¿Vamos a comer? ¿Al
cine? ¿Qué te gustaría…? Dime…
Mensajes como ese me habían estado llegando los días posteriores de
haber conocido a Ángel, insistía mucho y yo le daba vueltas al asunto, en
primera porque tenía miedo de involucrarme con alguien y en segunda… de alguna
forma sentía que mi lugar no estaba con él…
Porque mi mente seguía inundada de una sola persona, ¿por qué seguía
pensando en él? Si cuando estaba con ella… ni siquiera se acordaba de mí…
Acepte. Y esa misma tarde salí para encontrarme con Ángel. Llegue mucho
antes de la hora así que aproveche para dar la vuelta por el centro comercial y
quitarme los nervios. ¿Qué esperaba Ángel de mí? Yo solo podía ir en plan de
amistad, esperaba en el fondo que no pensara otra cosa.
Entramos al cine a ver un filme de suspenso… luego fuimos a comer, a dar una vuelta nuevamente. Lo
examine con la mirada, era atractivo, dulce y simpático. Físicamente era muy
guapo y no había nada en él que se pareciera en absoluto a Bill, eso tenía que
tener un punto a favor, no necesitaba verlo en nadie más. Todo había salido
bien, y habíamos hablado como dos buenos amigos, me llevo a casa e incluso me
acompaño hasta la puerta y fue ahí donde en ningún momento vi venir ese beso…
Me separe de él casi de inmediato y solo ví sus grandes ojos verdes observarme
sin parpadear, podía leer en ellos la intención de repetir esa acción, podía
perderme en su mirada un buen rato…
…]
Tome la taza de café que me ofrecía la azafata, sentí la temperatura
caliente adherirse a mi piel, sople dos veces el vapor que emanaba, dándole un
sorbo y volviendo al presente. Volví la vista al libro de bolsillo que aguardaba
en la diminuta mesita, pero, no podía concentrarme, quería alejar de mi mente
todos los pensamientos tristes y sobretodo necesitaba mantenerme fuerte para lo
que fuera que encontrara… al menos ahí estaría Camila, ella estaría conmigo. Quería
estar en casa, y no camino al pasado… pero necesitaba volver.
[…
Otra vez era él… cinco llamadas perdidas, definitivamente era
perseverante… después de antenoche no habíamos hablado demasiado pero estaba
invitándome nuevamente a salir y si le decía que si… definitivamente iba a
pensar que estaría dispuesta a intentar algo con él y yo no quería eso… ¿o sí?
Ángel era casi algo perfecto, cualquier chica podría enamorarse, ¿por
qué estaba negada a la idea…?
Me cambie lo más pronto que pude y salí corriendo como en los últimos
días había hecho, mi celular volvió a sonar y yo me apresure a subir al auto, si
no alcanzaba a contestar le mandaría un mensaje a Ángel para decirle que
saldría con él esa misma noche. Otra vez iba a llegar tarde… ¿por dónde sería
mejor irme? Tenía que llegar rápido, y a esas horas… baje la ventanilla, y el
vapor caliente se introdujo dentro del auto… saque el teléfono de mi bolsa y
observe el número en la pantalla hasta que la persona al otro lado colgó. Otra
vez ese número… Era Valeria de nuevo y yo no hice más que quedarme quieta y
cerrar los ojos. Apenas estaba saliendo de un gran bache en mi vida como para
que me lo volviera a recordar. Ya me disculparía después por correo, pero
hablar con ella, no. Borre el número y apague el teléfono, recordé que tenía que
llegar temprano así que puse el pie en el acelerador.
Estaba tan sumergida y aburrida en la rutina, sentía que me ahogaba,
tenía que hacer algo…pensaba mientras estaba detenida en el tráfico, quien sabe
cuánto tiempo me llevaría esta vez ahí, quince… veinte, treinta minutos tal
vez… Ángel no me había enviado un solo mensaje… Y eso ya era bastante extraño, ¿se
abría aburrido de tanta negativa…? ¿Y qué me pasaba a mi ahora? Miraba el
teléfono cada cinco minutos para ver si había enviado algo. Que fácil era
acostumbrarse a la atención de alguien interesado en ti. Quizá esta era la
oportunidad de olvidar el pasado y comenzar algo nuevo.
Llegue a casa y fui directo a la ducha, el calor me estaba matando, era
realmente incomodo salir así, prepare la tina y me metí con solo agua fría, me
tome mi tiempo mientras planeaba lo que haría. Podía ir a casa de Ángel e
invitarlo a salir, tal vez a comer o ir al cine…
…]
(...
