Bienvenid@:

Este es un espacio para compartir una historia, o tal vez más...
*Recuerda que: lees bajo tu propia responsabilidad*
Gracias por tu visita.

jueves, 9 de mayo de 2013

Capitulo 70 y 71





Ana: pero mamá, me lo hubieras dicho antes, es que… ¡no debiste ocultarme algo así!-dije elevando un poco la voz, pero me calle antes de decir cualquier tontería. –Estaré en México lo antes posible. 

(...)

Valeria dejo caer la cuchara que tenía en la mano cuando me escucho, tenía que reservar un vuelo ahora mismo. Corte la llamada y me dirigí por mi laptop para comprar un boleto para el primer vuelo que saliera a México, mientras lo hacía le explicaba a Valeria lo que había pasado, ella sabía lo mal que lo había pasado hacía tres años,  prepare las cosas que iba a llevarme, hice una sola maleta, aunque no sabía cuánto tiempo iba a quedarme, llame a Lorena, contándole el porque del que ya no podría presentarme a trabajar al menos la semana entrante, el vuelo salía hasta las siete de la tarde, así que tenía tiempo de sobra para ponerme de acuerdo con ella sobre lo que se suponía debía hacer, me pidió que pusiera al corriente a Alex, algo que no me gustaba mucho, seguro me iba a preguntar después porque me iba…

Trate de adelantar lo que pude de trabajo para no dejar a Valeria con todo y para ocupar mi mente, para las seis ya estaba en el aeropuerto, y como Dean no pudo venir, Alex fue a dejarme, él y Valeria me acompañaron, Alex se notaba preocupado por mí y yo en estos momentos le agradecía infinitamente el que estuviera aquí. Ya durante el vuelo fui consciente de que no le había dicho nada a Bill, y que supuestamente había quedado en llamarme… si llamaba al departamento Valeria le contaría, yo  había olvidado cargar la batería del celular, pero sería mejor que hasta que llegara a tierra firme le llamara,  no quería ponerme a llorar o algo en el avión, con Bill no podía hacerme la fuerte.

El vuelo transcurrió tranquilo, aunque yo con los pelos de punta,  ya en el aeropuerto le llame a mi madre para avisarle que había llegado, y fue en ese momento que me entere que mi padre estaba en el hospital por un infarto que había tenido un día antes de la llamada de mi madre,  ya comprendía... pero como pudo ocultarme incluso esto,  tenía miedo, estaba angustiada, nerviosa. Solo llegue a casa a dejar el equipaje para irme al hospital. 

Tenía miedo de la reacción de mi padre al verme, cuando lo vi, fue como si volviera a tener 10 años, se sorprendió muchísimo cuando me vio, sus ojos se abrieron de más y  yo me quede paralizada un largo momento, me acerque a abrazarlo, y el no dijo nada, me abrazo también. Estaba tan delgado y las arrugas en su rostro se hacían más evidentes, estaba tan demacrado y el solo sonrió desconcertado, algo me decía que yo sonreía de la misma forma.

Todo estaba olvidado también de su parte, me encantaba que su sentido del humor estuviera intacto, quería irse del hospital, decía que se sentía bien y que no iba a dejar que lo operaran, mi mamá lo miraba con reprobación, el corazón se me encogió cuando me di cuenta que intentaba darnos ánimos a mi mamá y a mí, en vez de que fuera al revés.

Les conté superficialmente todo lo que había vivido en esos momentos, incluso les hable de Bill, claro, omitiendo los detalles.

Bill… No tenía ninguna llamada ni tampoco ningún mensaje de él, no lo entendía, ¿sería que Bill tenía  tanto trabajo que no podía  comunicarse conmigo? Pero no, si él ya lo sabía me hubiera llamado de inmediato… necesitaba hablar con él, necesitaba escucharlo, ¿porque no llamaba?

(…)

El cielo estaba nublado, oscuro, gris, como mi ánimo, llame a Valeria antes de entrar al hospital, la escuchaba preocupada pero no quería alargar mucho la llamada, le pregunte si Bill había llamado pero me dio una respuesta negativa.

