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domingo, 9 de marzo de 2014

Capitulo 105




Volvió a apretarme entre sus brazos intentando buscar mis labios, y me beso con desesperación, y aunque le quería como a nada no podía evitar dudar de todo lo que me decía.

Sus manos se movieron por mi cuerpo, no podía evitar estremecerme con su tacto y desearle con cada poro, ¿qué más daba si estábamos juntos al menos una vez más? Yo lo necesitaba y por la avidez de sus manos también él.

Bill: estás preciosa…-pronuncio entrecortado apartándose levemente para observarme.-Tenía miedo de que no volviéramos a estar juntos…-una punzada de dolor se me instalo en el pecho, él lo noto volviendo a juntar nuestros cuerpos-¿Qué pasa?

Pasaba que no volvería a haber un “juntos”, esta podía ser una reconciliación pero no amorosa.

Si se lo decía se podía ir antes de lo debido y todavía quería pasar más tiempo con él, sentir su tacto, su piel, su aliento, grabarme bien su voz… 

Ana: Bill… ¿Desde cuándo sabes lo que acabas de contarme?-su cuerpo se tensó ligeramente pero jamás dejo de mirarme

Bill: hace algunos meses…

Ana: ¿Por qué no viniste antes?-le pregunte dolida el porqué de dejarme pasar tanto tiempo de una manera tan miserable.

Bill: No sabía si debía, si… querías verme -Asentí en silencio como única respuesta-Y ahora… te tengo aquí, conmigo, como antes…

Su mirada recorrió mis labios nuevamente, sentí una necesidad desesperante de que me hiciera despegarme un poco de mis pensamientos y  percibía en él, el impulso de querer lo mismo, de querer acercarse a mí y de actuar rápido, antes de que ambos pensáramos en las consecuencias, sin embargo, parecía tener control de sí mismo y disponer de la mayor paciencia, así que lo que yo percibía era más bien solo una sensación, una aunque palpable en el aire quizá solo estaba en mi imaginación, porque todo él, su expresión, su postura, la forma pausada en la que hablaba decía lo contrario, quizá solo estaba dejándose llevar por un mero impulso como mera respuesta a que había sido yo quien le había besado primero, pero quizá no tenía en mente que esta disculpa llegara a más.

Y mirándolo a él e imaginando que expresión tendría yo, me di cuenta lo diferente que lucíamos ahora, después de casi medio año y de que, por más que lo quisiera algo me decía que Bill había cambiado, no era el mismo...

Y pensar que creía que Bill me había engañado por inmaduro, por ser un poco más joven que yo, y que por lo mismo, no sabía lo que quería, cuando era él quien seguro había aprendido a la mala como era la gente allí fuera,  personas buenas, sinceras, como personas mentirosas, y engañosas, él se había visto obligado a ser un adulto a los quince años, a afrontar las situaciones más fuertes y a conocer la soledad rodeado de gente, ahora me sentía tonta y ridícula por insinuar que él era el niño caprichoso que no sabía de nada, cuando él sabía mucho más que yo, tendría muchas más experiencias que yo y ya conocía medio mundo, desee con todas mis fuerzas que Bill no recordara nunca eso.

Deje de observarle y me moví ligeramente, di algunos pasos y espere que la respuesta viniera a mí como por arte de magia mientras intentaba que el tirante del vestido no se me bajara y dejara ver más de lo que se debía, dijo mi nombre en medio de la penumbra y en ese momento supe que lo quería para mí, que todo en él me gustaba y me podría hacer muy feliz y también sufrí porque no sería así.

Ana: ¿Te lo dijo Kim?-me sentía frustrada, enojada como una mujer que iba a colapsar al borde de los celos por tener que mencionarla, porque por más que quería no podía alejar su imagen en mi mente al lado de Bill

Bill: No

Ana: ¿Alex…?-pregunte con cierto rencor y algo así hizo presencia en los ojos de Bill

Bill: Ese cabrón no se ha atrevido a darme la cara-dijo con furia- fue su amigo, Dean. Se lo confió todo a él y por lo que veo ahora está tratando de redimirse, supongo que lo hizo más que nada por Valeria- explico, con irritación me pareció

Ana: vaya… pero, ¿crees que haya sido honesto?-le pregunte con temor- Es decir, ¿no lo haría por acercarse a Valeria?