Imaginaba el camino que tenía que seguir y la manera de afrontar algo que
realmente me aterraba, al menos de esa forma disminuía esa sensación tan
desagradable.
Termine mi café y continúe mi lectura reprimiendo mis miedos. Cuando
baje del avión eran las diez de la mañana, sentía un vacío en el estómago y un
ligero dolor en la garganta. Me puse el abrigo, tome mi bolso y seguí a los
otros pasajeros. Fui por mi maleta y anduve de prisa hasta salir del aeropuerto
y conseguir un taxi. Me acomode la bufanda y me puse los guantes. El vehículo
avanzaba con una desesperante lentitud pero no podía pedirle al conductor que
fuera más rápido, el pavimento estaba resbaladizo, hasta yo sentía la dificultad
para poder desplazarse y me di cuenta que con el menor error aquello podía
terminar en un accidente, sentí una aprensión en el pecho, ahuyente ese
pensamiento y mantuve la vista al
frente.
Cuando entramos a la ciudad el cielo se oscureció pero el auto pudo
desplazarse con mayor facilidad. Me mantuve en silencio mientras el conductor
murmuraba algo sobre el clima y luego encendía la radio. El taxi se introdujo
en el estacionamiento del hospital hasta llegar a la entrada principal del
mismo. Me quite un guante para sacar el efectivo mientras el abría el
portaequipaje y ponía mi maleta sobre uno de los escalones.
Camine de prisa, hasta llegar a la recepción, esos pocos pasos habían
sido los más angustiantes de mi vida. Había una señora ofreciéndome una de esas
sonrisas que te quieren dar a entender que todo iba a estar bien, pero, no lo
estaba, no hasta que la viera.
Ana: Ho…Hola…-mire el reloj en la pared detrás de ella-Buenos días…
X: Buenos días señorita. ¿En qué puedo ayudarla?
Ana: necesito saber en qué habitación esta la señorita Grimaldi…
…)
Termine poniéndome un vestido fresco y colorido de un verde aquea algo
cortito, esperaba que no resultara demasiado atrevido… me deje el cabello
suelto, luciendo el nuevo corte y me puse los zapatos altos que parecían
combinarle. Me senté frente al espejo para ponerme algo de maquillaje y brillo
en los labios. Estaba por terminar cuando sonó el timbre de la puerta. No
esperaba ninguna visita pero ya me estaba imaginando que podría ser él. Se
había adelantado a mis planes.
Baje las escaleras corriendo, desde allí podía vislumbrar su silueta.
Mis ojos se encontraron con los suyos cuando abrí la puerta. Unos oscuros
y atormentados. No me moví, ni si quiera pude hablar, pero por dentro me estaba
tambaleando sin control. Siempre había creído que si volvía sabría que decir, había
imaginado mil veces como sería, pero solo le mire sin saber qué hacer.
-Hola.
Mi cabello se movió con el aire y él lo siguió con la vista. Aún no era
tan tarde y la noche ya lo consumía todo a su alrededor.
No le encontraba ningún sentido a su presencia solo sabía que su lugar
en mi memoria seguía intacto.
Ana: ¿qué haces aquí?-sentí mi voz quebrarse, no sabía de qué forma
pero, me mantuve entera delante suyo. Bill estaba mirándome cuidadosamente. Un
segundo sin parpadear era como volver a ese último día…
Bill: Quería...-su tono de voz delataba que él también recordaba muy
bien todo-Quiero… Hablar…
Ana: ¿Qué?-su voz anhelante me trajo cada una de sus ofensas a la cabeza
y la sangre comenzó a correrme como caballos salvajes desbocados.- ¿¡Hablar!?
Hasta donde sé, todo quedo dicho...
Tenía sentimientos mezclados, por un lado la rabia y por otro el cariño.
Ese que nunca le había dejado de tener, ese que no aun no comprendía porque le
guardaba con tanto cuidado. Por ningún motivo iba a hacer lo que los recuerdos
me sugerían…
Bill: ¿Puedo pasar?-preguntó casi creo con temor.
Eso quería decir que ya se había arrepentido de lo que dijo… De lo que
hizo…
No, no, ¡no!
Sentí pánico de lo que tuviera que decir, de lo que lo hubiera traído
aquí. Mire detrás de él con disimulo esperando ver a Tom o a alguno de los
chicos, incluso a Valeria.