Estaba muy desconcertada, ¿cómo era posible que Bill no me hubiera llamado?  Nada… ni un mensaje, ni al departamento ni a mi celular, nada, por más trabajo que tuviera si quiera podía enviarme un mensaje, pero ni eso… en momentos como este esperaba su apoyo, pero ahora me daba cuenta de  lo poco que le importaba, claro,  como no le llamaba yo, él no lo hacía, pero esta vez, no lo iba a llamar. ¿Por qué sería que siempre que necesitaba a alguien a  mi lado siempre lograba quedarme sola? Pero podía con esto, era fuerte, el mismo Bill me lo había dicho antes, decía que veía mucha fortaleza en mí, y yo le conté todo, todo de mí, y  lo que él dijo… palabras más, palabras menos… ahora se  evaporaban en el aire, de todos modos no importaba, ahora me demostraba lo que significaba para él…

Claro… nuestra relación no era propiamente lo que se dice formal, él nunca me lo había pedido, incluso vi en el muchas veces el deseo de querer  hacerlo, el querer ponerle nombre a lo que teníamos, pero nunca se atrevió, y ahora me doy cuenta que todo fueron fantasías mías, que yo lo distorsione todo, que nunca tuvo la intención de hacerlo, ahora lo aceptaba por fin, y dolía, pero me daba gusto enterarme por fin, de hacerme a la idea, ahora me sentía bien de hacerle jurar a Valeria que si acaso llamaba no le dijera absolutamente nada al respecto, ahora lo único importante era mi papá.

(…)

Diez horas. Eso fue lo que duro la operación, mi mamá y yo en ese lapso platicábamos, pero la mayor parte del tiempo estábamos calladas, ninguna de las dos se atrevió a moverse en ningún momento,  muchos pensamientos se cruzaban en mi mente, pero creía firmemente que todo saldría bien. Y así fue, la operación había sido un éxito, los doctores estaban sorprendidos, estábamos tan optimistas,  y ese día despertaba por pequeños lapsos de tiempo, y luego se quedaba dormido.

Al segundo día de recuperación las cosas cambiaron, una de las doctoras nos hablo tan fríamente, tan directa, que nos causó un gran impacto, nos decía que mi padre estaba sangrando mucho, que no era normal y que si el sangrado no paraba tendrían que operarlo nuevamente para saber de dónde provenía, el mundo entero se me vino abajo ¿qué nos estaba diciendo?

Mi mamá se mantenía tensa, su  expresión endurecida, sabía que por dentro la estaba destrozando esta noticia, y  la forma tan brusca como nos estaba diciendo las cosas esta doctora,  ¿que nadie le ha dicho como debe hablar con sus pacientes, con los familiares de éstos…? siendo doctora debía ser sutil... prefería pensar en eso, que en lo que estaba diciendo de mi padre, yo trate de mantenerme serena, pero sentía los ojos acuosos, respire hondo y trate de tranquilizarme, no me atrevía a llorar delante de mi madre. 

Cuando pasamos a ver a mi padre, estaba despierto, con una débil  sonrisa que se aparecía en sus labios, tenía un montón de tubos por todos lados, ya los había visto pero hasta ahora me impactaron de lleno, hable brevemente con él y luego lo deje con mi mamá, ya no podía estar ahí, no podía seguir conteniéndome, me eche a llorar sin importar quien me mirara, lloraba como una pequeña niña, en tan poco tiempo  y volvía a tener diez años, una breve risita quiso surgir de mi garganta, cuando caí en cuenta que cuando estaba con Bill también me convertía en una niña, y él me cuidaba, y me gustaba que lo hiciera. Lo extrañaba tanto, deseaba que me abrazara, que estuviera conmigo.

Volví a la habitación a relevar a mi madre, tarde tanto en convencerla de que se fuera a casa, mientras tanto yo me quede hablando con mi padre toda la tarde, de mil cosas, aunque estuviera dormido yo seguí hablando, incluso le dije lo mentirosos que eran los hombres y lo fácil que podían hacerte creer en sus palabras, mi padre se movía para luego seguir durmiendo  profundamente.

Me quede dormida un largo rato, era de madrugada y ya no quería dormir, solo soñaba con él… y eso era una tortura.

No había dejado de llover en todo el día ni en toda la noche, pero era tan común en este mes, mayo mes de las lluvias, ya casi terminaba, pero es que ni aquí descansaba de esto, me gustaba pero ya era el colmo, mire el reloj de nuevo, las tres de la mañana en punto,  mi padre estaba durmiendo tranquilamente, era un alivio verlo así, contrario a lo que dijo esa  doctora,  su estado mejoraba considerablemente, fui al baño a lavarme la cara, los ojos se me veían rojos e hinchados, estaba pálida y con el cabello alborotado.

