahí me adelante y
le tape ambos ojos con ambas manos.
Tom: ¿quién es? ¿Georg? Ya te he dicho que no me gusta que hagas eso…-
se rió
Ana: ¿¡Cómo que Georg!?
Deje de taparle los ojos y coloque mis manos en la cintura, él se dio
la vuelta y nos miro a las dos con detenimiento, frunciendo el ceño.
Tom: ¿¡ustedes!? Pero… ¿Cómo…? –nos miró- No puede ser… -murmuro-
¿pero que hacen aquí?- sonrió y me abrazo. Sentí como traía la camiseta húmeda
producto del intenso esfuerzo que había realizado en el escenario-¿Bill sabe
que están aquí…? Ya me las pagara… el muy
cabrón no me dijo nada…
Ana. Jaja no, no. No le vayas hacer nada, que él no lo sabe.
Tom: ¿pero cómo llegaron aquí?
Georg: yo mande a Toby para que fuera por ellas… -dijo mientras
caminaba hasta donde estábamos y a la vez que se agarraba el cabello en una
coleta
Tom: ¿tú lo sabías? ¿Sabías que ellas estaban aquí? Pero… ¿Cómo es que
le dijeron a el y no a mi?-pregunto indignado mientras nos escudriñaba con la
mirada
Valeria: no le dijimos, él nos vio
Ana: ¿y Bill?
Georg: hace un momento estaba aquí
Tom: debe estar en el camerino, ven yo te llevo
Xx: ¿tanto trabajo te cuesta hacer una simple llamada?-esa voz tenía
un dejo de diversión pero también sonaba a reproche, por eso me quede quieta
unos segundos hasta que decidí darme la vuelta.
El venía caminando con una toalla colocada sobre los hombros, se veía
un poco de sudor en su frente pero de ahí en fuera parecía que no había dado un concierto. Gustav venía al lado de
él, y nada más vernos se le ilumino la cara.
Me acerque a Bill rodeándolo con los brazos y el me atrajo todavía
más, apretándome fuerte.
Bill: ¿por qué no me llamaste? Si me hubieras dicho que venían…
Ana: Bill lo siento, pero es que era una sorpresa, tu ya me has dado
algunas, esta vez me tocaba a mí- el sonrió y me beso en los labios. Ese sabor,
lo recordaba pero esto, estaba mil veces mejor.
Nos dividimos en dos grupos y nos fuimos en dos camionetas hasta el
hotel, entramos por el acceso alterno
del hotel y subimos por el ascensor de servicio.
Bill: ¿Tom puedes encargarte tú
de la habitación de Valeria?
Tom: si hombre, yo me ocupo. Tu ve a “descansar…”
Bill me tomo de la mano y me llevo a su cuarto, nada más entrar me
apretó contra su cuerpo y yo de repente me sonroje al saber lo que implicaba
estar en la misma habitación con él.
Bill: ¿tienes hambre?
Ana: no
Bill: bien, tampoco yo-sonrió satisfecho-Vamos a ducharnos.
(…)
Tom: ven conmigo- le dijo a Valeria dirigiéndose a su habitación, ella
le siguió sin problema, allí tomo el
teléfono y marco un número- creo que tu habitación será la de a lado- ella asintió y el contesto en inglés a
la persona del otro lado de la línea, después de unas breves palabras colgó-
pues sí, no me equivoque tu habitación es aquí a lado
Valeria: está bien, gracias- hizo una breve pausa- ¿no te gustaría
salir un rato?-pregunto titubeante
Tom: eso te iba a decir, ¿Te importa si tomo una ducha antes? Solo
serán cinco minutos, estoy hecho un asco
Valeria: no te preocupes, creo que yo también lo haré e hizo ademan de
salir de la habitación
Tom: puedes ducharte aquí-dijo intentando reprimir una sonrisa-para
ahorrar agua, ya sabes
Valeria: si Tom-sonrió- que bueno que te preocupe el medio ambiente, me
da gusto, pero no voy a tardar tanto, es más creo que termino primero que tu
Tom: bien, espera a que te traigan la tarjeta para entrar en tu
habitación, y cuando termines te vienes, no se te ocurra dejarme plantado eh
Tocaron la puerta, afuera estaba una chica rubia que pareció decepcionarse
cuando ella abrió la puerta, entrego la tarjeta y se fue. Valeria entro a la
que era su habitación, se fue directa a la ducha y regreso con el cabello
húmedo, Tom todavía no salía. Prendió la televisión y se puso a ver
infomerciales. La espera parecía eterna, ¿qué harían cuando Tom saliera de la
ducha? ¿Irían a cenar, o a bailar o
simplemente a caminar? O quizá se quedarían viendo televisión, algún DVD. Ella
no tenía ni pizca de sueño y mucho menos Tom después de toda la adrenalina del
concierto.