Bill: comprendo…-dijo al tiempo que me miraba suplicante-al menos,
¿puedo hablar contigo?-continúe en silencio tratando de pensar a toda velocidad
si eso tendría algún sentido…pero no podía concentrarme por esa odiosa sensación
de euforia por verle ahí, ante mí, cuando me había resignado a que eso no iba a
volver a suceder.-No has contestado ninguna de mis llamadas…
Ana: ¿Me has llamado…?
Bill: un par de veces…
Ana: ¿eras tú…? Siempre creí que era Valeria
Bill: al principio creí que sabías que era yo y por eso no contestabas
pero ni ella tiene este número-sonrió levemente.
Vi sus ojos dilatándose, brillar con la luz y trate de imaginar cuál era
su intención.
Ana: de haber sabido que eras tú… tampoco hubiera contestado
Bill: Ana… Yo… -murmuro nervioso-Sé que todo termino mal entre nosotros.
Estoy aquí para... Quiero intentar arreglarlo…
Ana: ¿Arreglar…?-la cabeza me dio vueltas, no entendía que estaba
pasando. Ya no podía arreglar nada. ¿Cómo lo haría? El daño estaba hecho. Su
presencia sobrepasaba más de lo que podía soportar. Porque era el peor sufrimiento
saber que le seguía queriendo y que eso no iba a importar de nada.-Vete por
favor.
Bill: Solo te pido que me escuches, solo quiero…
Ana: ¿Cuántas veces yo te pedí eso?-le interrumpí con brusquedad, y me
arrepentí al momento, no quería que notara cuánto daño podía causarme aun. Di
un paso atrás tropezando con el escalón, antes de caer su tacto caliente volvía
a grabarse en mi piel.
Bill: ¿estás bien?-dijo acercándome más a su cuerpo, mucho más de lo que
podía tolerar.
Tenía la sensación de que estaba en un sueño. Incluso que todo lo era.
Que nunca terminamos de esa forma tan dolorosa y que él no se había quedado con
esa horrenda percepción de mí. Los días anteriores, los meses se habían
borrado. Y ahí estábamos de vuelta. Como si hubiera sido ayer cuando hasta
donde yo sabía, habíamos perdido cualquier tipo de lazo o afecto, incluso
respeto.
Ana: No me toques…-le susurre sin mirarle
Bill: Lo lamento…-dijo y sin hacerme caso me acerco a él. Sentí sus
brazos en mi espalda suplicando un perdón silencioso, y mi propio cuerpo casi
acurrucándose al suyo
Ana: No…-podía apenas pronunciar, estaba a punto de derrumbarme ahí
mismo-No lo lamentes…-me aleje lo más rápido que pude, sentía que en cualquier momento
iba a asfixiarme
Bill: Ana…
Ana: No me importa quien crees que eres, no solo porque te apareces aquí
voy a hacer todo a un lado… Yo…-volví a dar un paso atrás esta vez con cuidado,
mi mano se aferró a la manija de la puerta-Estaba por salir.
Bill: Claro-me observo de arriba abajo y por primera vez me sentí
apenada por su mirada-debí suponerlo… Estás hermosa
Ana: Por favor… -señale con la mirada en dirección a la calle-me vas a
hacer llegar tarde…
Bill: Todavía no he hecho nada…-pronuncio serio-pero, no me molestaría
hacer que te quedes…
Ana: Ni siquiera te atrevas…-murmure encarándole, alcanzando a percibir
un recuerdo en sus ojos-después de todo lo que dijiste…lo poco que te importo
como termino… no tienes derecho a…
Bill: Por eso estoy aquí-confeso frustrado-lo que te hice…-pronuncio con
dolor
Ana: No quiero nada de ti-le corte en seco intentando cerrar la puerta
Bill: Por favor…-dijo en un tono de suplica que no creí escuchar nunca
salir de su boca
Ana: No quiero que estés aquí…-le dije casi suplicando que se fuera, no
soportaba ni un minuto más. Bill soltó la puerta y yo pude cerrarla.
Lo observe desde la ventana caminar hasta un auto que le estaba
esperando, se subió no sin antes echar un último vistazo a la casa. Nada más irse no pude evitar romper a llorar todavía más que aquella
vez, y es que su presencia me hacía sentir tan aliviada y miserable al mismo
tiempo.
…