Ana: pero mamá, me lo hubieras dicho antes, es
que… ¡no debiste ocultarme algo así!-dije elevando un poco la voz, pero me
calle antes de decir cualquier tontería. –Estaré en México lo antes posible.
(...)
Valeria dejo caer la cuchara que tenía en la mano cuando me escucho,
tenía que reservar un vuelo ahora mismo. Corte la llamada y me dirigí por mi
laptop para comprar un boleto para el primer vuelo que saliera a México,
mientras lo hacía le explicaba a Valeria lo que había pasado, ella sabía lo mal
que lo había pasado hacía tres años,
prepare las cosas que iba a llevarme, hice una sola maleta, aunque no
sabía cuánto tiempo iba a quedarme, llame a Lorena, contándole el porque del
que ya no podría presentarme a trabajar al menos la semana entrante, el vuelo
salía hasta las siete de la tarde, así que tenía tiempo de sobra para ponerme de
acuerdo con ella sobre lo que se suponía debía hacer, me pidió que pusiera al
corriente a Alex, algo que no me gustaba mucho, seguro me iba a preguntar
después porque me iba…
Trate de adelantar lo que pude de trabajo para no dejar a Valeria con
todo y para ocupar mi mente, para las seis ya estaba en el aeropuerto, y como
Dean no pudo venir, Alex fue a dejarme, él y Valeria me acompañaron, Alex se
notaba preocupado por mí y yo en estos momentos le agradecía infinitamente el
que estuviera aquí. Ya durante el vuelo fui consciente de que no le había dicho
nada a Bill, y que supuestamente había quedado en llamarme… si llamaba al departamento
Valeria le contaría, yo había olvidado cargar
la batería del celular, pero sería mejor que hasta que llegara a tierra firme
le llamara, no quería ponerme a llorar o algo en el avión,
con Bill no podía hacerme la fuerte.
El vuelo transcurrió tranquilo, aunque yo con los pelos de punta, ya en el aeropuerto le llame a mi madre para
avisarle que había llegado, y fue en ese momento que me entere que mi padre
estaba en el hospital por un infarto que había tenido un día antes de la
llamada de mi madre, ya comprendía... pero
como pudo ocultarme incluso esto, tenía
miedo, estaba angustiada, nerviosa. Solo llegue a casa a dejar el equipaje para
irme al hospital.
Tenía miedo de la reacción de mi padre al verme, cuando lo
vi, fue como si volviera a tener 10 años, se sorprendió muchísimo cuando me
vio, sus ojos se abrieron de más y yo me
quede paralizada un largo momento, me acerque a abrazarlo, y el no dijo nada,
me abrazo también. Estaba tan delgado y las arrugas en su rostro se hacían más
evidentes, estaba tan demacrado y el solo sonrió desconcertado, algo me decía
que yo sonreía de la misma forma.
Todo estaba olvidado también de su parte, me encantaba que su sentido
del humor estuviera intacto, quería irse del hospital, decía que se sentía bien
y que no iba a dejar que lo operaran, mi mamá lo miraba con reprobación, el
corazón se me encogió cuando me di cuenta que intentaba darnos ánimos a mi mamá
y a mí, en vez de que fuera al revés.
Les conté superficialmente todo lo que había vivido en esos momentos,
incluso les hable de Bill, claro, omitiendo los detalles.
Bill… No tenía ninguna llamada ni tampoco ningún mensaje de él, no lo
entendía, ¿sería que Bill tenía tanto
trabajo que no podía comunicarse
conmigo? Pero no, si él ya lo sabía me hubiera llamado de inmediato… necesitaba
hablar con él, necesitaba escucharlo, ¿porque no llamaba?
(…)
El cielo estaba nublado, oscuro, gris, como mi ánimo, llame a Valeria
antes de entrar al hospital, la escuchaba preocupada pero no quería alargar
mucho la llamada, le pregunte si Bill había llamado pero me dio una respuesta
negativa.