Bill: Yo también dude cuando me busco para decírmelo pero creo que fue honesto porque en realidad no obtuvo nada y tampoco pidió nada-hablo denotando cierto agradecimiento en la voz- ni siquiera intento acercarse a Valeria, aunque creo que al final ella fue la motivación, además lo vi, más bien, asqueado de lo que había hecho ese hijo de puta   

Ana: Todo esto es… demasiado

Bill: Lo sé. Creí que era justo que lo supieras.  

Me mantuve en silencio mientras él iba acercándose como si fuera la primera vez en la vida que nos viéramos, con sumo cuidado y hasta con cierta timidez.

Bill: No pude dejar de pensarte y de extrañarte. Me has hecho mucha falta.

Ana: ¿Sí…?-sonreí tratando de denotar emoción, el me respondió de la misma manera, con una sonrisa infantil que me pareció honesta.

Me sentí una hipócrita.

Porque lo que en el fondo quería, era solo oír decirme todo aquello, que aunque suponía saber necesitaba escuchar, y sin embargo, ya no me hacía sentir nada.

Había una parte de mí que no le creía, que no iba a creerle nunca más… sin embargo, no dije nada ni retrocedí cuando me tomo por la cadera o cuando tomo mis manos y me hizo ponerlas alrededor de su espalda o cuando el tirante de mi vestido volvió a resbalar por mi hombro y yo lo acomode pero él lo tomo con delicadeza deslizándolo nuevamente.

Bill: ¿Por qué no lo dejas ahí? Es más práctico… estarías más comoda si no estás subiéndotelo cada cinco minutos…

Beso mi hombro con dulzura y creo que estaba dispuesto a besarme en los labios pero empecé a balbucear nerviosa.

Ana: no… no puedo…

Bill: No estoy intentando…

Ana: Creo que deberíamos ir…despacio…

Bill: si…si…-dijo algo sorprendido con la ceja realzada, pensando quizá lo directa que estaba siendo. 

Ana: no me malinterpretes, me refiero…-dije convencida sabiendo que lo necesitaba en mi vida aunque no fuera como yo quería, necesitaba que estuviera en ella-a que podemos empezar por la amistad…

Podía ser su amiga solamente, inclusive me sentía capaz de soportarle ver con alguien más siendo feliz, estaba dispuesta a soportarlo, por él, porque le quería.

Bill: Eso no. –Dijo con seriedad pero sin estar molesto

Ana: escucha…

Bill: No puedo… No quiero eso de ti-dijo tan convencido que ahora la que dudaba era yo.

Ana: es que… lo que teníamos antes… no sé si podríamos serlo de nuevo… -dije conteniendo una inmensa tristeza, evite la mirada porque no sabría que tanto podría aguantar antes de solo llorar como había hecho tantas otras veces, por vez primera estaba olvidándome de todo, le estaba perdonando y al mismo tiempo le estaba perdiendo, porque por fin habría aceptado que lo nuestro no podría ser.

Bill: No vamos a poder ser amigos y honestamente no tengo nada que decir al respecto.-No lo dijo enojado solo se oyó realista

Ana: esta bien, solo… vamos despacio, podemos ver que pasa en los siguientes días… -concluí sobre el tema porque no quería pelear

Bill: esta bien-acordo tanquilo, pude notar como su ánimo subía-Y... ¿Cómo has estado?-dijo cambiando el tema y por lo que veía en el realmente interesado en saber

Ana: Eh… bien… bueno tengo planes de seguir estudiando, una maestría... tal vez…

Bill: ya veo-observe un cierto destello de decepción en sus ojos-eso está muy bien

Ana: ¿Y tú? ¿como están los demás?

Bill: bien, ¿sabes? no hemos tenido mucho contacto últimamente... cada uno esta tomándose unas vacaciones antes de empezar a grabar algo nuevo

Ana: me da gusto escucharlo Bill

Bill: Gracias-ambos nos quedamos en silencio sin saber que decir supongo, creo que a Bill por primera vez le estaba costando estar plantado frente a mí. -Dentro de poco empezare a revisar unos proyectos, por eso vine ahora, antes de sumergirme en ellos por completo-comento sin dejar de mirarme-¿entonces comenzaras a estudiar? ¿Pronto?

Ana: si, lo he estado pensando, no lo había hecho porque no estaba segura en que quería especializarme...

Bill: me da gusto por ti-dijo sincero aunque con una tristeza persistente- esos estudios llevan tiempo...

Ana: un par de años...

Bill: ¿Dónde...?

Ana: pienso estudiar aquí, en México-dije y entonces comprendí que por más que quisiéramos vernos cada uno tenía sus planes hechos

Bill: ya veo...