Salí de la habitación y me dirigí a la cafetería, donde había solo tres personas, una pareja en una mesa y la chica que atendía. Compre un café  y me senté en una de las mesas, lo más alejada que pude. Rompí un sobrecito de azúcar y se lo agregue a mi café negro.

Algunas personas pasaban de un lado a otro por el pasillo que se alcanzaba a distinguir desde allí,  en su mayoría enfermeras, uno que otro doctor y algunos familiares de pacientes.

El pecho comenzó a dolerme cuando este acelero sus palpitaciones, no podía creer lo que veían mis ojos, al final del pasillo estaba Bill.

Era imposible pero estaba segura. Sintió mi mirada y por un momento pensé que me llego a mirar directamente pero era imposible, desde donde estaba él no podría distinguir quien estaba en la cafetería pero yo si podía verlo, mis pies se movieron por sí solos, poco a poco acelerando el paso, el ya no estaba ahí, cuando llegue al pasillo ya no había nadie y no tenía idea de a donde pudo haber ido, lo más cercano era la salida, quizá se había ido al no encontrarme, corrí mucho más rápido, hasta salir del hospital, la lluvia me había empapado por completo, no podía verle por ningún lugar, no había nadie ni siquiera un auto cerca. ¿Había sido mi imaginación?

A las 7:30 a.m. llego mi madre como lo había prometido el día anterior, me despertó con todo el ruido que hacía, abrió las cortinas y dejo entrar toda la luz de sol.  Era mi turno  de irme a casa y ducharme, necesitaba relajarme un poco.

Llegue a casa y por primera vez desde mi llegada la observe, todo seguía igual, nada había cambiado, subí corriendo a la que fue y  era mi habitación, me quite la ropa y entre a la regadera, y llore libremente, había acumulado demasiado, pero mi padre estaba bien, fuera de peligro y en pocos días le darían el alta. Y lo de ayer… fue un sueño, mi imaginación… ¿qué iba a estar haciendo Bill aquí en México? Y aun, si hubiera venido no sé iba a presentar a esas horas… ¿tanto deseaba verlo…?  lo extrañaba y no podía más con eso, no entendía su indiferencia, creí que estábamos juntos ¿porque se deslindó así de todo? ¿Por qué Bill? ¿Por qué ahora?

Todo el fin de semana lo pase en el hospital, no me gustaba que a mi regreso lo tuviéramos que pasar ahí… pero al menos estábamos juntos, y estábamos bien,  tanto mi padre como mi madre se oponían a que me quedara pero yo ni loca me iba hasta que no me aseguraran que estaba todo bien, el alta se la iban a dar hasta el jueves o viernes dependiendo de su evolución que yo agradecía porque iba bien a mi forma de ver las cosas.

Y yo… Yo luchaba conmigo misma para no llamar a Bill, para no gritarle por una explicación a su indiferencia, pero después de todo ¿como  podía obligarlo a preocuparse por mí?  a interesarse en lo que me pasaba y de todos modos necesitaba saber que sucedía con él, ¿porque en estos momentos decidía alejarse…? Necesitaba saber, que le pasaba por la cabeza, me arme de valor y marque su número en mi celular. No contesto,  cuando me convencí de que no iba a contestar, la tercera vez le deje un mensaje de voz.

Ana: ah… hola Bill, soy yo, es solo que… quería hablar contigo… Sé qué estarás muy ocupado, yo solo… solo quería saber si estabas bien... bueno… es solo que…que te he extrañado, ¿sabes? Quizá nos veamos pronto… o tal vez… hablaremos después, creo… mmm… adiós Bill.

Me puse tan nerviosa, y aun así no creí sonar tan mal, según yo me escuchaba serena, aunque lógicamente en mis palabras se dará cuenta que no estaba tan bien, me dolía  aceptarlo, pero no estoy bien sin él. Permanecía pegada al teléfono el resto del día, pero no me llamo.

¿Así de fácil pasas de las cosas Kaulitz? No, no me cabía en la cabeza este desinterés de su parte, era increíble. 


(...)

Capitulo 71

Mi teléfono me despertó a la mañana siguiente, eran a penas las siete, seguro sería Valeria, estire la mano para tomar el móvil sin levantarme del sillón, la luz me calaba demasiado en los ojos, observe a mi padre, veía todo borroso, pero escuchaba sus ronquidos.