Estaba muy desconcertada, ¿cómo era posible que Bill no me hubiera
llamado? Nada… ni un mensaje, ni al
departamento ni a mi celular, nada, por más trabajo que tuviera si quiera podía
enviarme un mensaje, pero ni eso… en momentos como este esperaba su apoyo, pero
ahora me daba cuenta de lo poco que le
importaba, claro, como no le llamaba yo,
él no lo hacía, pero esta vez, no lo iba a llamar. ¿Por qué sería que siempre
que necesitaba a alguien a mi lado
siempre lograba quedarme sola? Pero podía con esto, era fuerte, el mismo Bill
me lo había dicho antes, decía que veía mucha fortaleza en mí, y yo le conté
todo, todo de mí, y lo que él dijo… palabras
más, palabras menos… ahora se evaporaban
en el aire, de todos modos no importaba, ahora me demostraba lo que significaba
para él…
Claro… nuestra relación no era propiamente lo que se dice formal, él
nunca me lo había pedido, incluso vi en el muchas veces el deseo de querer hacerlo, el querer ponerle nombre a lo que
teníamos, pero nunca se atrevió, y ahora me doy cuenta que todo fueron
fantasías mías, que yo lo distorsione todo, que nunca tuvo la intención de
hacerlo, ahora lo aceptaba por fin, y dolía, pero me daba gusto enterarme por
fin, de hacerme a la idea, ahora me sentía bien de hacerle jurar a Valeria que
si acaso llamaba no le dijera absolutamente nada al respecto, ahora lo único
importante era mi papá.
(…)
Diez horas. Eso fue lo que duro la operación, mi mamá y yo en ese lapso platicábamos,
pero la mayor parte del tiempo estábamos calladas, ninguna de las dos se
atrevió a moverse en ningún momento, muchos
pensamientos se cruzaban en mi mente, pero creía firmemente que todo saldría
bien. Y así fue, la operación había sido un éxito, los doctores estaban
sorprendidos, estábamos tan optimistas,
y ese día despertaba por pequeños lapsos de tiempo, y luego se quedaba
dormido.
Al segundo día de recuperación las cosas cambiaron, una de las
doctoras nos hablo tan fríamente, tan directa, que nos causó un gran impacto,
nos decía que mi padre estaba sangrando mucho, que no era normal y que si el
sangrado no paraba tendrían que operarlo nuevamente para saber de dónde
provenía, el mundo entero se me vino abajo ¿qué nos estaba diciendo?
Mi mamá se mantenía tensa, su
expresión endurecida, sabía que por dentro la estaba destrozando esta noticia, y la forma tan brusca como nos estaba diciendo las cosas esta doctora, ¿que nadie
le ha dicho como debe hablar con sus pacientes, con los familiares de éstos…? siendo doctora debía ser sutil... prefería pensar en eso, que en lo que estaba
diciendo de mi padre, yo trate de mantenerme serena, pero sentía los ojos
acuosos, respire hondo y trate de tranquilizarme, no me atrevía a llorar delante de mi madre.
Cuando pasamos a ver a mi padre, estaba despierto, con una débil sonrisa que se aparecía en sus labios, tenía
un montón de tubos por todos lados, ya los había visto pero hasta ahora me
impactaron de lleno, hable brevemente con él y luego lo deje con mi mamá, ya no
podía estar ahí, no podía seguir conteniéndome, me eche a llorar sin importar
quien me mirara, lloraba como una pequeña niña, en tan poco tiempo y volvía a tener diez años, una breve risita
quiso surgir de mi garganta, cuando caí en cuenta que cuando estaba con Bill
también me convertía en una niña, y él me cuidaba, y me gustaba que lo hiciera.
Lo extrañaba tanto, deseaba que me abrazara, que estuviera conmigo.
Volví a la habitación a relevar a mi madre, tarde tanto en convencerla
de que se fuera a casa, mientras tanto yo me quede hablando con mi padre toda
la tarde, de mil cosas, aunque estuviera dormido yo seguí hablando, incluso le
dije lo mentirosos que eran los hombres y lo fácil que podían hacerte creer en
sus palabras, mi padre se movía para luego seguir durmiendo profundamente.
Me quede dormida un largo rato, era de madrugada y ya no quería
dormir, solo soñaba con él… y eso era una tortura.
No había dejado de llover en todo el día ni en toda
la noche, pero era tan común en este mes, mayo mes de las lluvias, ya casi
terminaba, pero es que ni aquí descansaba de esto, me gustaba pero ya era el
colmo, mire el reloj de nuevo, las tres de la mañana en punto, mi padre estaba durmiendo tranquilamente, era
un alivio verlo así, contrario a lo que dijo esa doctora,
su estado mejoraba considerablemente, fui al baño a lavarme la cara, los
ojos se me veían rojos e hinchados, estaba pálida y con el cabello alborotado.
Salí de la habitación y me dirigí a la cafetería,
donde había solo tres personas, una pareja en una mesa y la chica que atendía. Compre un café y me senté en una de
las mesas, lo más alejada que pude. Rompí un sobrecito de azúcar y se lo
agregue a mi café negro.