Ana: si... -en mi mente de inmediato me veía haciendo las paces con Bill  y prometiendo mantener el contacto sabiendo que se quedaría en una promesa.

Nos quedamos en silencio nuevamente, él mirando el jardín  y yo observándole a él, luchando por quedarme donde estaba. Finalmente armándome de valor volví a proponerle lo único que nos podría mantener en la vida del otro.

Ana: lo mejor sería que fuéramos amigos esta vez...-las manos me temblaron, trate de disimular llevándolas tras mi espalda

Bill: Ana... eso... -murmuro con cierto cansansio en la voz-no puedo serlo, no puedo mirarte y verte de esa manera. -volvio a plantarse frente a mi como si le hubieran pegado los pies al suelo-Por lo qué estas diciendo, sé que no te has dado cuenta del trabajo que me esta costando no tocarte…

De inmediato me sonroje, no sabía que decir, me alegre de un modo que no creía posible, y luego volví a sonrojarme por lo incongruente que era pedirle tal cosa, cuando había sido yo primera en besarle.

Bill: ¿Como voy a estar a un lado tuyo hablando como si nada, cuando voy a estar deseando hacer otra cosa?

Me dio una tristeza inmensa, porque yo ya no estaba segura de él, de nada... y él tampoco merecía estar con alguien que de antemano no le creyera una palabra.

Bill: Tal vez no sea como lo que teníamos, tal vez sea aún mejor. Encontraremos el modo. Nunca podría verte como amiga y desearte al mismo tiempo. No sé si es fácil para ti...-dijo dolido sin dejar de mirarme-pero yo... No puedo. ¿Tú si?

Antes de que pudiera responder cualquier mentira o que pudiera desviar el tema, él
ya estaba limpiando una lágrima que rodaba por mi mejilla, me sentí temblar en sus brazos, entonces sus labios me besaron con ansia, abrí la boca sintiendo la calidez de su lengua adueñarse de la mía, y como se tensaba su pantalón de la entrepierna, quise hacerme un lado pero  una mano suya apretó con firmeza mi espalda y la otra subió por mi hombro desnudo. Correspondí a su beso y me maldije por ser tan débil. Da igual, << Esto solo puede ser nuestra despedida>>. Me dije.

Bill me miro desconcertado, como si de pronto no supiera a quién tenía en frente… Se alejó apenas unos centímetros, sus ojos brillaron intensamente, sus labios se entreabrieron y sus manos se aferraron a mi cintura, presionando con mucha más fuerza de la que debía.

Bill: ¿Qué dijiste…?

Ana: ¿Qué…?

Bill: Repítelo.-Me exigió atravesándome con la mirada. Tuve pánico por lo que venía.

Mierda. ¿Qué acaso lo había dicho en voz alta…?

Bill: ¿Una despedida?-pronuncio enfadado-¿A qué estas dispuesta como despedida?-dijo decepcionado

Ana: Ya lo sabes. ¿No es eso a lo que viniste? Seguro te has quedado con esa sensación de haberlo dejado inconcluso… yo no quería que fuera de ese modo… apuesto a que tampoco tú, y… además ambos sabemos que no vamos a volver…-dije tan rápido que no supe si había entendido porque ni yo misma lo hice y tampoco estaba dispuesta a volver a decirlo.

Bill: Lo único que sé, es que no has escuchado ni una palabra de lo que te he dicho, no has comprendido porque estoy aquí.-Dijo muy serio, ya no furioso ni alterado, sino como si los últimos cinco minutos no hubieran sucedido, o como si deseara comenzar desde el principio.-Vine a recuperarte. Vine por ti.

Me quede muy quieta, casi creo que empecé a aguantar la respiración, no sabía dónde meterme y no había sido mi intención llegar hasta ese punto.

Una disculpa, algo superficial, una despedida como cualquier otra pareja “normal”, sin drama, solo resignándonos a lo que ya no iba a ser.

Bill: No sé si te lo dije antes… Pero, necesito decírtelo ahora para que puedas comprender…Yo siempre… Yo... Te... qui…

Ana: No. -Trate de zafarme de sus manos, y por un momento lo logre. -No digas nada por favor-le suplique.

Bill: ¿Por qué no? ¿Tienes miedo…?-sonrió gracioso y volvió a atraerme hasta sus brazos juguetón, quería hacerme reír pero yo no podía procesar nada de eso, estaba demasiado nerviosa como ponerme a seguirle el juego.