Ana: bueno-conteste con la voz un poco ronca

Xx: Soy yo- escuche y de inmediato mi sentido de alerta me advirtió de peligro…

Ana: ¿Bill…?-el solo decir su nombre hacía que mi cuerpo reaccionara de inmediato.-¿Qué… qué sucede?-Mal momento, ¿ porque llamaba a estas horas? Cuando no estaba preparada para hablarle, gritarle, reclamarle, suplicarle…- ¿está todo bien?-dije tímidamente.

Bill: no sé. Tú dime.-Sentenció cortante, su voz sonaba tan fría y distante que me quede un largo momento sin saber si debía decirle algo al respecto o dejarlo así-Escuche tu mensaje-aclaro en vista que no obtenía ninguna respuesta de mi parte

Ana: ah… eso… -Mi mensaje desesperado, del cual ahora me arrepiento, con razón, le di a entender que lo necesitaba y él se aprovechaba de esto, pero no podía ser débil ahora. Vamos di algo Ana. Tenía que decir algo, pero no me salían las palabras.

Bill: ¿Cómo estás?- de pronto me mareo el cambio repentino en su tono de voz, era distinto, podía hasta notar preocupación.  

Ana: estoy bien. Todo está bien.

Bill: eso me alegra-soltó sincero, o eso me pareció. -¿Entonces…?-se quedó callado pero yo aún  no podía pensar con claridad-¿De qué querías  hablar?

Ana: ¿yo?- ¿él había llamado, no? 

Bill: si, tú-repuso con impaciencia-sonabas… desesperada-pronuncio con cierto placer, lo que me desconcertó demasiado, ¿si supieras por lo que pase, te atreverías a hablarme así Kaulitz?- ¿sabes? Hasta me sonó a despedida ese mensaje…

Ana: ¿qué?- de pronto cayeron en cuenta sus palabras en mi cabeza. ¿Si había escuchado el mensaje por qué me llamaba hasta ahora? Si hubiera estado preocupado lo hubiera hecho antes. Que duro era ver la realidad.

Bill: ¿paso algo?-pregunto pero parecía más bien como si lo afirmara.

Ana: No… -se quedó callado al otro lado de la línea al igual que yo, no sabía que más decir, no era necesario contarle lo que había sucedido, al menos por ahora  y mucho  menos por teléfono. Como ninguno de los dos decía nada se vio obligado a continuar o a terminar con esto.

Bill: bien… en ese caso… estoy bastante ocupado. –Hizo una pausa.-Adiós Ana.-dijo y eso si que no me sonaba a un hasta pronto, si no que eso si sonaba a una despedida definitiva, pero yo no quería eso, solo quería pensar, asimilar… -el seguía en la línea.

Ana: no te voy a quitar más tu valioso tiempo-le dije y colgué. Pensé que en cualquier momento llamaría de nuevo furioso pero no lo hizo.

(…)

En el fondo esperaba que me llamara al menos para discutir, pero no lo hizo, ni ese día, ni el siguiente, nada en las últimas dos semanas, varias veces estuve a punto de caer en la tentación, de llamarlo, o llamar a Tom, seguro el me diría directamente que ocurrió, porque Bill había cambiado de un día para otro, pero no quería ceder, ¿por qué tenía que ser siempre yo? No esta vez, prefería hacerme pedazos antes que llamarle, además si el había dado todo por terminado, era obvio que no quería saber de mí, no quería nada conmigo ya, entonces que caso tenía. Otra vez me hundía en mi pozo sin fondo,  ya era rutinario que al terminar el día dedicara un momento para revolverme en la incertidumbre preguntándome que había pasado, pero nunca obtenía una respuesta.

Valeria: suena bien Camila, yo creo que Ana estará de acuerdo

Escuchaba a mi compañera de piso acercándose, abrió la puerta e hizo ademán de que iba a pasarme el teléfono y yo le hice señas para se abstuviera de hacerlo

Valeria: pensé que estaba aquí, quizá salio  a comprar algo… si, si, yo le digo, yo estoy encantada ya sabes, y ella supongo que querrá, aunque no lo sé… ya sabes… aja, está bien, cuídate, adiós.-Colgó. ¿Por  qué no quisiste hablar con ella?

Ana: porque no tengo ánimos, ¿qué te dijo?

Valeria: una invitación… los chicos van a estar en Italia el primer fin de semana de julio y Camila me ha dicho que estamos invitadas…

Ana: ¿¡qué!? ¿Invitadas? ¿Quiénes?  ¿tu y yo? ¿yo?-dije claramente sorprendida, no creo que me invitaran a mi, no creo que Bill quiera verme… ¿y yo? ¿yo estaba preparada para verlo?