Algunas personas pasaban de un lado a otro por el pasillo que se alcanzaba a distinguir desde allí, en su
mayoría enfermeras, uno que otro doctor y algunos familiares de pacientes.
El pecho comenzó a dolerme cuando este acelero sus
palpitaciones, no podía creer lo que veían mis ojos, al final del pasillo
estaba Bill.
Era imposible pero estaba segura. Sintió mi mirada y
por un momento pensé que me llego a mirar directamente pero era imposible,
desde donde estaba él no podría distinguir quien estaba en la cafetería pero yo
si podía verlo, mis pies se movieron por sí solos, poco a poco acelerando el
paso, el ya no estaba ahí, cuando llegue al pasillo ya no había nadie y no
tenía idea de a donde pudo haber ido, lo más cercano era la salida, quizá se
había ido al no encontrarme, corrí mucho más rápido, hasta salir del hospital,
la lluvia me había empapado por completo, no podía verle por ningún lugar, no había
nadie ni siquiera un auto cerca. ¿Había sido mi imaginación?
A las 7:30 a.m. llego mi madre como lo había prometido el día
anterior, me despertó con todo el ruido que hacía, abrió las cortinas y dejo
entrar toda la luz de sol. Era mi turno de irme a casa y ducharme, necesitaba
relajarme un poco.
Llegue a casa y por primera vez desde mi llegada la observe, todo
seguía igual, nada había cambiado, subí corriendo a la que fue y era mi habitación, me quite la ropa y entre a
la regadera, y llore libremente, había acumulado demasiado, pero mi padre
estaba bien, fuera de peligro y en pocos días le darían el alta. Y lo de ayer…
fue un sueño, mi imaginación… ¿qué iba a estar haciendo Bill aquí en México? Y
aun, si hubiera venido no sé iba a presentar a esas horas… ¿tanto deseaba
verlo…? lo extrañaba y no podía más con
eso, no entendía su indiferencia, creí que estábamos juntos ¿porque se deslindó
así de todo? ¿Por qué Bill? ¿Por qué ahora?
Todo el fin de semana lo pase en el hospital, no me gustaba que a mi
regreso lo tuviéramos que pasar ahí… pero al menos estábamos juntos, y
estábamos bien, tanto mi padre como mi
madre se oponían a que me quedara pero yo ni loca me iba hasta que no me aseguraran
que estaba todo bien, el alta se la iban a dar hasta el jueves o viernes
dependiendo de su evolución que yo agradecía porque iba bien a mi forma de ver
las cosas.
Y yo… Yo luchaba conmigo misma para no llamar a Bill, para no gritarle
por una explicación a su indiferencia, pero después de todo ¿como podía obligarlo a preocuparse por mí? a interesarse en lo que me pasaba y de todos
modos necesitaba saber que sucedía con él, ¿porque en estos momentos decidía
alejarse…? Necesitaba saber, que le pasaba por la cabeza, me arme de valor y marque su número en mi celular. No contesto, cuando me convencí de que no
iba a contestar, la tercera vez le deje un mensaje de voz.
Ana: ah… hola Bill, soy yo, es solo que… quería
hablar contigo… Sé qué estarás muy ocupado, yo solo… solo quería saber si
estabas bien... bueno… es solo que…que te he extrañado, ¿sabes? Quizá nos veamos
pronto… o tal vez… hablaremos después, creo… mmm… adiós Bill.
Me puse tan nerviosa, y aun así no creí sonar tan mal, según yo me escuchaba serena, aunque lógicamente en mis
palabras se dará cuenta que no estaba tan bien, me dolía aceptarlo, pero no estoy bien sin él.
Permanecía pegada al teléfono el resto del día, pero no me llamo.
¿Así de fácil pasas de las cosas Kaulitz? No, no me cabía en la cabeza
este desinterés de su parte, era increíble.
(...)
Capitulo 71
Mi teléfono me despertó a la mañana siguiente, eran a penas las siete,
seguro sería Valeria, estire la mano para tomar el móvil sin levantarme del
sillón, la luz me calaba demasiado en los ojos, observe a mi padre, veía todo
borroso, pero escuchaba sus ronquidos.