Ana: no quiero escucharlo. Ya no digas nada.

Bill: Te quiero.-dijo y mantuvo ese gesto con la quijada firme sin parpadear y con la respiración algo agitada. Lo que quiero saber es... si tú... ¿Me quieres? -Ahí. Otra punzada de dolor.

Abrí los ojos de par en par, deseando que fuera verdad, que no fueran solo palabras. Sentía un ardor en las mejillas, tenía ganas de esconderme en algún lugar, donde fuera, solo quería correr, pero, al menos sería después de decir la verdad.

Ana: Sí.

Bill: Con eso me basta-sus pupilas se dilataron, miro al suelo un momento hasta que una de sus manos tomo la mía, enredando nuestros dedos-Podemos hacer que funcione.

Sabía que había sonreído, una sonrisa nerviosa, mi mente se puso en blanco y el solo me miro como si yo le hubiera dicho que sí, que estaba de acuerdo. Me abrazo nuevamente pegando nuestros cuerpos por completo, recargue la cabeza en su pecho sintiendo como latía su corazón, con mucha rapidez, tenía miedo de que creyera algo que no era, yo ya había tomado una decisión... Una que entre más dejaba pasar más débil se volvía.

Ana: Lo siento-dije con temor-pero no va a poder ser...-La sonrisa de Bill se deshizo, y sentí culpa.-lo que yo siento, o en dado caso que sea verdad lo que me has venido a decir... no cambia lo que hiciste

Bill: ¿Qué?-me miro con terror-¿de qué estás hablando?

Ana: Qué rápido se te olvido…Dudaste de mí, dijiste cosas que jamás hubiera imaginado. La verdad es que no sabía como podías llegar a ser... Y para ser honesta no estoy dispuesta a volver a pasar por eso…

Bill: Estaba ciego, voy a hacer lo que sea para que me perdones… No sabes cómo maldigo ese día. Puedes estar segura que no voy a volver dudar de ti.

Ana: Es bueno que sepas que nunca falte a lo que teníamos, nunca te engañe, pero, ¿De qué sirve?-dije sin poder controlar mi irritación- si en cambio tu si lo hiciste. ¿Con quién más voy compartirte? Ahora si prefiero saberlo.-dije con cierto resentimiento en la voz.

Bill se quedó de piedra, como si hubiera recordado algo, y yo aproveche ese momento para finalmente tomar distancia, no podía estar un segundo más tan cerca de él, además necesitaba fuerza para seguir de pie y firme en mi decisión.

Bill: No, no, no Ana... por favor, puedo explicarlo

Ana: ¿Si? -me reí, no quería sonar tan desagradable pero no lo pude evitar. -No hace falta. No quiero una mentira más... Y cuando vuelva a suceder algo sí, seguro también tendrás una explicación, ¿No es así? Por más que te pueda querer… no podría… ¿Sabes? Todas las personas tienen un límite.

Bill: ¿Terminaste?-dijo tan sorprendido como molesto- Ojalá hubieras dicho esto desde el principio… No me importa que me insultes, porque fui un imbécil y me lo merezco, pero, no tomes ninguna decisión sin escucharlo… sin saberlo todo. –Pidió convencido-Adelante, dime lo que quieras, lo que sientas. Eso tampoco va a cambiar lo que yo siento por ti.

Ana: No estoy dispuesta a volver a pasar por lo mismo, a que me hagas daño otra vez...

Bill: No lo haré. Lo que te dije sobre Kim…fue porque soy idiota, te lo dije porque... porque sentía rabia-dijo avergonzado-Estaba celoso y... dolido. Eso también fue un error. Lo lamento. Lamento todo lo que te dije y lo que te hice sentir.

Ana: No quiero escucharte. No quiero seguir aquí para ver que más se te ocurre...

Bill: Jamás había hablado tan en serio en toda mi vida. Ana... Nunca estuve con ella.-parpadeo y luego me miro atentamente esperando alguna reacción.  

Ana: ¿Qué?

Bill: No te engañe nunca. -No sabía que pensar. Eso quería que me dijera hace tanto. Vivía solo para escuchar eso, pero… ahora… Sentía que me estaba asfixiando ahí frente a sus ojos, quería creerlo con toda el alma, pero no podía.

Ana: Sé lo que intentas y te digo desde ahora, que no va a funcionar

Bill: No estoy intentando nada… Te estoy confesando lo que fue… Lo único que quería era... que te sintieras como me sentía yo... estaba cegado de rabia, por eso te dije que había estado con Kim,  pero, yo nunca te engañe

Ana: ¿Así que solo querías lastimarme? Pues lo conseguiste.  