Valeria: si, las dos, la invitación la ha hecho Camila, supuestamente de parte de los cuatro y… le dije que probablemente si íbamos…

Ana: ah no, yo no voy.

Valeria: pero, ¿por qué?

Ana: ¿por qué? ¿no te acuerdas?

Valeria: bueno, sí, pero que no te parece buen momento para que de una vez por todas hables con Bill y cierres ese círculo, no has podido hacerlo…

Ana: lo sé… pero no puedo verlo, que voy a decirle, y no creo que quiera hablar conmigo Valeria, si Bill quisiera hacerlo, ¡no crees que hubiera llamado antes?

Valeria: puede ser-acepto- tu quieres terminar con esto y no lo has llamado-hizo una pausa-pero...también puede ser que...Que tal vez el necesita también cerrar esta etapa Ana-dijo directa, ¿porque a veces me parecía que hablaba con una máquina?

Ana: lo bueno es que eres mi amiga, no quiero ni pensar cómo sería si no lo fueras eh…

Valeria: no lo tomes a mal, simplemente si el no quisiera… ¿tú crees, que le hubiera permitido a Camila invitarnos?

Ana: no sé…-solté esperanzada- bueno tal vez no pudo decirle que no a Camila, ya sabes lo persuasiva que puede ser, además está la educación de Bill, quizá hasta culpable se siente y es su forma de compensar las cosas, yo que sé. No tiene caso. Sabes lo obsesivo que puede llegar a ser. 

Valeria: si, pero no, no te hagas cuentos en la cabeza, mejor ve directamente y enfréntalo. Si quieres hasta grítale, yo creo que se lo merece, te dije que fue Tom el que llamo solo para saludar y cuando pregunto por ti le dije que estabas bien, no le mencione nada como me dijiste y Bill supuestamente estaba ocupado, Tom me aseguro que su hermano no sabía que él había tenido la iniciativa de llamar. 

Ana: Lo sé. Por más que quiera verlo, no puedo… porque no logro entender que paso… Oye… pero, ¿y tú y Tom…?

Valeria: ermm-se aclaró la garganta-bueno hablamos un poco sobre eso, y quedo en el olvido, el acepto que fue impulsivo al igual que yo y que no volvería a suceder.

Ana: ah… que bueno, tú estás bien con Dean ahora y Tom… no sé… seguirá como siempre…

Valeria: es lo más seguro

Ana: ve tú, yo no creo poder

Valeria: vamos, por favor. ¿Qué no es tu sueño hecho realidad?

Ana: si, pero…

Valeria: pero nada, no podemos ser tan maleducadas, Bill no fue el único que extendió  la invitación, sino también Tom, Gustav y Georg. Quiero ir Ana, pero si tu no vas, tampoco yo.

Ana: es que…-el teléfono comenzó a sonar, la pantallita brillaba sin cesar. -No, no puedo. 

Valeria: es Camila. Quiere hablar contigo.

Ana: bien-suspire-pásamela-respire hondo y cogí el teléfono- Hola…

Camila: ¡Ana! ¿Cómo estás? ¿te dijo Valeria?

Ana: ah… bien, y si, me dijo. ¿Cómo estás?

Camila: Yo feliz, y me encantaría verlas, ojala puedan ir, tengo muchas cosas que contarles… ¿van a ir, cierto?

Ana: es que yo…no lo sabemos, tenemos trabajo acumulado y no veo muy conveniente…

Camila: eso lo pueden resolver, además es solo por el fin de semana, tienen que venir, no me hagas esto… ¡Ya sé!-Escuchaba de lejos la voz de Camila y mucho ruido de por medio, ¿por qué tenía amigas tan locas…?-yo sé quién puede convencerte…

Ana: ¿qué? Camila… No estoy jugando, ¿Camila estás ahí? ¡ Contéstame Camila!

Xx: Camila no está aquí.

Me congele en mi lugar, literalmente con la boca abierta, el corazón se me acelero. Su voz me agitaba de tal manera… había olvidado lo que podía provocarme.

Ana: Bill… -murmure a penas y Valeria se quedó quieta sin mover un solo músculo-que sorpresa escucharte… 




2 comentarios:

  1. Esta muy bueno enserio quiero saber que pasa sigue porfa :)

    ResponderEliminar
  2. Hola, gracias por leer, ya quedaron los sig. dos cap´s.

    ResponderEliminar

Gracias por tu comentario