Ana: bueno-conteste con la voz un poco ronca
Xx: Soy yo- escuche y de inmediato mi sentido de
alerta me advirtió de peligro…
Ana: ¿Bill…?-el solo decir su nombre hacía que mi
cuerpo reaccionara de inmediato.-¿Qué… qué sucede?-Mal momento, ¿ porque
llamaba a estas horas? Cuando no estaba preparada para hablarle, gritarle,
reclamarle, suplicarle…- ¿está todo bien?-dije tímidamente.
Bill: no sé. Tú dime.-Sentenció cortante, su voz
sonaba tan fría y distante que me quede un largo momento sin saber si debía
decirle algo al respecto o dejarlo así-Escuche tu mensaje-aclaro en vista que
no obtenía ninguna respuesta de mi parte
Ana: ah… eso… -Mi mensaje desesperado, del cual
ahora me arrepiento, con razón, le di a entender que lo necesitaba y él se
aprovechaba de esto, pero no podía ser débil ahora. Vamos di algo Ana. Tenía
que decir algo, pero no me salían las palabras.
Bill: ¿Cómo estás?- de pronto me mareo el cambio
repentino en su tono de voz, era distinto, podía hasta notar preocupación.
Ana: estoy bien. Todo está bien.
Bill: eso me alegra-soltó sincero, o eso me pareció.
-¿Entonces…?-se quedó callado pero yo aún
no podía pensar con claridad-¿De qué querías hablar?
Ana: ¿yo?- ¿él había llamado, no?
Bill: si, tú-repuso con impaciencia-sonabas… desesperada-pronuncio
con cierto placer, lo que me desconcertó demasiado, ¿si supieras por lo que
pase, te atreverías a hablarme así Kaulitz?- ¿sabes? Hasta me sonó a despedida
ese mensaje…
Ana: ¿qué?- de pronto cayeron en cuenta sus palabras
en mi cabeza. ¿Si había escuchado el mensaje por qué me llamaba hasta ahora? Si
hubiera estado preocupado lo hubiera hecho antes. Que duro era ver la realidad.
Bill: ¿paso algo?-pregunto pero parecía más bien
como si lo afirmara.
Ana: No… -se quedó callado al otro lado de la línea
al igual que yo, no sabía que más decir, no era necesario contarle lo que había
sucedido, al menos por ahora y
mucho menos por teléfono. Como ninguno
de los dos decía nada se vio obligado a continuar o a terminar con esto.
Bill: bien… en ese caso… estoy bastante ocupado. –Hizo
una pausa.-Adiós Ana.-dijo y eso si
que no me sonaba a un hasta pronto, si no que eso si sonaba a una despedida
definitiva, pero yo no quería eso, solo quería pensar, asimilar… -el seguía en
la línea.
Ana: no te voy a quitar más tu valioso tiempo-le
dije y colgué. Pensé que en cualquier momento llamaría de nuevo furioso pero no
lo hizo.
(…)
En el fondo esperaba que me llamara al menos para
discutir, pero no lo hizo, ni ese día, ni el siguiente, nada en las últimas dos
semanas, varias veces estuve a punto de caer en la tentación, de llamarlo, o
llamar a Tom, seguro el me diría directamente que ocurrió, porque Bill había
cambiado de un día para otro, pero no quería ceder, ¿por qué tenía que ser
siempre yo? No esta vez, prefería hacerme pedazos antes que llamarle, además si
el había dado todo por terminado, era obvio que no quería saber de mí, no
quería nada conmigo ya, entonces que caso tenía. Otra vez me hundía en mi pozo
sin fondo, ya era rutinario que al
terminar el día dedicara un momento para revolverme en la incertidumbre
preguntándome que había pasado, pero nunca obtenía una respuesta.
Valeria: suena bien Camila, yo creo que Ana estará
de acuerdo
Escuchaba a mi compañera de piso acercándose, abrió
la puerta e hizo ademán de que iba a pasarme el teléfono y yo le hice señas
para se abstuviera de hacerlo
Valeria: pensé que estaba aquí, quizá salio a
comprar algo… si, si, yo le digo, yo estoy encantada ya sabes, y ella supongo
que querrá, aunque no lo sé… ya sabes… aja, está bien, cuídate,
adiós.-Colgó. ¿Por qué no quisiste hablar con
ella?
Ana: porque no tengo ánimos, ¿qué te dijo?
Valeria: una invitación… los chicos van a estar en
Italia el primer fin de semana de julio y Camila me ha dicho que estamos
invitadas…
Ana: ¿¡qué!? ¿Invitadas? ¿Quiénes? ¿tu y yo? ¿yo?-dije claramente sorprendida,
no creo que me invitaran a mi, no creo que Bill quiera verme… ¿y yo? ¿yo
estaba preparada para verlo?