Bill: Perdóname. Creí que eras tú la que me había engañado… No es excusa, lo sé, hice mal.

No sé porque eso en vez de aliviarme me hizo enfurecer, lo odie por lo que había hecho y ahora resultaba que mi odio estaba infundado. Lo peor era que no me hacía sentir mejor, solo me confirmaba que ninguno de los dos pudo confiar realmente en el otro.

Ana: No te creo.-dije aguantándome las lágrimas, estar enfurecida con él me era de mucha ayuda.

Bill: Estas siendo injusta.

Ana: ¿Yo?-dije en tono irónico-¿Cómo se le puede llamar entonces a como fuiste tú conmigo?

Bill: No sé qué decirte para que me creas, estoy aquí porque te quiero y porque sé que tu también sientes algo por mí. Insúltame, grítame, no importa cuánto duela, eres la única que puede hacerme pedazos... no voy a ir a ningún lado, ¿dime que es lo que quieres que haga para que me creas?

Ana: Nada. Desde que llegaste me has dicho que me echaste de menos, y que me querías pero yo... no he podido creer una sola palabra. -No sabía como pero hasta a mí me helo la sangre mi tono de voz.

Bill: Nunca he querido a nadie como te he querido a ti, no son solo palabras, voy a demostrártelo con hechos, no estoy tratando de convencerte, estoy tratando de salvar lo que nos arrebataron.

Ana: Bill basta ya por favor, porque yo no estoy segura de poder decir lo mismo.-Lo que acababa de decir me había lastimado más de lo que podía ver en los ojos de Bill, pero con el parecía que un simple no, no podría funcionar.

Bill: El que no quieras reconocerlo, no significa que no lo sientas. A pesar de lo que digas...sea lo que sea... escúchame bien... voy a estar ahí cuando lo necesites. No importa lo que sea. Siempre voy a estar para ti.- Hizo que se encogiera el corazón, ya no podía pensar con claridad

Antes de poder detenerme a mí misma ya estaba correspondiendo a su abrazo y respondiendo a su beso, cuando nos separamos sentí una gota salada en la comisura de los labios, era una lágrima, por un momento pensé que era mía hasta que lo vi.

Bill: si necesitas tiempo... dime cuánto… Voy a estar esperándote. Hasta que tus sentimientos estén claros.

Ana: Mis sentimientos están claros. Lo que sucede, es, que soy realista. Si antes no pudimos confiar en el otro, ahora con esto, ¿como podríamos...?  No quiero que me lastimes nuevamente…. no puedo con esto...

Bill: podemos. Juntos.

Ana: No. No quiero. Ya tome una decisión.

Bill: Estoy aquí diciéndote que te quiero, dispuesto a hacer lo que sea para demostrártelo y tú solo puedes ver tu orgullo.

Ana: no se trata de eso, no es por orgullo, nos estoy facilitando la vida a los dos.

Bill: No te equivoques, a mí NO. Yo he pasado los peores días de mi vida. Te quiero de vuelta, y lo que me está doliendo, es que tu no.

Ana: Es que yo no quiero que sientas nada por mí. Quiero que me veas como lo único que te puedo ofrecer. Amistad.- Se alejó esta vez sin ocultar su molestia, me miro de tal forma que casi quise retroceder cuando estaba a punto de tomarle del brazo -Bill…-Intente tocarlo pero se movió rápido, tal parecía que fuera a infectarse -Podríamos ver que pasa más adelante pero por ahora...

Bill: No sé qué pasa contigo-me grito en la cara- No sé... no quiero ni preguntarte porque tu si eres capaz de verme como un simple amigo, cuando es lo último que querría… No te quiero de esa manera, ya te lo dije.

Ana: No lo entiendes, no quiero pasar lo mismo, no quiero darme la vuelta y que me engañes...

Bill: Ya basta. No voy a hablar más del tema. Pensé que había quedado claro que nunca te he engañado con nadie.

Ana: Ponte en mi lugar. No quiero desconfiar de ti a la primera que te vayas, ¿comprendes?

Bill: Lo lamento. Pero tu desconfianza no es asunto mío, es tuyo. Si no me puedes creer... -dijo frío. Sabía que estaba siendo inmadura y muy insegura como nunca pero ¿que no estaba justificado?

Ana: Yo te quiero-dijo con la voz quebrada-pero...