Calculando el tiempo en el que saldría, apago el televisor y se dirigió la ventana, por un momento la
impresiono la impactante vista pero después sintió su presencia, de inmediato
percibió su aroma cuando entro a la habitación,
pero se quedó quieta sin darse la vuelta, esperándolo. Sintió sus pasos lentos y pausados, lo que le
puso los nervios de punta, se pozo a su
lado imitándola.
Valeria observó su perfil más de lo debido, lucia relajado, perdido en el montón de luces de afuera que
de vez en cuando lastimaban la vista, de pronto hablo, su voz la hizo sobresaltarse.
Tom: Hace tiempo que no estábamos a solas-comento sin quitar la vista
de la ventana
Valeria: si-dijo consciente de su cercanía, en ese momento se dio
cuenta de que él, la había estado
evitando, tanto como ella a él.
Tom: ¿es hermoso, no?-dijo aludiendo a la vista
Valeria: si…-pronuncio en un débil susurro que de no haber estado tan
cerca no le hubiera escuchado.
Sabía que no tenía que estar ahí, que debería estar durmiendo ya en la
habitación contigua, sin embargo se quedó en su lugar sin mover un solo
músculo.
Mientras Valeria veía a través
de la ventana como los autos se amontonaban en la avenida, el silencio los recorrió de un extremo a
otro, él no decía, ni tampoco quería decir nada y eso la estaba desquiciando.
Valeria: ¿qué vamos
hacer?-pregunto impaciente, le sonrió ligeramente, y luego evito esos
ojos que parecía que la consumían, no
pudo evitar mirar su boca, se sintió terrible; tonta y muy avergonzada
y todavía más cuando se percató que
el hizo lo mismo. Ambos disimularon,
continuaron observando a través de la ventana, como si no hubiese
ocurrido nada.
Tom: ¿A dónde te gustaría ir?- pregunto con naturalidad
Valeria: la verdad no lo sé…
Valeria trato de adoptar una expresión seria sintiendo que el corazón le palpitaba con fuerza casi
apunto de explotar.
Era absurdo seguir fingiendo
que no le atraía. Le fue imposible no notar esos brazos fuertes que
seguro le reconfortarían más que otros… esos
grandes ojos que emanaban un
intenso brillo y su boca, poseedora de esos labios carnosos que se le
antojaban dulces.
El extendió su mano hasta ella,
le acaricio el brazo con las
yemas de los dedos, primero como un
juego y luego como una invitación.
Sin pensarlo dos veces la tomo de la muñeca y la hizo acercarse más. Se detuvo en seco en su boca
como pidiendo permiso o más bien disculpas por lo que iba a hacer. Pero el
consentimiento estaba dado en los labios
de Valeria que ya estaban esperándole entreabiertos.
La calidez la inundo, sus alientos se mezclaron. Los labios de uno
recordaban los del otro, parecían tener memoria propia.
Tom dictaba los movimientos; lentos
y pausados, extendiendo el placer, con
la firme intención de terminar lo que habían comenzado hacía algún
tiempo…
Él se separó
un poco calando su reacción, sin apartar la vista se quedó quieto, la
miraba como si ella constituyera todos sus pensamientos.
Sin saber cómo, de un momento a
otro se sintió intimidada, involuntariamente
los labios le temblaron ligeramente, Tom se percató y llevo una de sus
manos a ellos, los acaricio y luego paso una mano por su mejilla.
La mirada que él le dedicaba era más profunda de lo que creía, era
como si pudiese ver lo más profundo se su ser y eso la asusto.
Cuando el se proponía a besarla de nuevo, ella ladeo la cabeza a un
lado.
Valeria: No…-murmuro-esto…
En vez de detenerse, él rozo su mejilla y recorrió su cuello, le
complació darse cuenta que ella se había estremecido, eso sería todo. Nada iba a pasar.
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