Valeria: si, las dos, la invitación la ha hecho
Camila, supuestamente de parte de los cuatro y… le dije que probablemente si
íbamos…
Ana: ah no, yo no voy.
Valeria: pero, ¿por qué?
Ana: ¿por qué? ¿no te acuerdas?
Valeria: bueno, sí, pero que no te parece buen
momento para que de una vez por todas hables con Bill y cierres ese círculo, no
has podido hacerlo…
Ana: lo sé… pero no puedo verlo, que voy a decirle,
y no creo que quiera hablar conmigo Valeria, si Bill quisiera hacerlo, ¡no
crees que hubiera llamado antes?
Valeria: puede ser-acepto- tu quieres terminar con esto y no lo has llamado-hizo una pausa-pero...también puede ser que...Que tal vez el necesita
también cerrar esta etapa Ana-dijo directa, ¿porque a veces me parecía que
hablaba con una máquina?
Ana: lo bueno es que eres mi amiga, no quiero ni
pensar cómo sería si no lo fueras eh…
Valeria: no lo tomes a mal, simplemente si el no
quisiera… ¿tú crees, que le hubiera permitido a Camila invitarnos?
Ana: no sé…-solté esperanzada- bueno tal vez no pudo
decirle que no a Camila, ya sabes lo persuasiva que puede ser, además está la
educación de Bill, quizá hasta culpable se siente y es su forma de compensar
las cosas, yo que sé. No tiene caso. Sabes lo obsesivo que puede llegar a ser.
Valeria: si, pero no, no te hagas cuentos en la cabeza, mejor
ve directamente y enfréntalo. Si quieres hasta grítale, yo creo que se lo
merece, te dije que fue Tom el que llamo solo para saludar y cuando pregunto
por ti le dije que estabas bien, no le mencione nada como me dijiste y Bill
supuestamente estaba ocupado, Tom me aseguro que su hermano no sabía que él había tenido la iniciativa de llamar.
Ana: Lo sé. Por más que quiera verlo, no puedo…
porque no logro entender que paso… Oye… pero, ¿y tú y Tom…?
Valeria: ermm-se aclaró la garganta-bueno hablamos
un poco sobre eso, y quedo en el olvido, el acepto que fue impulsivo al igual que
yo y que no volvería a suceder.
Ana: ah… que bueno, tú estás bien con Dean ahora y
Tom… no sé… seguirá como siempre…
Valeria: es lo más seguro
Ana: ve tú, yo no creo poder
Valeria: vamos, por favor. ¿Qué no es tu sueño hecho
realidad?
Ana: si, pero…
Valeria: pero nada, no podemos ser tan maleducadas,
Bill no fue el único que extendió la
invitación, sino también Tom, Gustav y Georg. Quiero ir Ana, pero si tu no vas,
tampoco yo.
Ana: es que…-el teléfono comenzó a sonar, la
pantallita brillaba sin cesar. -No, no puedo.
Valeria: es Camila. Quiere hablar contigo.
Ana: bien-suspire-pásamela-respire hondo y cogí el
teléfono- Hola…
Camila: ¡Ana! ¿Cómo estás? ¿te dijo Valeria?
Ana: ah… bien, y si, me dijo. ¿Cómo estás?
Camila: Yo feliz, y me encantaría verlas, ojala
puedan ir, tengo muchas cosas que contarles… ¿van a ir, cierto?
Ana: es que yo…no lo sabemos, tenemos trabajo
acumulado y no veo muy conveniente…
Camila: eso lo pueden resolver, además es solo por
el fin de semana, tienen que venir, no me hagas esto… ¡Ya sé!-Escuchaba de
lejos la voz de Camila y mucho ruido de por medio, ¿por qué tenía amigas tan
locas…?-yo sé quién puede convencerte…
Ana: ¿qué? Camila… No estoy jugando, ¿Camila estás
ahí? ¡ Contéstame Camila!
Xx: Camila no está aquí.
Me congele en mi lugar, literalmente con la boca
abierta, el corazón se me acelero. Su voz me agitaba de tal manera… había
olvidado lo que podía provocarme.
Ana: Bill… -murmure a penas y Valeria se quedó quieta
sin mover un solo músculo-que sorpresa escucharte…
Esta muy bueno enserio quiero saber que pasa sigue porfa :)
ResponderEliminarHola, gracias por leer, ya quedaron los sig. dos cap´s.
ResponderEliminar