Bill: Tal parece que tenemos conceptos muy dispares... Porque para que me quieras hace falta creer. Y es evidente que tú no lo haces.

Ana: Lo siento, es que esto me supera. Y tú llegas e irrumpes en mi vida de esta manera… esto es muy difícil de asimilar…   

Bill: No, no lo es. Porque yo sí puedo pedirte perdón, yo si estoy dispuesto a hacer lo que sea para luchar por nosotros, puedo darte el tiempo que quieras, puedo olvidarme de cualquier cosa que me pidas. Pero tú…Tú NO estás dispuesta...

Ana: estoy pensando en los dos.

Bill: No Ana, estás equivocada. Estas pensando en ti. Porque eres tú la que no me puede perdonar.

Ana: Si no te hubiera perdonado, no estarías aquí… créeme, y entiende de una vez… ¿¡Cómo vamos a tener una relación… Cuando yo no soy capaz de creerte una palabra!?

Bill: Puedes creerme o no, yo no puedo intervenir en lo que pienses. Ese es asunto tuyo. Solo sé que puedes salvarnos ahora… O condenarnos a ambos… Yo te quiero conmigo, y tú… No sé qué quieras...

Ana: ¿Cómo puedes querer a una persona que te está diciendo que no va a confiar en ti?-moví las manos tratando de hacer ademanes que dieran énfasis en lo que estaba diciendo como si con eso fuera a comprenderme mejor…-¿Qué no va a creer cundo digas que la quieres, que va a desconfiar de ti cada vez que te vayas..? –le decía desesperada al borde de un colapso-Y qué…

Bill: Es muy simple. –Dijo tomando mis manos entre las suyas-Porque nunca había sentido esto por alguien-sus manos se deslizaron recorriendo mis brazos y luego volaron hasta mi cintura aferrándose con fuerza. 

No sé que paso en esos últimos minutos, los dos nos mantuvimos en silencio, calmando nuestro interior, y reprimiendo cualquier impulso  hasta que se volvió insoportable, al menos para mí.  

Ana: Bill… ¿vas a quedarte esta noche…?-seguro me había sonrojado pero la oscuridad no le permitiría saberlo, eso suponía. Yo también me aferre a su camiseta, acerque la nariz a su cuello y respire profundo hasta llenarme los pulmones con su colonia, Bill se estremeció subiendo sus manos hasta mi espalda para pegarme a él completamente

Bill: Podría hacerte el amor ahora, tomarte aquí mismo…-gruño con sus labios muy cerca de mí oído

Ana: Entonces quédate conmigo esta noche…  

Bill: Solo si es con la garantía de que voy a tenerte en mi vida de nuevo-se apartó un momento esperando mi respuesta y ni siquiera para retenerlo en ese momento, se me ocurrió decir que si.

Ana: No puedo.

Bill: ¿Por qué no puedes?

Ana: Ya te lo he dicho. Ya lo sabes.

Bill: Entonces dímelo de nuevo…

Ana: Es que yo… No siento lo mismo que antes… No te quiero con la misma intensidad…

No sabía que pasaba conmigo, nada de lo que dijera parecía ser la verdad, todo me sabía mal,  pero, tampoco podía alimentar una ilusión. Me arrepentí justo en el momento que termine de hablar, Bill se sentó en el sofá, se quedó muy serio pero no dijo nada ni me miro. Así pasaron cinco o diez minutos o tal vez más, parecía una espera sin fin, me aterraba lo que iba a pasar, lo que seguía. ¿Ya lo había perdido?

Ana: Perdóname

Bill: No me tienes que pedir perdón. Después de todo es lo que sientes. Nadie puede obligarte a sentir…

Se puso de pie y yo le seguí de cerca, como imán, resignada, cuando se dio la vuelta tomándome por sorpresa.  

Bill: Voy a volver mañana. No me voy a rendir aún, no puedo obligarte a volver a sentir lo mismo por mí, pero puedo volver a hacértelo sentir…

Ana: después de lo que te he dicho… ¿quieres….?

Bill: Si. Puedes pensarlo, ser honesta contigo misma.

Ana: Bill… es que, ¿no te das cuenta que me lastimas? Preferiría que no sintieras nada por mí. Absolutamente nada.


Bill: No puedo. Puedes engañar a tus propios sentimientos no a los míos. Mañana podrás decirme que no quieres nada conmigo, otra vez. Si definitivamente sigues pensando igual…solo quiero que sepas que voy a cuidarte siempre. Siempre te voy a querer… pase lo que  pase… 



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